escribir

Escribir: tratar de retener algo meticulosamente, de conseguir que algo sobreviva; arrancar unas migajas precisas al vacío que se excava continuamente, dejar en alguna parte un surco, un rastro, una marca o algunos signos.[Georges Perec]

marzo 30, 2010

pasiones y arrebatos


Durante la adolescencia tenía la peregrina idea de que los "notables" -grandes escritores, poetas, filósofos, estrategas militares, historiadores, científicos, etc.-, a la hora de enamorarse, aún siendo presas de la más ardorosa pasión, eran inmunes al romanticismo que nos es común al resto de los seres humanos, ese que oscila entre la cursilería sin tapujos y el empalague absoluto; tontamente creía que ellos, "los notables", eran dueños de un algo especial que los mantenía a salvo de ciertos ataques de amor más propios de adolescentes primerizos. Obvio, vivía en el error y con el tiempo, como me pasó con tantas cosas, dejé de creer semejante absurdo. Ahora, después de leer Breve tratado de la pasión (libro integrado por cien textos -entre cartas y poemas- seleccionados y compilados por el escritor y editor Alberto Manguel, escritos al calor de la pasión amorosa o el dolor de la ausencia, por personajes tan disímbolos como Miguel Hernández, François-René de Chateaubriand, Pierre y Marie Curie, Oscar Wilde, Simone de Beauvoir, Napoleón Bonaparte, Walt Whitman, Goethe, Rosa de Luxemburgo, James Joyce, Lucrecia Borgia y un largo etcétera…), cualquier duda que mi terquedad aún albergara ha pasado a mejor vida.

El libro brinda oportunidad de poner en práctica el placer -ya ni culposo- del voyerismo, permitiéndonos husmear en los amores ajenos a través de las misivas que los amantes de antaño se escribieron o de los poemas que otros les dedicaron. En su prólogo, Manguel hace un breve relato sobre cómo, a la hora de amar -tal como se dice de la muerte-, los humanos nos igualamos: desde el más modesto y anónimo adolescente hasta el filósofo más sensato y reputado, pasando por uno de los mayores estrategas político-militares que ha conocido la humanidad o una de las parejas de científicos más destacadas de la historia, todos reaccionamos casi igual. Lo mismo el filósofo que el poeta, los científicos, el estratega militar... y cualquiera de nosotros, escribimos cartas de amor y hasta ensayamos poemas que destilan ardor y excesos de melcocha. Escritos que no siempre -aunque sí mayoritariamente- tienen como finalidad que el causante de nuestra pasión conozca (y corresponda) nuestros sentimientos; a veces, el amante (entendido como el que ama) sólo busca un desahogo a su desesperanzado amor. Claro que como en todo... hay niveles... hasta en los excesos de empalague y cursilería; pero al final de cuentas, lo que no varía mucho son los arrebatos de pasión. Y quizá los seres anónimos podremos tener un consuelo o ventaja sobre esos "notables" amantes de antaño: dentro de 200 años... nadie leerá en un libro impreso, o en un Kindle, las decenas de cartas y "poemas" cargados de pasión y desbordantes de melosidad que alguna vez escribimos.

«Quien se enamora procede de una de dos maneras: calla y sufre o, por el contrario, busca proclamar su amor, hacer que aquel o aquella que lo ha trastornado sepa que es la causa, la fons et origo de su arrebato: En este último caso, es frecuente que el enamorado escriba» (en la actualidad quizá envíe e-mails en vez de epístolas manuscritas). [Alberto Manguel, Breve tratado de la pasión. pp. 10]

«"Más que los besos, son las cartas las que unen las almas", escribió John Donne en el siglo XVI. Pero la unión de las almas no es la única misión de la correspondencia amorosa. Ser sus lectores alienta también nuestra vocación de voyeur. Ya que sabemos que esa poesía, esa carta no nos estaba destinada, nos convierte al leerla en tácitos chismosos, en invisibles partícipes espiando por el ojo de la cerradura el intercambio amoroso de una pareja de la cual no formamos parte. Nosotros, que juzgaríamos con horror la indiscreción de escuchar detrás de una puerta los juegos eróticos de nuestros vecinos, aceptamos tranquilamente abrir (por así decirlo) la correspondencia privada de un Joyce o de un Miguel Hernández para enterarnos de aquello que, en su rol de amantes, susurraban al oído de sus amadas.» [Alberto Manguel, Breve tratado de la pasión. pp. 13]

Para finalizar, tres de los textos incluidos en el libro (no pongo más por dos motivos: no alargar, todavía más, esta entrada y -ejem- la flojerita de teclearlos):

De los menos arrebatados y empalagosos, esta carta del poeta rumano-francés Paul Celan

París, 7 de enero de 1952

Maïa, mi amor, querría saber decirte cuánto deseo que todo esto dure, nos dure, nos dure siempre.
Cuando me acerco a ti tengo la impresión de que abandono un mundo, de que escucho puertas cerrándose detrás de mí, puertas y más puertas, porque son muchas las puertas de este mundo hecho de malentendidos, de falsas claridades, de farfullos. Puede que me queden todavía otras puertas, puede que no haya atravesado aún toda la extensión sobre la que se esparce esta red de signos que extravían, pero yo vengo, sabes, me acerco, el ritmo –lo siento así- se acelera, los semáforos tramposos se apagan uno tras otro, las bocas mentirosas se cierran sobre su baba –ya no hay palabras, ya no hay ruidos, ya no hay nada que acompañe mis pasos. Estaré ahí, cerca de ti, en un instante, en un segundo que inaugurará el tiempo.
Paul


Escribirle a alguien que ya no está en este mundo, tan romántico como doloroso

Mi vida ha sido un vértigo inmenso. Ahora tengo los cabellos grises. Tengo tal cantidad de lágrimas en la garganta, que me bastarían para beber toda la vida. ¿Por qué Tonio, mi Tonio, mi esposo, mi mal, mi cielo, mi infierno, te has ido para no volver jamás? Aún sin noticias tuyas y el año ya se termina. Tengo que aceptarlo. Y si lo acepto es para quererte más. ¡Cómo te habría querido si hubieras vuelto¡
Consuelo
 [Carta de Consuelo a Antoine de Saint-Exupéry después de su muerte]


Si hemos de creer todas las cosas que se cuentan acerca de Lucrecia Borgia, y no hablo de sus aventuras sexuales sino de sus intrigas palaciegas, queda claro que la Donna era todo... menos tonta. En este fragmento de una carta a su pretendiente (y acreedor) Pietro Bembo, algo de su mítica capacidad manipuladora se deja ver…

 [c. 1517]

Mi muy querido Señor Pietro,
Sé que la sola espera de lo que se desea representa la parte mayor de la satisfacción, pues la esperanza de poseerlo aviva el deseo. Cuanto más raro es, más precioso parece; y cuanto más común, menos. Por eso he decidido aplazar mi respuesta hasta este momento, pues esperando cierta exquisita recompensa por vuestras exquisitas cartas, vos mismo os habéis convertido en la fuente de vuestro propio placer; vos sois deudor y creditor a un tiempo…
[…]

Su Duquesa de Ferrara

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Título: Breve tratado de la pasión
Selección y prólogo: Alberto Manguel
Editorial: Lumen, México 2008

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Post Scriptum. Mientras la comunidad bloguera -la mayoría- vacaciona, aprovecharé para postear cosas que probablemente a casi nadie (por no decir nadie) le resulten de interés, como el tema de este post y algún otro relacionado con el cine.
Post Scriptum 2. Intentaré -no aseguro nada, jeje- que los post siguientes no sean tan largos. 

Bon voyage (buen descanso o buen lo que sea)


 

imagen: fotograma del film The Age of innocence

54 comentarios:

malbicho dijo...

pues yo creo que este tema nos interesa a todos, alguna vez también me asomé a las cartas de amor de varios notables de la historia y el arte, la que más me gustó fue una de lord byron que casi memoricé, y es que, como dice pessoa: "toda las cartas de amor son ridículas/no serían cartas de amor si no fuesen ridículas...Pero, al fin y al cabo, sólo las criaturas que nunca escribieron cartas de amor sí que son ridículas"

feliz descanso, que disfrutes la ciudad semivacía

Valeria dijo...

bueno, por lo mismo a mi me parecIa que todos esos personajes cuando se enamoraban eran mega intensos, de esos que ahora ya son escasos.

saludos

marichuy dijo...

Bichi

Pessoa se pasó, de plano les dice ridículas; se me hace más duro que decirles cursis -igual es lo mismo-

De Lord Byron, el libro incluye dos misivas

«Piensa en mí alguna vez, cuando los Alpes y el océano nos separen; aunque nunca lo harán a menos que tú lo desees.»
(últimas líneas de la carta de Lord Byron a Teresa Guiccioli, fechada en Bolonia en 1819)

Y lo que decía otro notable

«Pero tal vez, una correspondencia entre dos personas que se han amado ofrece aún algo más triste; porque ya no son “los hombres”, sino “el hombre” lo que se ve.» Las cartas de amor, François-René de Chateaubriand.

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Feliz asueto.

marichuy dijo...

Val

Nooo; si de la intensidad -de esa que ya no hay-, yo no dudaba ni un ápice. Mis creencias iban en torno a la ausencia de cursilería y exceso del melcocha (que, manías mías, yo distingo de la mera cursilería)

Saludos

virgi dijo...

Yo descanso del trabajo, pero no me voy a ningún lado, sólo mar cercano, familia, libros...
Y de libros vamos, yo tengo la Historia de la lectura, de Manguel. Ahora veo la que apuntas acerca de la pasión amorosa, en forma de cartas o poemas. Los ejemplos que pones son muy ilustrativos.
¡Ah, otra cosa! Curioso que digas que escribirás algo sobre el cine, a mí también me dió por ponerme a recordar mis pelis preferidas (ya sé que lo leíste, tesoro)en estos días...
Un abrazo, disfruta de tu ciudad

emilio dijo...

Aquí uno que no se va de vacaciones... así que seré uno de los que vaya leyéndote... jajajja
Pero porfi, mas cortitos.

Un abrazo amiga.

Xabo Martínez dijo...

Mi querida Marichuy, gracias por la recomendación del libro, tengo ya un rato siendo aficionado al genero, desde las puramente ficticias, (Heroidas, de Ovidio, en trad. de A. Alatorre) hasta las “cartas a milena” de Kafka. Mucha tinta ha corrido llevando mensajes de uno a otro lado, y que a nosotros en calidad de “Voyeur” atestiguamos.

Un abrazo.

Kyuuketsuki dijo...

A mi lo que me resultó impactante fue darme cuenta, en un momento determinado, de los estúpidos que podían volverse ciertos personajes por el arrebato pasional. Justo como todos nosotros.

Me encantó tu libro y eso que aún no lo conozco (físicamente). Tendré que buscarlo muy pronto.

P.D. Publiqué un pequeño adéndum en la última entrada del blog, si gustas pasar a verlo...

marichuy dijo...

Querida Virgi

El libro de Manguel, para muchos podrá parecer incompleto, que le faltó incluir a los más notorios autores de misivas. No obstante, creo que su atractivo reside justo en que varios de los escribidores de cartas o poemas seleccionados por él, no suelen aparecer muy menudo en ese tipo de compendios.

En cuanto a los ejemplos que elegí, es una selección caprichosa, que decidí un poco por los contrastes existentes que pueden existir entre alguien como Paul Celan y una mujer como Lucrecia Borgia.

Sipi, me encantó tu recuento fílmico; por mi parte, pensaba en una película en específico y más todavía, en alguna reflexión que me surge a partir de ella.

Un beso y gracias

marichuy dijo...

Emilio

Jajá, tomaré en cuenta esa puntual sugerencia y trataré de abreviar el rollo.

Un abrazo

Unknown dijo...

Marichuy... bueno me gusta el tema que has tocado... y coincido con la hipótesis que vas desplegando a lo largo de tu prosa... a la hora de amar... a la hora de sufrir por amor... a la hora de enamorarnos a primera vista o no ser correspondidos... todos nos igualamos... todos caemos presos de las mismas pasiones... No me voy de vacaciones así que te seguiré leyendo y el tema me pareció sumamente interesante... y si escribes de cine también porque soy un fanático jejej
Seguimos en contacto...
Un fuerte y cálido abrazo!

marichuy dijo...

Querido GAB

No sabía de tu afición a la correspondencia de los famosos. Qué gusto tener esa afición en común.

Siempre he pensado que entre los muchos puntos elevados de la literatura del Siglo XIX, está la correspondencia epistolar intercambiada entre varios insignes personajes de la época (y no sólo escritores). En el siglo XX, siento, la tradición se debilitó un poco, pero aún hubo gloriosos ejemplos como el que mencionas de Kafka. Pero siento que pasado el medio siglo, la correspondencia epistolar empezó a perder fuerza y así siguió hasta llegar al Siglo XXI. Y es que ahora, en tiempos de facebookear, twittear, et. al., escribir cartas (aunque no sean de amor), pareciera algo absolutamente démodé. Una pena.

Un abrazo

marichuy dijo...

Kyuuketsuki

Jajá, eso mismo digo: que a la hora del arrebato amoroso, la cursilería (y a veces la tontera) no reconoce ni patria ni renombre.

El libro me encantó; las cartas de Napoleón Bonaparte a Josefina o la que Jean Cocteau le escribió a Jean Marais, son de una amoroso que por más dulces que te resulten no dejan de conmoverte y asombrarte.

(a mí me lo regaló Aurore; pero lo encuentras en Gandhi y en El Sótano).

Saludos.

PS ya voy a leerte

marichuy dijo...

Nano

Sobre la pasión que obnubila la razón, decía el escritor húngaro Sándor Márai:

"Porque la pasión no conoce el lenguaje de la razón, ni sus argumentos. Para una pasión, es completamente indiferente lo que reciba de la otra persona: quiere mostrarse por completo, quiere hacer valer su voluntad, incluso aunque no reciba a cambio más que sentimientos tiernos, buenos modales, amistad y paciencia"

Y sobre le cine, a mi me encanta verlo, hablar de él y si pudiera, también escribiría en serio sobre el tema. (antes me daba por hacer dizque reseñas, ups).

Un abrazo y gracias por la visita

Sandra Strikovsky (Strika) dijo...

Querida:

Pues yo no vacaciono y además sí que me interesó el tema de esta entrada. Es más, me encantó y me dieron muchas ganas de leer el libro que citas.

Quién diría que el amor y la muerte comparten esa característica de igualar a los seres humanos.

Gracias por la entrada.

Un beso,
Strika

Anónimo dijo...

Hola Marichuy! un enorme abrazo...
las cartas de amor son de mis favoritas... que raro vdd?
no creas, ya mi interes se desprende en otros tipos de lectura...
actualmente estoy leyendo "el amor en los tiempos del cólera" de García Marquez... ¡vaya con la diferencia! ese Florentino Ariza desparramaba melcocha en cada carta escrita...
me interesa el libro que mencionas...
que pases unos dias excelentes
=)

karenina Beltrán dijo...

increible ver como el amor hace el mismo efecto en mortales e inmortales, en resumen y sin verme tan grosera a todos nos jode, a todos no atrofia el cerebro, ji!...aún asi se disfruta...y no marichuy ten por seguro que algunos seguiremos surfeando en tus divagaciones aún sean vacaciones ...abrazodevaganciarosa!

karenina dijo...

increible ver como el amor hace el mismo efecto en mortales e inmortales, en resumen y sin verme tan grosera a todos nos jode, a todos no atrofia el cerebro, ji!...aún asi se disfruta...y no marichuy ten por seguro que algunos seguiremos surfeando en tus divagaciones aún sean vacaciones

...abrazo de vaganciarosa!

marichuy dijo...

Ana

Jajá, si eh, qué raro que las cartas de amor te gusten... Y aunque te duelan, son de las lecturas más ricas.

Un abrazo (ojalá encuentres el libro)

marichuy dijo...

Mi querida Strika

Yo te hacía en alguna playa... leyendo con singular alegría. Por otra parte, me da gusto tenerte por aquí.

Confesión no pedida: esa conclusión de que el arrebato amoroso al igual que la muerte, nos confieren condición de igualdad, es más bien de mi cosecha. Manguel sólo menciona que a la hora de la pasión, en mayor o menor medida y habida cuenta de los debidos matices, todos sufrimos por igual y más de una vez, hasta perdemos el estilo.

Un beso y gracias a ti

marichuy dijo...

Karenina

Así es: lo mismo a nosotros los comunes mortales, que a los grandes inmortales... a la hora de una pasión desesperada, ésta nos jode por igual (con perdón de mi francés, jeje)

Un abrazo

El cola E´Flecha dijo...

Ay si! Que fiaca eso de enamorarse y andar derramando melcocha por todos lados. La neta todo el mundo debería sufrir en silencio sin molestar a los demás. Que sarta de ridiculez es el amor sin lugar a dudas. Wacala.

marichuy dijo...

Diábolo, no podía esperar menos de vos... jajá.

Mi abuela te daría la razón, ella solía decirme:

"M'hijita, uno debe vivir sus desfiguros y vergüenzas en privado. Qué necesidad tiene los demás de andarse enterando"

Anónimo dijo...

Supongo yo que hay intensidad en muchos, y que la usanza corriente hoy día nos aleja de lo sacarinoso, cursi y tilingo del ridículo romanticismo del siglo antepasado y el pasado. En una sociedad post-apocalíptica como la que vivimos, vivir ya tiene mucho de intenso. Tal vez por eso ahora descartamos un poco a los artistas de hoy, que además de la intensidad cotidiana, imprimen un (ahora) imperceptibel sello de pasión y amor casi artesanal por sus oficios y sus empeños.

Saludos adorada y admiradísima. Acá leo con atención y seguiré así hasta qu eme agobie la ocupación o la espalda :)

La abuela frescotona dijo...

MALBICHO, LO DICE TODO EN SU COMENTARIO, CREO QUE ESTA CLASE DE RIDÍCULO, ES EL ÚNICO DEL QUE SE PUEDE VOLVER ETERNAMENTE
ABRAZOS MARICHUY

marichuy dijo...

Doc

Fíjate que no me parece propiamente deleznable el estilo de las epístolas y la poesía de los Siglos XIX y XX; al contrario. Y no creas, yo no cantaría victoria: el que ahora ya (casi) no se estile la comunicación epistolar -no incluyo los e-mails-, no nos exime de la cursilería y el exceso de melosidad. La diferencia es que ahora, dicho intercambio se efectúa mediante canciones de ínfima calidad (o churros fílmicos) y la elegancia barroca de antaño ha sido sustituida por lo kitsch y la pobreza literaria.

De lo demás tiene usted razón: en tiempos post-apocalípticos la pasión y la intensidad -a algunos- apenas alcanzan para vivir sin morir en el intento.

Un abrazo y gracias

marichuy dijo...

Querida Abuela

Sipi y como le decía yo a Malbicho, yo me atrevería a contradecir a Pessoa: no creo que sean propiamente ridículos.

Un abrazo

marichuy dijo...

Del prólogo de Breve tratado de la pasión:

"En la Edad Media, las recetas para amar y ser amado eran innumerables: en Navarra, se aconsejaba esconder durante nueve días un anillo en un nido de golondrinas; en Provenza, se molían hojas de esparceta con las que se aderezaba la lengua de un búho; en las montañas de Alsacia, se prefería usar la pata izquierda de un lobo cocida con ámbar gris y polvo de Chipre; en el norte de Francia, el enamorado debía colocar en una vasija dos o tres gotas de su propia sangre, extraída el viernes, y agregarle los testículos de una liebre y el hígado de una paloma. No conocemos la fórmula de la poción mágica que bebieron Tristán e Isolda, o aquella otra que hizo que Titania se enamorase de un hombre con cabeza de asno cierta noche de verano, pero sin duda se asemejaban a esas combinaciones extrañas y poco apetitosas.

Más sencillas, más prácticas, menos espectaculares, las cartas y poesías amorosas buscan en la combinación mágica de letras el mismo resultado: hacer que la persona a quienes van dirigidas se enamore del autor del texto. (Quizá sea éste el secreto propósito de todo escritor, el de convertir al lector en enamorado, en cuyo caso la literatura no sería más que una larga carta de amor dirigida a un vasto público de Dulcineas y Romeos…). Lo cierto es que, en verso o en prosa, estas declaraciones de amor son antiquísimas, ya que el deseo de ser amado es tan viejo como el de poseer oro y enormes rebaños. Eso explica que los primeros ejemplos de escritura cuneiforme sean informes contables y poemas amorosos."

Alberto Manguel

Jo dijo...

si no hubiera habido esos amores frugales llenos de pasión y romanticismo no habría tratados de esos donde podriamos hurgar en los amores ajenos.. je
No es que uno tenga ganas de lacerarse o autoflagelarse pero a causa del amor a veces uno sopesa ciertas cosas y hasta modos de ser....

bueno yo digo. Aunque el diablo me hizo reir con ese comentario

a veces ni se si lodice en serio con eso de que andaba de un ala hace poco ... ja


ay me va a llevar el diablo!

je

marichuy dijo...

Jolie

Je y no creas, los habrá... aquellos que sí tengan ganas de auto-flagelarse (yo creo que existen personas con "vocación para el sufrimiento"). Lo que pasa es que, a veces, confundimos pasiones desesperadas con meros melodramas.

En cuanto al Diábolo, nomás lo dice por dar lata, bien que le gusta la melosidad, jeje.

Unicornio dijo...

Querida Marichuy:

Os pido comprensión (y compasión) para los "probecitos" (sic) hombres y mujeres de ciencia que, imbuidos de fervor cuántico-celular, olvidan (¿olvidamos, dijo el otro?, ejem...) que a pesar del increíble avance de tecnologías, descubrimientos y logros modernos... el ser humano no ha cambiado mucho que digamos en los últimos 10,000 años. El resultado: que todos, TODOS padecemos de los ires y venires hormonales y genéticos de los sentimientos de angustia, posesión, gozo, pérdida, lujuria, soledad, celos, autoestima elevada... y luego arrojada en caída libre desde el cielo hasta el infierno... una y otra vez.

Solamente los Unicos, los casi extintos Caballitos con Cuerno se pueden salvar de tales males... por eso nos extinguimos. No seguimos los avatares comunes de los traicioneros sentimientos, porque eso nos haría perder el buen juicio y la elegancia de la raza que representam...

...perdón, recibí un mensaje y...
¡¿cómo que la, digo, MI Lupis ya tiene OTRO amasio?! ¿No que ya iba a cambiar? ¡Ohhh perfidia, oohhh maléfica traidora! ¡Yo, que hubiera iluminado la obscura faz de la Luna con la Luz de nuestro Amor! ¡Y tú, ingrata-pérjida, romántica-insoluta, lo hiciste de nuev...!!!

Perdóname, Marichuy. Vuelvo después. Tengo una cartita que escribir... ejem, sólo por cortesía, tú sabrás... NO es por lo que te imaginas... en fin, ya me voy. Creo que me quieren sudar los ojitos...

Temblorosamente, se despide,
el alterado Unicornio...
(P.D. burlona: no que los Monoceros no sufrían del Mal de Amores?, jejeje!)

Mafalda dijo...

...

¡Chale!

Hay que soltar lamento y melcocha en lugares donde nadie vaya a meter nariz... jejeje.

Y por cierto, ahora con estos avances cibernéticos, eso de decir que nuestros lamentos no los leerá ninguna persona...Mmmm, eso que lo crea quién lo quiera creer.

Yo no tengo ni tantita duda de que los grandes pensadores se metieron en la locura del amor, llegando a lo patético.

No me imagino un filósofo hablando de lo racional si no ha estado en el filo de la irracionalidad.

Saludetes mi Flaquis.

Mafalda

Champy dijo...

Un cerebro complejo se involucra en realciones complejas. No hay de otra.
Ejemplos? Ufff..... No paramos.
Mi Moritz, yo me lo imagino amando con alitas, al menos, así me ama a mi. Pero no quería hablar de él.
Goebbels (a quien magistralmente encrana en Jud Süss), es a mi juicio, la mente más maquiavelica y depravada del tercer reich....yo creo que ese wey hacía el amor como Edward Manos de Tijera....ese cuate se me figura que amaba y destazaba.... lo que lo convirtió en un ser solitario...soledad que concetro sus locuras.....locuaras que produjeron lo ya tan cacareado.
Su jefe era un monigote de la Eva....
Sabes que nos echamos el Hamburgueso y tu servilleta?
El Sol de Sokurov.... ay no me imagino a Hiroito haciendo el amor.

2046

marichuy dijo...

Mi querido caballero Unicornio

Ya decía yo que alguna razón "científica" debía haber para la extinción de tan ilustrísimos seres... hacer cartas de amor puede ser nocivo para la salud... de los Unicornios.

¿O sea: las cartas de amor vía mensenger no cuentan?

Un abrazo

marichuy dijo...

Mafis

Hay que sacarlo todo... todo
Jajá, dame chance... como aún no me arrebato de pasión en un post, entonces, todavía tengo la esperanza de que 200 años después Nadie leerá mi choros.

Un abrazo

marichuy dijo...

Mi Champs

Goebbels era un desgraciado, un maldito, pero inteligente y muy oscuro (como el Joseph Marie Cordoba Montoya de Hitler... pero Región 2). Lo que sí ya estuvo bueno, es que anden embarrando al Padre de la Ciencia Política Moderna con todos los políticos malnacidos: ni ellos son dignos de tal comparación, ni Maquiavelo merece que su nombre se rebaje así.

"ay no me imagino a Hiroito haciendo el amor"

Jajá, yo tampoco

Besitos

Tessitore di Sogno dijo...

Pensé venir a poner aquí la cita del portugués y veo que, para mi sorpresa, se me adelantaron desde el primer comentario, ¡ja!

Marichuycita tan querida,

Yo no se si soy el grinch or something pero las cartas de amor me dan tanta flojera, me dio risa aquél que arriba de mi te pone que wacala, jajajaja. Me quedo con las historias, y si son de desamor mejor, de esas en las que no sabes si reír o llorar, pues eso.

Pd1. En estos días disfruto mucho mi adorada ciudad casi tanto como odio el gentío y el estupor de las playas con familias degustando huevitos hervidos y sandwiches de quesito de puerco.

Pd2. El sábado 10 mi pareja dará un concierto gratuito en la casa de la cultura de Azcapotzalco a las 7PM, en un saloncito hermoso con un vitral de Cervantes y su quijote incluido como techo. Flauta barroca-piano y cello. Habrá mucho Bach. Ojala pudieras ir :) Hago extensiva la invitación a tus múltiples y célebres bloggers.

Un abrazo fuertísimo, empalagoso y cursi.

JP dijo...

-- marichuy! el amor siempre es digno de leerlo, mirarlo, saborearlo, calcarlo, sufrirlo, gozarlo, todo es deseable en estos dias de guardar, una abrazo!

marichuy dijo...

Querido Tessitore

Una novedad que a vos no le gusten las cartas de amor. En este aspecto me reconozco absolutamente decimonónica: amo la literatura y la comunicación epistolar de esa época en especial.

No creo que seas grinch, desde luego; sólo es una forma distinta de apreciar las cosas, tan respetable como mis gustos decimonónicos, jejje. Pero ambos coincidimos en nuestra vocación por las historias de amores tan grandes como desdichados.

La ciudad es una delicia en estas épocas; me hiciste recordar una vieja tira cómica de Abel Quezada, donde el maestro proponía que en Semana Santa amuralláramos el D.F. para que así todos los chilangos que huyen del DF en estos días... ya no pudieran entrar a su regreso¡! jajá.

Gracias por la invitación; ojalá me sea posible

Besos y abrazos ídem

marichuy dijo...

Jota-pechocho

Demos un cause a las ganas y las ansias guardadas. Que así sea...

Besito

mario skan dijo...

Semana santa, linda época para ir al mar, pero mi auto anda medio para atrás como se le dice por estos lares.
Manguel es conocido como un excelente recopilador. Creo que ya te conté que tengo un libro suyo titulado Diario de lectura, bastante bueno. En el pondera bien a Atwood.
Este libro que reseñas parece una buena opción no?
Si algo nos iguala es el amor, como decís bien en el 2º párrafo. Nos iguala y nos une, lástima que esta práctica no sea muy puesta en marcha.

saludos Marichuy y que pases una semana joya

saqysay dijo...

Mi estado de ánimo no es el mejor, me siento cansada, me tomaré unos días de ocio. Debo suponer que es la suma de tantos movimientos, miedo. Que me hace estar así.

No te preocupes, no dejaré de leer tus escritos, tal vez, mis visitas sean un tanto lejanas. Pero espero que todo ese cancio pase.

Te dejo millones de cariños, deseando que te encuentres bien.

Besos, hasta pronto!

marichuy dijo...

Mario

Qué pena lo de tu auto. Y sobre tu medio paisano Manguel, lo mismo creo

Saludos

marichuy dijo...

Saqysay

Que la pausa de la pascua te traiga un mejor estado de ánimo.

Un beso

Unknown dijo...

Leer cartas de otros amores es como ser participe callado de esos amores, ser un amoroso ladrón que mas que robar parea si , roba para quien ama… bello posteo…

La sonrisa de Hiperion dijo...

Por aquí ando, de mañanita de sábado... bebiendome tus cosillas y dando una vuelta por tu univers.

Saludos y un abrazo enorme.

marichuy dijo...

Toño

Y a veces, amén de lo que dices, uno casi se siente partícipe de amorres e infortunios...

marichuy dijo...

La sonrisa de Hiperión

Gracias por la vuelta hasta acá... en pleno sábado de gloria.

Un abrazo

Lulu dijo...

Uh! que a casi nadie le interese?
Cómo no... "al chisme debemos solícito amor", remedando el "himno al árbol" que cantara en mi infancia en la escuela...

... que todos somos mirones y chismosos. Sépalo bien ;)

Y estas cosas dejan en claro que no somos ni mejores ni peores... me ha encantado la apertura, la sinceridad, el "despojo" de tantas convenciones y almidoneos que tiene la carta de Paul-Célan. Debe ser porque si hubiera de escribir algo de amor, yo, me arrimaría más a esa fórmula.

Que he escrito a amores idos con el viento, idos con la vida también otros y apartados a empellones por mi parte... y duelen mucho.

Y la Srita Marichuy, en qué escribe sus notas de amor? en Bites y Bytes o en papel y tinta? O, quizás, ¿en brochazos y lienzo? Que bien podría ser en sombras y dedos? Haciendo figuritas para un teatro de sombras...

Ja! Chismosa de las peores que resulté! jajajajajajajajaja... no me haga ni pizca de caso si no quiere. Siempre será más propio lo callado que lo dicho. Somos dueños de lo que callamos y esclavos d elo que decimos. ;)

¿Para muestra? Ese libro.

Un abrazote!:)

El eremita dijo...

Como siempre un placer leerte, hables de ti, de los "notables", del amor, de la soledad, del ballet, del cine, de lo que te atrevas, es un disfrute descubrirte tras las letras, hilando lentamente estos hermosos tejidos con los cuales nos deleitamos en la distancia más de uno de tus seguidores. Dale, seguí escribiendo de lo que querás!

Q bella portada la de tu libro, con ella basta para querer abrirlo y sumergirse en las misivas.

marichuy dijo...

Miss Lulú

A todos nos gusta mirar por la cerradura, la única diferencia es que algunos no lo admiten, jeje.

A mí también me gustó, y sorprendió, dado el tono de sus poemas en general, la carta de Paul Celan. Mis cartas de amor, si yo volviera a escribirlas, me gustaría que fueran cercano a esa.

Y a su pregunta respondo: las escribo (escribía) en bites y en papel. En ambos medios. Pero luego ni las entrego, jeje.

Un abrazo

marichuy dijo...

Eremita

Qué lindas palabras; gracias.

Me gusta esa expresión: uno debe sumergirse en un libro, perderse entre sus aguas como dice el poeta palestino:

«No conoce el mar quien vigila el mar. No conoce el mar quien se acerca a su orilla para contemplar el paisaje. Sólo conoce el mar quien se zambulle en él, quien asume sus riesgos y olvida el mar en el mar. Quien se pierde en lo desconocido como en una mujer se pierde el amor». Mahmud Darwich, Memoria para el olvido.

Saludos y gracias por pasar por aquí

Fernando García Pañeda dijo...

Cómo me gustan las construcciones de Manguel y qué poco le leo. Aunque, en realidad, leo poco, muy poco.

Marichuy: he estado leyendo todas tus entradas, aunque no tengo el tiempo y la calma que quisiera para comentar algunas debidamente. No sé cómo acabaré con mis blogs y mi vida digital, que espero mantener cuanto me sea posible. En estos momentos estoy dando vueltas a lo que puedo y lo que no puedo mantener.
Pero este muy querido mélange siempre estará entre mis lecturas de cabecera.
Un abrazo.

marichuy dijo...

Querido Fernando

Por favor, yo entiendo. Mucho te agradezco que vengas a esta hora (allá debe ser cerca de la media noche) a leerme.

Suerte con el azar, con el libro y con todo

Un fuerte abrazo