fotograma de La Grande Bellezza
Según algunos
críticos, el más reciente film del cineasta italiano Paolo Sorrentino es una
especie de La Dolce Vita en tiempos de Berlusconi. Y sí, algo hay de eso. Por
más que algunos fans del film se molesten por las comparaciones con el clásico
de Fellini, es imposible no hacerlo. Vamos, el propio director lo reconoce
(creo que le agradeció a Fellini —¡y a Maradona!— en la entrega del Óscar). Y
no tendría por qué ser negativo. Si uno ha de abrevar en la obra de alguien más, mejor
que sea en la de un maestro como Fellini. Pero más allá de las referencias
obligadas y las comparaciones obvias, creo que el film de Sorrentino también
podría verse como una elegía a Roma, a la vida romana, enfiestada, hermosa,
llena de arte y a la vez vacua y melancólica, donde el pasado (pesado)
histórico y artístico va de la mano de la frivolité, tanto como “los trapos y
las pizzas” que han dado nombre a Italia (dicho por Jep Gambardella).
Y no sólo eso, La Grande Bellezza asume sin disimulos la influencia de la literatura
en el cine. Imposible no destacar la cita con la que abre el film, las primeras
líneas de la obra maestra de Céline:
“Viajar es muy útil,
hace trabajar la imaginación. El resto no son sino decepciones y fatigas.
Nuestro viaje es por entero imaginario. A eso debe su fuerza.
Va de la vida a la
muerte. Hombres, animales, ciudades y cosas, todo es imaginado. Es una novela,
una simple historia ficticia. Lo dice Littré, que nunca se equivoca.
Y, además, que todo
el mundo puede hacer igual. Basta con cerrar los ojos.
Está del otro lado de
la vida.”
[Louis-Ferdinand
Céline. Viaje al fin de la noche.
Edhasa, 1932-01-01. iBooks].
Y sin embargo, con
todo y las referencias literarias que se dan a lo largo de la película, parece que su fuerte no es un rico o complejo
guión. Y quizá no haga falta. Todo está contado a través de las imágenes, de la espectacular puesta en escena que logra el cineasta Paolo Sorrentino. La Grande Bellezza es un viaje por una
Roma tan hermosa como decadente. Viaje conducido por Jep Gambardella, un
escritor-socialité-guía interpretado por el actor Tony Servillo. Personaje que encarna todo lo que uno esperaría de un
italiano: atractivo, arrogante, elegante, seductor, culto, un poco cínico, pero
siempre dueño del «savoir faire» (son clichés lo sé, pero no por ello menos ciertos). Un hombre que ha visto pasar sus mejores días como escritor (sólo escribió una novela que unos definen como
«obra maestra» y otros como una pavada, pero que bastó para darle el
reconocimiento de la intelectualidad, los medios y la pretenciosa clase alta
romana), pero que aún disfruta de las glorias que estos le dejaron. Una frase suya da
una idea de su desencanto, asumido sin asomo de autoconmiseración:
“No hay que tomar demasiado en serio a los escritores. No hay que tomar nada demasiado en serio.
Lo único que debería tomarse en serio es la carta de un restaurante…”
Finalmente, algo
sobre mi idea (quizá equívoca) de que no hay un gran guión en “La Grande
Belleza”: en algún momento le preguntan a Jep Gambardella por qué no ha
vuelto a escribir otra novela (siendo tan buen observador) y él responde que
ahora sólo ve la nada (fatuidad) a su
alrededor: “si Flaubert no pudo escribir una novela sobre la nada, menos podría
yo”. Eso me dejó pensando que tal vez Sorrentino sólo quiso hacer una película
sobre la nada… o sobre el “todo” que es la nada. Una empresa tan desmesurada como [por momentos] este film…
___________________________________________
(Si desean leer más que estas líneas atropelladas, Carlos Bonfil escribió una reseña sobre La gran belleza Lo mejor del film para
él: su retrato del intelectual desencantado).
***
6 comentarios:
Justo iba a verla esta semana.
Me han hablado genial de esa peli :)
Contigo dos reseñas y ambas desde su punto de vista, me dejan el deseo de ir a verla...No es la primera vez que me pasa con una reseña tuya, gracias y saludos!
He visto el trailer y me flechó. Muy bueno tu post.
No sabes la pena que tengo de no haberla visto aún, todo el mundo me habla maravillas de ella.
Un besote, querida Marichuy.
A mi modo de ver es una nueva obra maestra del cine italiano. No quiero hacer comparaciones, conozco Roma, y disfruté muchísimo esta película. El papel de Tony Servillo magistral.
Un abrazo.
Creo que todos los que hemos tenido la posibilidad de viajar a roma sabemos que es una ciudad fantastica, y por eso vale la pena conocer y visitar cada vez que uno tiene la oportunidad. Como fui hace muchos años sola, me gustarìa poder ir nuevamente pero con toda mi familia
Publicar un comentario