photo by Renar Atrays
Con todas las compras regresó a su casa, bebió café negro, comió una manzana con yogurt y puso manos a la obra. Le gustaba cocinar sin prisas, dedicando a cada procedimiento el tiempo indispensable para lograr el punto de cocción y la sazón adecuados… lo cual significaba pasarse varias horas en la cocina. Primero preparó el postre pues su elaboración consumía más tiempo y, además, necesitaba reposo suficiente antes de la decoración. Una vez cumplida la primera fase, mientras el pastel estaba en el horno, se dispuso a lavar y desinfectar verduras y legumbres, a limpiar el pescado, a elaborar la salsa de champiñones para acompañar los tallarines. Finalmente, casi cuatro horas después que todo estuvo listo y ella se diera un duchazo y una manita de gato, a las tres de la tarde en punto sonó el timbre, anunciando la llegada de los primeros invitados.
Tras los abrazos y besos de rigor, ofreció algo de beber a los tres recién llegados, Jorge, Silvia y Aurora. Tenía dispuesto vino tinto, pues era la bebida favorita de todos. Era. Aurora se había transformado en una hipocondriaca, por lo que en previsión de posibles quistes mamarios y migrañas, ya no tomaba vino tinto, Silvia estaba a dieta y no ingería bebidas alcohólicas y Jorge ahora era más cervecero, pero como últimamente tenía muy elevados los niveles de ácido úrico… decidió que era más saludable tomar vino tinto.
Veinte minutos después llegaron las tres invitadas restantes: Adriana, Marta y Sandra. Mientras les abría la puerta, Marji se preguntaba con qué novedad le saldrían ellas. Mejor no lo hubiera pensado: Adriana estaba deprimida tras una enésima ruptura amorosa, así que tenía ganas de emborracharse con… vodka, bebida que por supuesto no había; Marta hacía tiempo que sólo bebía vino blanco y Sandra se había vuelto naturista, así que sólo bebería vino… si éste era producido de manera orgánica. Tras zanjar el asunto de las bebidas con la ayuda de Jorge, quien se ofreció a ir al supermercado más cercano a comprar vodka y vino blanco, los siete amigos estuvieron conversando un rato antes de pasar a la mesa… donde la tónica inicial continuó desde el primer platillo.
Aurora, fiel a su hipocondría, se entretuvo en eliminar de su ensalada las nueces y los trozos de queso (no fuera a ser que favorecieran la formación de quistes en un futuro); Silvia de ninguna manera comería esas semillas tan aceitosas ni ese queso grasoso, ¿no tienes queso cotagge y aderezo light?, preguntó y Marji (que había elaborado un aderezo a base de vinagre balsámico, aceite de oliva extra virgen, mostaza y miel de abeja) sólo pudo ofrecerle jugo de limón y vinagre; la deprimida Adriana parecía más interesada en el Stolichnaya que en comer, mientras que Marta, antes fuerte aficionada a los quesos, había adquirido un repentino odio por ese producto lácteo, por lo que también se concentró en eliminarlo de su plato; Sandra, que no comía ningún alimento que no tuviese garantía de ser «orgánico», declinó la ensalada y sólo aceptó «unos poquitos tallarines»… pero sin salsa de champiñones. A esas alturas, Marji ya sólo esperaba que Jorge saliera con alguna novedosa alergia, por ejemplo, a las lechugas. Por suerte no fue así y él único hombre de la mesa pidió su ensalada con mucha nuez y queso, y tallarines con doble ración de salsa de champiñones [Marji casi quería besarlo. De no ser porque en esos días él sostenía una relación inclasificable con Aurora y que ésta junto con la hipocondría había adquirido la manía de los celos injustificados, lo habría hecho]. La llegada del plato fuerte pareció relajar un poco a los comensales, lo cual no evitó la pregunta de Sandra referente a los hábitos de cultivo y/o pesca del salmón chileno, así como el cuestionamiento de Silvia sobre la cantidad de grasa empleada en la elaboración del platillo. Adriana, suficientemente relajada gracias al Stolichnaya copiosamente ingerido, y Jorge, que debía sentirse un poco raro entre tanta mujer remilgosa, no hicieron ninguna pregunta incómoda.
Cuando llegó hora del postre Marji ya no estaba para sutilezas y sin más dijo a sus amigos: hice un pastel de chocolate amargo que es mi especialidad y me queda delicioso, pero ni les ofrezco pues contraviene todos sus sanísimos hábitos alimenticios: tiene muchas calorías, podría ser un factor de riesgo en la formación de quistes mamarios, el cacao con el que se elabora el chocolate no es orgánico y los huevos, al igual que la mantequilla, contienen altos niveles de colesterol y triglicéridos. También hay café de Coatepec que no es ni descafeinado ni orgánico. Pero si gustan, tengo licor de anís casero, que dicen es muy bueno para los cólicos estomacales y que fue elaborado por unas monjas de Morelia, por cual es posible que hasta traiga integradas algunas bendiciones e indulgencias, en caso de que alguien sienta haber cometido pecado… de gula.
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5 comentarios:
Chocolat amer, mon amour. Vous me tenter, me séduire et m'invitent à pécher !!!
[Chocolat amer]
Una comida complicada. Se me antojó el postre mmmm
Ja ja ja...esa gente maniática me cae fatal, ni se me ocurre invitarlas a comer.
Y el postre se lo perdieron, debía estar buenísimo.
Mis besos, querida Marichuy
Ay Marji eso te pasa por rodearte de tant@ exquisit@!!!
Yo le hubiera entrado con harto fusto a todas esas delicias, pero como a mi no se me requiere!
2046
Ay, jajaja...ya en vez de enojarme mejor me río. Qué insoportable es tener visitas así.
Y qué buen menú acompañado del café de Coatepec.
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