escribir

Escribir: tratar de retener algo meticulosamente, de conseguir que algo sobreviva; arrancar unas migajas precisas al vacío que se excava continuamente, dejar en alguna parte un surco, un rastro, una marca o algunos signos.[Georges Perec]

diciembre 11, 2012

nos vemos en el fin del mundo...

photo by Camille Seaman

«La vie est un ballet; on ne le danse qu'une fois» [proverbio malinké]

La vida es un ballet que sólo se baila una vez… y entonces, cuando apenas le vas agarrando el paso a la danza de la vida, te salen con que los Mayas decretaron el 21 del 12 de 2012 como el día final. Lo bonito de morirse —por decirlo de alguna manera— es no saber cuando ni cómo ocurrirá. Claro, algo de bueno hay de bueno en que la fecha predicha para el fin del mundo se adelante diez días a la del fin de año: nos ahorraremos todos rituales de noche vieja: desde ponernos calzones amarillos o rojos, atragantarnos 12 uvas en menos de un minuto (cada una acompañada de su respectivo deseo), barrer y arrojar agua hacia la banqueta, pasear arrastrando maletas por todas las calles y un sinfín de ridiculeces más. Lo que ya no estoy tan segura es si también nos ahorraremos la tiricia. «Tiricia» es un término que aprendí de mi abuela y que ningún diccionario [ni el Diccionario del Español de México ni los diccionarios de María Molinar y del Español Moderno] se acerca al significado que en México se le da: una especie de melancolía recurrente. Como la saudade que embarga cuando se escucha el fado portugués, pero sin su cadencia, la tiricia es prima hermana de la melancolía y la nostalgia. Y según algunos dictámenes médicos, se trata de un «trastorno afectivo» asociado mayoritariamente a mujeres y niños pequeños, sin que ello garantice inmunidad a los hombres, acotan. 

Aclarado el punto sobre la tiricia [en el hipotético caso de que alguno de ustedes la padeciera, sepa que esta no se cura con inyecciones, pastillas o brebajes raros. No, a la tiricia hay que arrojarla al río o al mar mediante pétalos de flores rojas], vayamos a lo que importa. ¿Y a usted, dónde y cómo le gustaría celebrar el fin del mundo? ¿Ya reservó cuarto de hotel, ya tiene elegido el menú y, por supuesto, bebida de su última noche? En un mundo que hace show y negocio hasta de la madre que parió al anunciante en cuestión, la «profecía maya del fin del mundo» no iba a ser la excepción. Sin importar que en el fondo nadie se crea esto, negocio es negocio: si hay quien lucra con el dolor ajeno, la desgracia, la muerte, la catástrofe, el escarnio público, con mayor razón —y menos pudor, si es que lo conocieran— con el fin del mundo. Basta de viajecitos románticos a Venecia o de cacerías de elefantes en África. No. Lo de hoy es el turismo extremo, el turismo terminal como el último de los lujos. De preferencia, en un hotel de Yucatán o de la Riviera Maya. Para un ambiente inmejorable, una sintonía idónea con la «profecía maya», nada como la cercanía de alguno de sus portentos arquitectónicos y, si se puede, frente al mar caribe. La cosa es disfrutar en grande el propio apocalipsis, que nadie diga que uno no disfrutó de la vida y derrochó energías, y dinero, hasta el último momento. Ya nomás faltan los infomerciales poniendo a su consideración la oferta de un fin del mundo con terremoto de 11 grados seguido de un tsunami tipo tailandés. O, si el consumidor lo prefiere, uno tipo diluvio universal. Como decía hace unos días el escritor Juan Villoro:

"La «cosmofobia» como placer le debe mucho a Hollywood, cuyos efectos especiales acaban con todo sin alterar la realidad. Obviamente, los espectadores que comen palomitas no piensan que la destrucción pueda ocurrir en su barrio. Para eso está Yucatán, donde se encuentra la huella de un inmenso aerolito que cambió el clima antediluviano y contribuyó a exterminar a los dinosaurios. Un destino perfecto para el turismo terminal, el último de los lujos. […]"

Una pena que yo le gane en «optimismo» a Juan Villoro, y al que interpretó a los mayas, pues creo que esto de anunciar el fin del mundo con bombo y platillo no salió de una malinterpretación de los códices mayas, sino de la mente de algún mercader. En todo caso, semeja más a una trama de film hollywoodense, de esos atascados de efectos especiales pero con guiones más increíbles que los de Misión Imposible, lleno de mensajitos edificantes y con un happy ending en el que la heroicidad y el humanismo juegan un papel estelarísimo. O sea, trama de blockbuster veraniego.

Eso en el mejor de los casos. En el peor, el apocalipsis empezó hace un rato. Será lento y cruel. Nada de un sólo golpazo seco y rápido. Menos, algo tan bello y poético como la imagen final del film Melancolía de Lars von Trier. Digo, ni que viviéramos en una película hollywoodense, ni tampoco en una salida de la cabecita del depresivo director danés… ¿O sí?

***

7 comentarios:

Champy dijo...

Que bonito tu vestidito.

Me da una flojera cambiarme de ropitaaaa!!!!

Diríase mi hermanito el mayor: Estás tiriciento!

A mi nunca me decía, solía oírselo decir llamando a mi hermanita.

Yo niño curioso pensaba: Que querra decir? Ahora que lo vea en Christmas (si es que llegamos) le pregunto realmente que le quería decir y te cuento.

Como están las cosas o mejor dicho, como está tu país Comadrita, en un descuido y sería lo mejor, que los mayas tuvieran razón y que todos esos que predijeron lo hayan hecho bien y de una vez que nos lleve la fregada a todos.

Igual y nos lo merecemos por cobardes y evasores.

Bueno pero algunos nos lo merecemos menos que otros. Yo que siento que no me lo merezco tanto le pediria al mero chingón (quien quiera que sea) que a mi me conceda ver llegar Melancholia desde la Luna, si en pantalla esa foto me deschavetó imaginate en vivo!!!

Si quieres te hago un campito desde mi lunita.

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marichuy dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
marichuy dijo...

A mí me gusta estarle cambiando la plantilla. Esta es la más minimalista que he puesto (según yo.)

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Ni digas, que a veces pienso lo mismo pero luego me contradigo: ni que tuviéramos tanta suerte con el fin del mundo a pedir de boca, hasta para eso tendremos que sufrirle. :P

Beso

Mafalda dijo...

...

Hablando de plantillas, ésta me gusta. Se me facilita leerla en el celular.

Saludos a ti y al Champy que sólo me saluda en twitter y el cara libro...

Mafalda

Darío dijo...

Esa bola de fuego que se acerca, parece un verosímil final. Ojalá fuese Von Trier el articulador del fin. No será dulce, de seguro, pero al menos, asistiremos a otro acto de belleza. Y terminar así, no está tan mal. Un abrazo.

Georgells dijo...

"It's gonna be grey
It's gonna be cold
and it gonna last
for the rest of your lifes"

Tr.: "Será gris
Será frio
y durará
por el resto de sus vidas"

De la película "Groundhog's Day" con Bill Murray y Andie MacDowell. Es la respuesta a la pregunta "¿Cómo será el invierno este año?", pero me parece que se acomoda perfectamente a vuestro "optimismo" sobre el fin del mundo, jeje!

Abrazo!

G.

virgi dijo...

Si es un final rápido y efectivo, que me coja donde sea, no tengo preferencias, sólo bien acompañada.
Fíjate que gracias a leerte es la primera vez que lo pienso :D
Besos, querida Marichuy.