fotograma de De rouille et d'os
"(...) El lenguaje es una piel. Yo froto mi lenguaje contra el otro. Mi lenguaje tiembla de deseo. La emoción proviene de un doble contacto: por una parte, toda una actividad discursiva viene a realzar discretamente, indirectamente, un significado único, que es "yo te deseo", y lo libera, lo alimenta, lo ramifica, lo hace estallar (el lenguaje goza tocándose a sí mismo); por otra parte, envuelvo al otro en mis palabras, lo acaricio, lo mimo, converso acerca de estos mimos, me desvivo por hacer durar el comentario al que someto la relación.
(Hablar amorosamente es desvivirse sin término, sin crisis; es practicar una relación sin orgasmo. Existe tal vez una forma literaria de este coitus reservatus: el galanteo).
La pulsión del comentario se desplaza, sigue la vía de las sustituciones. En principio, discurro sobre la relación para el otro; pero también puede ser ante el confidente: de tú paso a él. Y después, de él paso a uno: elaboro un discurso abstracto sobre al amor, una filosofía de la cosa, que no sería pues, en suma, más que una palabrería generalizada. Retomando desde allí el camino inverso, se podrá decir que todo propósito que tiene por objeto al amor implica fatalmente una alocución secreta. (…)"
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—Roland Barthes [fragmento de Fragmentos de un discurso amoroso.]
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4 comentarios:
Lenguaje, primeros pasos para acrecentar el deseo.
Pero haygente prodigiosa que lo dice infinitamente mejor.
Un abrazo fuerte, Marichuy
A este texto yo no le voy a agregar nada, porque Fragmentos... viene siendo una de las cosas más hermosas jamás escritas, y que atraviesa todos los géneros todos. Una belleza. La piel plagada de escalofríos me pone, mire. La otra piel.
Un abrazo.
Y permiso, me lo llevo.
Cuantas cosas no he leído...
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