escribir

Escribir: tratar de retener algo meticulosamente, de conseguir que algo sobreviva; arrancar unas migajas precisas al vacío que se excava continuamente, dejar en alguna parte un surco, un rastro, una marca o algunos signos.[Georges Perec]

agosto 17, 2012

un témpano mal tragado...

Antonin Artaud. Autorretrato, 1946

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Allí donde otros proponen obras yo no pretendo otra cosa que mostrar mi espíritu.
La vida es un consumirse en preguntas.
No concibo la obra como separada de la vida.
No amo la creación separada. No concibo tampoco el espíritu separado de sí mismo.
Cada una de mis obras, cada uno de los planes de mí mismo, cada una de las floraciones heladas de mi vida interior echa su baba sobre mí.
Me reconozco tanto en una carta escrita para explicar el encogimiento íntimo de mi ser y la castración insensata de mi vida, como en un ensayo exterior a mí mismo, y que aparece en mí como un engendro indiferente de mi espíritu.
Sufro que el Espíritu no esté en la vida y que la vida no esté en el Espíritu, sufro del Espíritu-órgano, del Espíritu-traducción, o del Espíritu-intimidación-de-las-cosas para hacerlas entrar en el Espíritu.
Yo pongo este libro suspendido en la vida, deseo que sea mordido por las cosas exteriores y antes que nada por todos los sobresaltos en acecho, todas las oscilaciones de mi yo por venir.
Todas estas páginas se arrastran como témpanos en el espíritu. Disculpen mi absoluta libertad. Me rehúso a hacer diferencias entre cada uno de los minutos de mí mismo. No reconozco el espíritu planificado.
Es necesario terminar con el Espíritu como con la literatura. Digo que el Espíritu y la vida se comunican en todos los grados. Yo quisiera hacer un libro que trastorne a los hombres, que sea como una puerta abierta y que los conduzca donde ellos no habrían jamás consentido llegar, simplemente una puerta enfrentada a la realidad.
Y esto no es un prefacio de un libro como no lo son los poemas que lo jalonan ni la enumeración de todas las furias del malestar.
Esto no es más que un témpano mal tragado. [...]
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Antonin Artaud, fragmento de El ombligo de los limbos [ L’Omblic des limbes ]



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7 comentarios:

MauVenom dijo...


Creo que de alguna manera, los que leemos y (bien o mal) escribimos, tenemos nuestro propio témpano mal tragado

quizá lo tenemos todos pero le hacemos una crónica diferente

'Me rehúso a hacer diferencias entre cada uno de los minutos de mí mismo'.

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Gracias por el link... me has dado mucho que leer (como si no tuviera, jaja). Creo que en la lista de malditos falta Sylvia Plath.

Besote

Darío dijo...

No sé si se enteró Artaud, pero un poco nos trastornó su mano escribiente. Un abrazo.

mientrasleo dijo...

Artaud es de mis asignaturas pendientes. Esta vez me ha convencido con estos párrafos que nos traes, en mi caso lo leo como simple lectora pero me parece igualmente interesante, incluso más.
Un saludo, un placer llegar aquí de mano de Jo

Anónimo dijo...

Abrazos Marichuy... di una vuelta por el espacio de "los escritores malditos" y se lee interesante...
por lo pronto mi vuelta a estos lugares es con el proposito de ocupar mi mente y tiempo libre en algo bueno...

virgi dijo...

Estos malditos sabían mucho y sufrieron bastante.
Besitos, Marichuy

Cuentos Bajo Pedido ¿Y tu nieve de qué la quieres? dijo...

Que lo jalonean a uno, a veces en la dirección correcta

Clarice Baricco dijo...



Profundo.
No lo había leído.
Gracias.