escribir

Escribir: tratar de retener algo meticulosamente, de conseguir que algo sobreviva; arrancar unas migajas precisas al vacío que se excava continuamente, dejar en alguna parte un surco, un rastro, una marca o algunos signos.[Georges Perec]

agosto 28, 2008

La insoportable levedad del pecado

En estos días en que las mujeres mexicanas hemos sido acusadas de todo... desde instigar a la agresión y ultraje sexual, ser casi unas putas... hasta punto menos que asesinas… me acordé de la madre de todas "nosotras las pecadoras", como seguramente tipifica la iglesia a Eva. Ya sabemos como se maneja eso de "las historias oficiales"… siempre las escriben los vencedores o los dueños del poder… así que el cuento oficioso del "pecado original" no tendría por qué ser la excepción. Deben existir muchas interpretaciones contrarias a esa que califica a Eva como la primera pecadora y sediciosa de la humanidad. Aquí les presento una -debida la pluma un escritor nacido en la tierra los tangos, el buen vino… y por supuesto, grandes escritores- y en esta "verdadera historia", como la titula su autor, Eva no aparece como la causante per se de la perdición del inocente Adán, sino como la iniciadora... del matriarcado.


La verdadera historia del pecado original
Antonio Di Benedetto

"A la luz de los conocimientos científicos modernos, se ha establecido que no fue la serpiente la que indujo a Eva a brindar su manzana a Adán.

En realidad, Eva dormía en el huerto del Paraíso, a la sombra del manzano, cuando el fruto prohibido se desprendió y cayó, por la ley de gravedad que Newton enunciaría más adelante.
No sólo la golpeó con dureza, sino que la sacó de sus virginales sueños de doncella. En su vecindad, Adán aguardaba que ella despertara, para invitarla, como todas las tardes, a inocentes juegos. Pero Eva lo creyó culpable: supuso que él, inmoderado en sus travesuras, le había arrojado la manzana a la cabeza. Entonces furiosa, le gritó:

-¡Te la vas a comer!
Él, intimado, se la comió.
Ella quedó satisfecha. Pero ya habían pecado.”

[Autor Antonio Di Benedetto,
Cuentos Brevísimos Latinoamericanos. Antología de Raúl Brasca]

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Y la moraleja es… la próxima vez que tomen una siesta bajo las frondosas ramas de un manzano y la ley de la gravedad, o a la mera madurez del fruto, provoquen que una manzana caiga sobre su cabeza, por favor… no le vayan a echar la culpa a un inocente hombrecito… ni mucho menos... lo obliguen a comérsela...

[Opinión inconfesable: casi que me gusta más la imagen de Eva impuesta a través de los siglos; como que le encuentro más gracia a esa seductora y sediciosa primigenia, capaz de llevar a la perdición a un hombre -que nos dura la Marlene Dietrich
en Der blaue engel-, que a ésta otra mujer dormilona, irritable e impositiva. Eso sí, en ambas versiones el Adán aparece como un hombre carente de voluntad... por decirlo en términos civilizados]


Antonio Di Benedetto y Raúl Brasca son escritores argentinos. Brasca parece ser un experto en las historias breves, llamadas “minificciones”, habiendo realizado varias antologías de otros autores.

Página de Raúl Brasca


Sobre Antonio Di Benedetto
-



Dos minis de Raúl Brasca
AMOR I
A ella le gusta el amor. A mí no. A mí me gusta ella, incluido, claro está,
su gusto por el amor. Yo no le doy amor. Le doy pasión envuelta en palabras,
muchas palabras. Ella se engaña, cree que es amor y le gusta; ama al
impostor que hay en mí. Yo no la amo y no me engaño con apariencias, no la
amo a ella. Lo nuestro es algo muy corriente: dos que perseveran juntos por
obra de un sentimiento equívoco y de otro equivocado. Somos felices.


AMOR II
Pretende que yo estoy enamorada del amor y que a él sólo le interesa el
sexo. Dejo que lo crea. Cuando su cuerpo me estremece, lo atribuye a sus
muchas palabras. Cuando mi cuerpo lo estremece, lo atribuye a su propio
ardor. Pero me ama. Y no lo saco de su engaño porque lo amo. Sé muy bien que
seremos felices lo que dure su fe en que no nos amamos.


Buen fin de semana, no vayan a pecar mucho... solo lo indispensable...


Piensa en mi [Chavela Vargas interpreta a Agustín Lara]

agosto 26, 2008

Acidita... como un limoncito

¿Y a ustedes que opinión les merece lo acidito, la acidez? ¿les parecen algo ofensivo? Desde luego no me refiero al rico sabor del limón; tampoco al malestar estomacal. Este último harto ingrato, lo asocio a esa sensación que me provocan ciertos conductores de los noticieros de la TV mexicana... y la mayoría los políticos de este país...

Hablo de la otra acidez, de esa que es medio parienta de la mordacidad [ironía, sátira, burla, pulla, sarcasmo, quemazón, epigrama, socarronería, detracción, indirecta, reticencia, vejamen, dardo, trágala, mortificación, invectiva, diatriba, acrimonia, veneno, malignidad, acritud, acidez, aspereza]




De esa acidez que para muchos es sinónimo de epíteto, algo que suponen ofensivo cuando se lo aplican a terceras personas... como a mí me fue aplicado una noche de éstas.

¿Cómo puedes ser tan ácida con esa sonrisa tan encantadora que tienes? Jamás lo hubiera pensado de ti, te creía más dulce.
[auch, suerte que no me dijo más fresa, porque entonces a lo mejor si le doy gusto... intentando un poquitín de mordacidad... para que hablara con motivos].

Eso me dijo, casi espetó, entre indignado y decepcionado… cierto caballero... por algo que exclamé respecto de la película que acabábamos de ver. Y yo, por temor a ser acusada de crueldad o algo peor, me contuve para no soltar una sonora carcajada y es que semejante exclamación y sobre todo, semejante o aparente indignación/sorpresa, estaban fuera de toda proporción. Aunque debo admitir que más tarde en mi casa, reflexioné sobre si él tendría un poco de razón, pero como no había con quien consultarlo yo solita me pregunté y me contesté... para llegar a concluir que no, que aún no me he ganado el título de ácida o mordaz.

Porque como yo lo veo, la práctica de la acidez y/o mordacidad requieren talento e ingenio en altas dosis... tantas como el dominio o conocimiento del tema a tratar. Y eso es algo que no poseo... que más quisiera. Y no es que piense que sean cualidades altamente encomiables; pero bien empleadas, en el lugar y momento adecuados, me resultan admirables -seguro que habrá quienes las consideren todo lo contrario. ¿Acaso no, cuando leemos un libro o alguna "sesuda critica especializada" sobre el mismo, en más de una ocasión hemos considerado como algo digno de alabanza el carácter mordaz de dicho escrito? Un ejemplo, el escritor colombiano Fernando Vallejo en su crítica a la Iglesia Católica Apostólica y Romana, llamada La Puta de Babilonia, no podría ser más mordaz, ácido e implacable. [Letras Libres - "Años de indulgencia y La puta de Babilonia, de ...].

Y que decir de uno de mis santos favoritos:

"Todos los imbéciles de la burguesía que pronuncian las palabras inmoralidad, moralidad en el arte y demás tonterías me recuerdan a Louise Villedieu, una puta de a cinco francos, que una vez me acompañó al Louvre donde ella nunca había estado y empezó a sonrojarse y a taparse la cara. Tirándome a cada momento de la manga, me preguntaba ante las estatuas y cuadros inmortales cómo podían exhibirse públicamente semejantes indecencias."

Charles Baudelaire es irónico, mordaz... y certero en esta critica a la doble moral de la burguesía francesa decimonónica. Y lo mejor de todo es que 150 años después... sus palabras siguen vigentes... y universales
.

Así que ¿yo ácida y mordaz? Por Dior, si algún día he dicho algo que pudiera tomarse como mordaz o ácido… ha sido más suerte de principiante, chiripa, que algo premeditado... a mi pesar, en esa materia soy neófita o cuando mucho... una humilde aprendiz.


agosto 21, 2008

Castidades en pleno éxtasis...

Primer tiempo. Santa Teresa de Jesús. Mucho se ha discutido y escrito en torno a la famosa escultura del artista italiano Gian Lorenzo Bernini, Santa Teresa in estasi (1645-1642) -ubicada en el interior de la iglesia romana de Santa Maria della Vittoria. Según cuenta la historia, poco tiempo después de su inauguración, la obra empezó a ser objeto de especulaciones debido a su supuesto carácter blasfemo o transgresor; pues para algunos de sus críticos, que no detractores, la Santa española más que presa de un éxtasis celestial, parece estar extasiada de… amor carnal; estar en pleno orgasmo mientras siente el dardo de amor divino que porta un hermoso y joven ángel... oficiante de cupido.


La primera vez que contemplé esa escultura, quizá influida por lo leído, visto y escuchado, no pude evitar una blasfemia, pensando que si ese era el efecto que producía el amor divino… la vida monacal no podría estar tan mal. Blasfema o no, ya no está aquí el buen Bernini –a quien a la larga, su obra más famosa y encumbrada acabaría por acarrearla descrédito- como para preguntarle que fue exactamente lo que quiso reflejar con su obra, si el amor casto y celestial que experimentaba Santa Teresa hacia Dios; o si bien, quiso jugar con esa dualidad del éxtasis de amor celestial-carnal.




Segundo tiempo. Éxtasis enclaustrado
Y resulta que hace poco tiempo me reencontré con un viejo libro de relatos amorosos del escritor mexicano René Aviles Fabila y ahí, un pequeño cuento me hizo recordar a la hermosa escultura del artista italiano. Pero al contrario de la ambigüedad de la obra sacra, Áviles Fabila sin ningún simulación entrega un breve relato erótico que habla del sufrimiento de una novicia quien se debate, en el encierro de su celda conventual, entre los deseos de su carne joven y los deberes de la castidad y ascetismo... a que debe sujetarse mientras transita por los insondables caminos del Señor... caminos y deberes para los que, bien lo sabe, no tiene verdadera vocación:


Confesiones de una mujer solitaria
"Nuevamente he sido acosada por sueños eróticos, punzada por ellos. De nada me han valido los esfuerzos por alejarlos. Parece no haber cura o remedio. Noche tras noche vuelven. Pienso en hombres desnudos y en violentas escenas sexuales. Al final despierto humedecida. De día trabajo incansable: fatigo mi cuerpo con tareas físicas y mi mente escribiendo sin cesar. Procuro no traer a mi mente seres masculinos, lo mismo que de mis lecturas he alejado cualquier tentación. Los rezos no me sirven, tampoco la confesión. En cuanto caigo rendida de sueño, que supongo reparador, comienza la tortura. Una y otra vez soy violada, tomada, desgarrada. Y gozo hasta que la luz del día me trae el arrepentimiento. Si tuviera valor, me lanzaría de lleno al mundo terrenal al que parezco pertenecer. Dios sabe de mis dudas. Pero no lo haré; estoy destinada a la odiosa espiritualidad y a la soledad del claustro. Trataré, al menos, de encontrar alivio en la literatura, en la poesía, de ocultar esas pasiones que me queman, me consumen lentamente, y que siempre he deseado se conviertan en una soberbia realidad"
[René Avilés Fabila]



Que pasen un extasiante y divino fin de semana


Carl Orff - «O Fortuna!» from cantata «Carmina Burana»

agosto 19, 2008

malestares del alma

 
 
No hay nada en mi cabeza. O más bien, hay un cúmulo de ideas sueltas; pocas coherentes; las más, absurdas... locas. Absurdo e incoherente como de pronto y sin un motivo aparente, me vinieron a la mente las últimas líneas de El amante de Marguerite Duras:

"Y después ya no supo qué decirle. Y después se lo dijo. Le dijo que era como antes, que todavía la amaba, que nunca podría dejar de amarla, que la amaría hasta la muerte."
Creo que nada vuelve a ser como antes; aún así, encuentro algo bueno en esa casi imposibilidad (para dejar un resquicio a los optimistas): queda la nostalgia, la melancolía; sensación que para la mayoría equivale a depresión, para mi no lo es.


Hace unos días en la Gandhi ojeaba un libro del escritor turco Orhan Pamuk (Estambul. Ciudad y recuerdos) el cual, a juzgar pro lo que alcancé a leer, vendría a ser como un canto melancólico, nostálgico, a la ciudad de su niñez, a la ciudad de su padre; aquella ciudad que desde la lejanía del tiempo intenta recuperar; Pamuk utiliza una palabra turca Hüzün, que dice proviene del Corán y fue empleada por el profeta refiriéndose a la sensación de melancolía.]

En algún lado leí que los griegos consideraban a la melania kolis, bilis negra, pasión negra, como una enfermedad, malestar(es) del alma; no en un sentido poético; y al parecer Pamuk comparte esa idea, no obstante que su libro, desde la foto de la portada, me dio la idea de ser melancolía pura. Quizá porque la melancolía, la nostalgia -siguiendo esa idea del Corán y de los griegos-, más que otra cosa encarna sentimientos de pérdida [amores idos o que no pudieron ser; lugares dejados], muchos la reniegan. No obstante, aun significando tristeza ante la pérdida, la nostalgia también permite una forma de recuperación. Es cierto que el ayer no se revive de manera exacta -ni que habitásemos en una película de ciencia ficción- pero a pesar de ello, al menos para mí, lo que me pone nostálgica o melancólica: canciones, películas, fotografías de ciertos sitios, relatos, poemas [Viaje a Portugal de José Saramago, es otro regreso al país de la infancia; el periplo del escritor lusitano acompañado de una perenne llovizna, no podría ser más melancólico… y yo sin conocer Lisboa], me traen de nuevo las imágenes y sensaciones de tiempos idos, de pueblos y ciudades añorados; de esos momentos que algún día me hicieron pensar, por cursi que suene, que la vida bien podría detenerse ahí, tan solo por la bendición de eternizar ese instante.


Bilis negra, malestar del alma o no, regreso siempre, ya sea con gusto, dolor y hasta desesperación... a la nostalgia, la melancolía…


agosto 15, 2008

Escenas de pudor y liviandad

Me preguntáis, marqués, si cuando una mujer os concede el último favor os da con ello una prueba irrefutable de su amor. Sí y no... Las razones para ceder estos últimos beneficios son infinitas. A una la decide la curiosidad; otra, poco aventajada en lo que a belleza se refiere, deseará afianzar al amante con el aliciente del placer; aquélla se convencerá de que necesita conquistar a un hombre con el único fin de engrosar su vanidad; otras cederán a la compasión, a las circunstancias o a la oportunidad, o simplemente al placer... Qué sé yo... El corazón es caprichoso y las razones que le deciden tan singulares y variadas que es imposible descubrir qué resortes lo manejan [Ninon de Lenclos, cartas al Marqués de Sévigné, mediados del siglo XVII]

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El siempre probo, oportuno e impoluto clero mexicano nos da la luz... al fin sabremos como hacer las cosas bien... con esta sublime tesis ya no habrá obstáculos para combatir las violaciones, acoso sexual y demás agresiones en contra de las mujeres mexicanas... es más, ya no habrá acoso sexual, ya no habrá violencia contra las mujeres, mucho menos ultrajes de tipo sexual.

Y para no tergiversar tan sacras palabras ni ensuciarlas con mi viperina lengua (o teclado, pues) y mi natural contraposición a los designios de las alturas eclesiásticas, dejo tal cual un extracto de esta iluminada propuesta ¿u orden divina?. Tiene razón Mosivaís, la Iglesia mexicana ... a veces parece como del siglo XVI... ¿solo la Iglesia?
"En una ficha informativa que sirve de preparación para el Encuentro Mundial de las Familias, que se realizará en enero de 2009 en nuestro país, la Iglesia católica local advirtió que “cuando exhibimos nuestro cuerpo sin recato, sin pudor, lo prostituimos, porque provocamos en los demás sentimientos hacia nosotros a los que no tienen derecho, a no ser que deseemos ser propiedad pública, es decir, que nos prostituyamos aunque sea mentalmente. Eso es la pornografía: una prostitución mental”.

Elaborada por el canónigo metropolitano Sergio Román del Real, la ficha que aborda el tema del “pudor” lamenta que este valor, que regularmente se aprende en el seno familiar, se encuentre deteriorado o francamente no exista.
Hoy, agrega, las jóvenes se visten con minifaldas, ombligueras, mallones y bikinis,
“mostrando su cuerpo como si fuera la cosa más natural, y casi sin ropa permiten dudar que exista el pudor”, dice el texto, reproducido por varios medios de la arquidiócesis de México.
Pero el fragmento más sublime, quizá sea este:

“El pudor es reservar para el ser amado esos incentivos sensitivos y placenteros que llevan a tener hijos. El amor convierte el cuerpo humano en sagrado, en dádiva exclusiva para el ser amado”...

Amén...

Como quien dice, pobrecitos hombres, son solo presas de las provocaciones, la impudicia en el vestir y el comportamiento ligero de algunas mujeres, por eso las agreden o las violan. Pobres víctimas... ellos... los hombres...

Me he quedado sin palabras, demasiada pureza y contención.. y yo... con la moral tan dilatada...
Mon Dieu


Dando la espalda... ¿al clero?
La rusa Natalia Uryadova lanza señales a su compañera durante el partido de volibol de playa contra el equipo de Georgia.


Es de suponer que, a ojos del clero mexicano, la deportista rusa de la foto no debería traer un traje de baño como este... sino uno hasta las rodillas y bombacho... no vaya a ser que un juez o alguien del público la quieran agredir... y todo por andar vestida de manera provocativa...

Buen fin de semana

A manera de colofón de este post... buscaba un video de alguna homilía del Cardenal Sandoval Íñiguez, o algún oscurantista afin pero no lo encontré...

agosto 12, 2008

Ni pénélopes, ni putes

Ni Putes ni Soumises, es el nombre de una polémica organización francesa, ahora extendida a otros países europeos como España, cuyo principal objetivo es combatir la violencia y discriminación de cualquier tipo en contra de la mujer.


Pero putes et soumises, vienen a ser dos categorías extremas en las que hemos sido encajonadas las mujeres. Como si la vida solo pudiera verse en blanco o negro; bueno o malo; oscuridad o luz. Un extremo u otro, pero sin rozar lo que hay entremedio. Únicamente dos opciones: ser la fiel Penélope que se queda 20 años en casa tejiendo y destejiendo, mientras aguarda el regreso de Ulises. O ser la mujer que decide que la vida es más que tejer y destejer… en la espera de un hombre; la mujer que toma el control de su vida y en el camino puede toparse y relacionarse con uno o varios hombres, pero sin supeditarse a ninguno. En alguna época no muy lejana, este segundo tipo de mujer fue considerada casi como une pute. Aún hoy, se sigue admirando a Ulises porque salió al mundo, luchó guerras, vivió aventuras -y seguro conoció a muchas mujeres; fue, vio y venció y ya viejo volvió triunfante a Itaca... donde lo aguardaba la fiel Penélope, quien consumió su juventud entre tejidos y destejidos, supeditando su existencia a ese hombre que no estuvo a su lado para amarla, entenderla y se le reconoce como el epítome de la lealtad y sumisión femenina [y por increíble o chocante que resulte y aunque ahora ya nadie teja, con las adaptaciones pertinentes... aún hay muchas Penélopes aguardando el regreso o la llegada de un hombre, no para compartir con él, sino para supeditarse a él].


En tanto, a una mujer extraordinaria como Lou Andreas-Salomé, inteligente, liberal, adelantada a su tiempo, valiosa por si misma; admirada, amada y respetada por personajes como Friedrich Nietzsche, Rainer Maria Rilke y Sigmund Freud, se le recuerda justo por eso, por estos hombres y no por su pensamiento y su pluma [escribió como 15 libros,; un ejemplo, el estudio sobre la filosofía de Nietzsche Friedrich Nietzsche in seinen Werke]. A ella que nunca supeditó su existencia a la de un hombre, que supo amarlos en libertad y cuya pasión por los hombres jamás suprimió la que tenia por la vida... se le recuerda por su relación con ellos. Al final de sus días, ya medio ciega continuaba escribiendo, viajando, haciendo estudios... sola... la llamaban “la bruja”


Pues NO. De ninguna manera el amor a un hombre significa la pérdida de la propia identidad, el sacrificio de una misma en pos de ese amor; la pasión por un hombre jamás debe cancelar la pasión por la vida.


Y pensar que en pleno siglo XXI, todavía hay hombres que piensan y buscan lo contrario... yo recientemente me topé con uno... Ah y aclaro, no soy una feminista extraviada, ni hago panfletos incendiarios, ni nada parecido...


Ni pénélope, ni pute. Mejor une sorcière (bruja) como Lou.

Andres Calamaro El día de la mujer

agosto 10, 2008

Lleve la oferta, la promoción

"El pasado y el presente solamente son medio para nosotros: el futuro es siempre nuestro fin. Por eso nunca vivimos realmente, sino que esperamos vivir. Alucinados siempre por esta esperanza de ser felices algún día, es inevitable que no lo seamos nunca." [Blaise Pascal]

Hace unos días Hugo sugería que se vendieran pastillas de la felicidad, quizá no tanto para tomarlas nosotros mismos, sino para obsequiarlas los seres que estimamos y que al parecer, en ocasiones las necesitan tanto o más. Desde luego que no se refería al Prozac, ese medicamento que se supone alivia la depresión y proporciona una euforia o dicha... efímera; pero el cual, según recientes investigaciones de científicos británicos, no es tan bueno como se creía [Inútiles, el Prozac y otras “píldoras de la felicidad” - ].

Mientras leo un articulo publicado hace unos tres años, en donde se habla del mercado de la felicidad y se hace una semblanza de los distintos productos que prometen dicha... al gusto del cliente, pienso que esos productos vendrían a ser el vulgar equivalente de las píldoras sugeridas por Hugo. La oferta es variada: tónicos, ungüentos y pastillas para eliminar las arrugas faciales; aparatos, y fórmulas alimenticias que prometen transformar la silueta menos estética... en una escultural; pasando por cuestiones más espirituales como los escritos de Paulo Coello, o el excelso libro de la Secretaria de Educación, (Josefina Vázquez Mota) “Dios mío, hazme viuda por favor”. Desde luego también hay mercaderes en el campo de la astrología y el esoterismo, por ejemplo el inenarrable Walter Mercado –inenarrable porque bien a bien no se sabe si es un hombre, una mujer... o todo lo contrario- o la Madame Zazu; ambos, mediante sus “poderes síquicos”, nos cambiarán la vida, ya sea provocando que ganemos la lotería, encontremos el trabajo de nuestros sueños o bien, que sepamos quien es el fulano o la fulana, con la que nuestra pareja nos engaña –Marichuy tiene serias dudas de que saber esto último nos proporcione felicidad, pero bueno.

Y por supuesto que en estos tiempos de mercadotecnia globalizadora... la religión no podía faltar como panacea para acceder a la felicidad y para ello, el mercado pone a nuestra disposición ofertas religiosas diversas, por ejemplo el adentrarnos en el conocimiento y aprendizaje de la Teología de la Prosperidad; o quizá por su más fácil acceso [los cursos de la Teología de la Prosperidad no son gratis], está el conocido reality show “Pare de sufrir”, producido por una empresa brasileña y que al parecer tiene un creciente número de adeptos. Y es que nada tan exitoso como lucrar con las esperanzas y los sueños de los seres urgidos de promesas y de ilusiones... y que mejor que hacerlo en el nombre de Dios.

La oferta es infinitamente más extensa y cada día surgen nuevos productos que prometen la dicha, porque como en los IPod, computadores y demás adminículos de la alta tecnología, lo que hoy está in, mañana ya es démodé... pero no hay porque preocuparse pues siempre habrá un buen samaratino mercadólogo que se las ingeniará para ofrecernos nuevas panaceas... porque, como dijo el sabio Miguel Ángel Cornejo: no es feliz... el que no quiere...

Y mientras en pleno siglo XXI los mercaderes de la felicidad se inventan nuevos chunches para timar, perdón, para auxiliar a la población urgida de esperanzas...
Blaise Pascal lo tenía tan claro desde hace cuatrocientos años: no hay que esperar a vivir... hay que hacerlo... y eso no es consejo de autoayuda... quizá por eso nadie hacemos caso de las sabias palabras de ese prodigioso matemático y filósofo francés.

Pero para un momento feliz... la extraordinaria voz y estilo de la cantante alemana Ute Lemper... como arrancada del cabaret berlinés de los años 40's del siglo pasado...

Ute Lemper in Paris- Youkali-tango (Weill)

agosto 06, 2008

Añoranza... pero sin azotes

"…se muere siempre demasiado pronto,
aunque sea a los 80 años "

[José Saramago, Cuadernos de Lanzarote]

Hay días en que así de pronto y sin que medie un motivo aparente, resurgen recuerdos un tanto tristes. Así me siento hoy. Entre todos mis muertos -familiares, amigos, artistas que he admirado, etc.- hay dos que aún me siguen doliendo; un dolorcito quedo, pero latente. Y lo peor de mi cursi extrañamiento, es que ambos padecían enfermedades terminales, donde el alivio más digno era la muerte y no había forma de escapar. A sabiendas de eso, debe estar mal seguir reviviendo su recuerdo; probablemente si algún psicólogo de banqueta, o de a “devis” leyera esto, me saldría con el típico “déjalos ir”… pero… siendo distantes entre sí; disímiles en edad, origen y tipo de vida, sus muertes me dolieron por igual, como pocas cosas me han dolido en la vida. Los amé de distintas maneras; me fueron entrañables, me dejaron enseñanzas. Algún día escribí aquí que solo se debe añorar a los amantes muertos, nunca a los vivos. Bien, ambos están muertos, los sigo añorando… pero ninguno fue mi amante.

Ella, mi abuela; mujer de enorme fortaleza, por momentos revestida por una capa de dureza; integra y fascinante –comos supongo que son todas las abuelas. Su muerte a los setenta y tantos, a causa de un fulminante cáncer de páncreas, era lo único que podía suplicarse a fin de que cesaran los dolores que esa enfermedad le provocaba. Lo sé, pero carajo(!¡), aun suelo “pelearme” con Dios por haberle dado esa muerte después de las cosas que afrontó tras enviudar, a los cuarenta y pocos, del mujeriego y dilapidador de mi abuelo. La lloré tras conocer el diagnóstico médico; la lloré porque no me dejaban entrar a terapia intensiva; la lloré tanto, que una tarde el doctor, harto de mis chillidos, me dejó colarme a terapia intensiva y ahí me despedí de ella, llorando a moco tendido; se supone que estaba inconsciente y a lo mejor fue la obnubilación de mis lágrimas, pero juro que se removió en la cama. Ahí paré de llorar, le di un beso y salí del maldito hospital.

El, mi amigo Uriel. Un gran corazón oculto tras ropa de firma; vivía en permanente carrera contra el tiempo. Uno lo veía y podía equivocarse pensando que era un frívolo, snob y vacío. Pero esa imagen era solo la coraza que protegía a un hombre frágil, sensible y soñador al extremo, pero lleno de miedos; miedos que le impidieron aceptarse a si mismo en su preferencia sexual distinta la marcada por la sociedad. Morir de SIDA antes de cumplir 30 y sin haber vivido algo así como “la pasión de su vida”, me pareció muy jodido. No quiso que lo viera en los últimos meses: “Chuyita quiero que me recuerdes como el hombre más frívolo que has conocido; o ese que te regañaba por ser ingenua, tonta y no volverte una cabrona, como deben ser las mujeres para evitar sufrimientos; recuérdame cuando te arrastraba a comer sopes ahí en Lorenzo Boturini y tu morías de vergüenza porque el puesto estaba afuera de un hotel de paso y si algún conocido pasaba por ahí... iba pensar que íbamos saliendo del hotelucho; piensa en aquella noche cuando nos emborrachamos y en medio de lágrimas, terminamos riéndonos a carcajadas de nuestra mísera vida amorosa. A ese Uriel quiero que recuerdes. No a este hombre acabado, que se pudre mientras va muriendo”. Al otro lado del teléfono, yo sentía la garganta tan cerrada que ni siquiera pude llorar; la rabia me lo impidió. Creo que por eso aún lo añoro y le reclamo haberme dejado.

Pero... aunque no lo parezca... no me azoto… solo los extraño… será porque en estos días ambos han celebrado un aniversario luctuoso más y el vacío dejado… sigue intacto…

Pink Floyd-Wish You Were Here

agosto 03, 2008

Dejémonos de azotes pues...

Este post está dedicado a Champy, por su persistencia en el optimismo, aún en esta realidad poco optimista; y a Jolie, por ser una Penélope que teje historias y confía en la aparición de un Ulises moderno.

Sé que he andado muy poco optimista, que mis azotes no invitan nada a la complacencia; me he azotado y sé que a la mayoría no le gusta leer -en un blog- cosas desagradables, quejas y azotes sobre su país... que para eso basta con abrir los periódicos. Estoy absolutamente consciente y por ello casi nunca toco esos temas, lo cual no significa que las cosas dejen de pasar o que yo no me de cuenta de que suceden; y a veces no puedo evitar hacer algo de catarsis y despotricar un poco... o un mucho. No sería yo ni no lo hiciera, que una no pude renegar de quien es y hacerse cocowash así como así; yo al menos no puedo... ni quiero. Como sea, trataré de evitarlo en lo sucesivo... hasta donde pueda.

Así que a dar vuelta a la página e intentar cosas más gratas o por lo menos distintas.

Me gustan las historias de amores trágicos, desde niña me han llamado la atención; seguro que por eso los filmes harto melosos y con happy end, no me gustan mucho y hasta me parece que ciertas películas se echan a perder con un final feliz. En la historia de nuestro mundo,-siempre contada por los ganadores y nunca por los perdedores- el amor de Cleopatra y Marco Antonio, distorsionado, embellecido y envilecido, ocupa un lugar destacado pues conjuga amor, poder, inteligencia, traición; tragedia al máximo en una sola pareja. Más allá de los mitos creados a su alrededor Cleopatra debió ser una mujer fascinante y no me refiero a su físico, sino a ella en conjunto: poderosa, matriarca culta, rica, intensa y apasionada; una Diosa y no pedazos. Y viendo quien era ella, no puede evitarse preguntar ¿cómo fue posible que esa gran mujer se perdiera así por el amor de un hombre? He ahí el quid en la tragedia de Los Amantes del Nilo; quid que bien podría reducirse a un simple “y se enamoró como se enamoran las mujeres inteligentes: como una idiota”.

De niña imaginaba a Cleopatra llorando y arrastrándose de dolor por la muerte de su amante Marco Antonio. Trágico donde los haya, ese amor debió ser intenso, complejo, envidiable... y peligroso. O a lo mejor yo lo percibo así debido a mi cursi imaginación; seguramente el tiempo lo ha transformado en un mito, en un ideal, en algo fuera de este mundo. De cualquier forma, ya sea mito, mentira o realidad, pienso que amar como se amaron ellos, aún con sus miserias, traiciones, altísimo costo político, muerte etc; vale mucho más que diez historias tranquilitas y sin grandes emociones, ni pasiones o altibajos. Mejor amar así, aunque sea una sola vez en la vida, a no hacerlo o a hacerlo como quien come porque hay que comer y no porque sienta verdaderos deseos. Será porque siempre he creído que vivir la vida sin pasión, cuidando que nada te afecte y cubriéndote de una coraza que no deje entrar ni daños ni ardores... debe ser muy triste...

En fin... y siguiendo con mi costumbre de poner videos que nada tienen que ver con los post, van dos, ambos llamados Arráncame la vida, el primero es el trailer oficial del film mexicano que pronto llegará a las pantallas y el segundo, es el tango homónimo compuesto por Agustín Lara, en la espléndida voz de Eugenia León.

Arráncame la vida (el trailer)


Arráncame la vida, el tango con Eugenia León