escribir

Escribir: tratar de retener algo meticulosamente, de conseguir que algo sobreviva; arrancar unas migajas precisas al vacío que se excava continuamente, dejar en alguna parte un surco, un rastro, una marca o algunos signos.[Georges Perec]

septiembre 13, 2013

sacrificios...

The edge, photo de Marie Gloredel.

Diré una perogrullada: la relación de las mujeres con la comida puede llegar a ser tan enfermiza, que a menudo raya en lo letal. Sería un reduccionismo decir que todo es culpa de la publicidad que impone modelos de belleza femenina ajenos a la realidad. Al menos a la realidad de la mujer mexicana promedio. No obstante, pareciera que a ojos de los publicistas, las mujeres del mundo deseamos ser como modelos checas, húngaras o rusas: rubísimas de 1.80 m. de estatura y 45 kg. de peso. Pero no, no todo es publicidad. Hay otros factores de tipo familiar, emocional y sicosomático, entre otros, que sin duda influyen en forma determinante. Aun así, es innegable que la publicidad, el arquetipo de belleza impuesto por esta, influye no sólo en los gustos de los hombres, sino en los afanes de las mujeres por ser… lo que no son, en pensar que si se es rubia (oxigenada) de tetas (operadas) enormes y flaquísima, le será más fácil triunfar, que siendo morena y con pechos pequeños (naturales). Las de cosas que se llegan a hacer por verse de determinada manera… Uff. Claro, hay mujeres que no desean tener pechos siliconeados ni ser rubias a la fuerza, y que sólo anhelan ser flacas, muy flacas. Así tengan que matarse de hambre para lograrlo. Por ejemplo, Malena, un personaje de Almudena Grandes: 

Malena lleva al extremo patológico su relación comida/amor. Buscando atraer a Andrés dejó de comer y durante los 31 años siguientes vivió de verduras hervidas, polvitos disueltos en té y frutas. Y si en la adolescencia se ayudaba a sobrellevar su estricta dieta reviviendo en su mente el último festín de alimentos prohibidos, en la adultez ya no había atracones, ahora gozaba esos alimentos prohibidos en forma muy distinta, por ejemplo, sumergiéndose desnuda en su bañera… cuyo fondo había llenado de espaguetis tibios rociados con mucha mantequilla. Pero Andrés no aparecía y aunque otros pasaron por su vida, en su mente solo cabía Andrés y cuando 31 años después, finalmente lo tuvo en su cama, cual Penélope, resultó que él NO era quien ella esperaba que fuera.

"Dejé de comer a los quince años, ¿sabe usted? A los quince años empecé a alimentarme, a ingerir lo estrictamente necesario para ir tirando, verdura hervida, pescado hervido, vida hervida… Y todo por amor, que ya es triste lo imbéciles que podemos llegar a ser las mujeres, pero es que… yo creía que me moría, que me moría de pena, y de asco, y de ganas de Andrés…
[…]
El mejor día era el domingo, porque incluía un tercio de coca-cola con un suizo relleno de jamón de York a media mañana, y medio tomate crudo, con un cuarto de pollo asado y una manzana de comida, no estaban mal los domingos, no. Pero los martes y los sábados sólo podía comer fruta. Y de cena, todas las noches, verdura hervida sin sal de primer plato. Sin embargo lo hizo, cumplió con el régimen a rajatabla, sin flaquear jamás, y adelgazó, le costaba trabajo creérselo, pero estaba adelgazando, se pesaba todas las mañanas después de ducharse con un gel anticelulítico hecho de algas que impregnaba su piel de un aroma apestoso, y cada día la aguja de la báscula tardaba un poco menos en detenerse sobre la cifra, cada día un poco más baja. Los demás aún no se daban mucha cuenta, todavía no, porque aún llevaba la misma ropa, los mismos vestidos de pre-mamá, los mismos bañadores de post-menopáusica, pero ella caminaba todas las tardes durante media hora, bajo la más implacable solanera, para acelerar el ritmo de la digestión, y se miraba desnuda en el espejo todas las noches, envolviéndose luego en la cortina de tela roja, brillante, ciñéndola a su cuerpo como si fuera un traje de noche para saborear una cintura inédita, una tripa que amenazaba con volverse lisa, unos pechos que destacaban por fin nítidamente sobre un estómago tras el que, con un poco de esfuerzo, podía vislumbrar la huella de sus propias costillas, unas auténticas desconocidas. Todo esto hacía, y se aguantaba el hambre, que no era insoportable, todavía no, porque aún estaba fresco en su memoria el último festín, la despedida, cuatro ensaimadas, dos tabletas de chocolate con almendras, una lata de sardinas en tomate y medio bote de leche condensada, la descabellada merienda que se había zampado en dieciséis minutos exactos […]." 

Almudena Grandes, fragmento de Malena, una vida hervida [en Modelos de mujer, Tusquets Editores, Barcelona 2001.]


***



8 comentarios:

Adriana Alba dijo...

Lamentablemente, el modelo de mujer que la campaña despiadada de TV y otros medios (sobre todo los vinculados a la moda) dan en el blanco de muchas frágiles cabecitas femeninas (u ahora también masculinas) que terminan agrediendo su cuerpo, en ocasiones hasta la muerte.
Cirugías estéticas a diestra y siniestra...mucha importancia al envase y nada al contenido.

Saludos.
Buen Blog.

Darío dijo...

Mire usted, tengo este libro de Almudena y le voy a echar un ojo.
Me gustaron siempre las mujeres de Almudena, esas damas que no se averguenzan de sus rollitos ni de sus arrugas son un encanto...
Un abrazo.

Karol Arcique dijo...

Recién me dijeron que soy un desorden con mis lecturas, y es cierto. Empecé a leer "Malena es un nombre de tango" (así es como supe de Almudena) y no termino el libro, me perdí entre otros más...

El tema de la imagen para las mujeres siempre será algo delicado, por alguna razón nos preocupamos mucho más que los hombres por ello. En la mayoría de los casos pasamos la mayor parte de nuestras vidas preocupadas por esa grasita de más, por esa nariz imperfecta, por esas pompas ausentes, etc...y si bien nos va, aprendemos a disfrutar nuestro cuerpo ya cuando vamos de salida. Saludos!

Coro dijo...

Justo estaba comenzando a hacer dieta y más ejercicio, pero nunca al extremo, claro, de Malena. Yo sí saboreo y paladeo platillos exquisitos, cuando los hay...
Buena entrada.
Un abrazo.

virgi dijo...

No me chifla Almudena Grandes, leí algo de ella hace años años, ni recuerdo el título, pero lo que sí es cierto y terrible es la influencia que hay en mucha gente joven de los famosos, sean sus ídolos o no.
Ya soy mayorcita para esas veleidades, pero sí que me gustaría conservar algo de aquel cuerpecillo bastante lindo que tuve...¡ay!
Mi querida Marichuy, bien que te abrazo, fuerte y con ternura.

Cuentos Bajo Pedido ¿Y tu nieve de qué la quieres? dijo...

No hemos caído a ese nivel de tentación. Pera casa enero la lista de propósitos incluye bajar de peso

Unknown dijo...

Arde leer esto, Un beso.

Gracias por el fragmento.
Me gustó.
:)

LUIS TORRES dijo...

Hola, Mélange acá estoy regresando a tu espacio, e alegra que sigas escribiendo y que las ideas no se agoten.Espero que te recuerdes de mi. yo he regresado a la blogosfera nuevamente despues de un año o mas de no tener nada en la cabezota.

Saludos.