escribir

Escribir: tratar de retener algo meticulosamente, de conseguir que algo sobreviva; arrancar unas migajas precisas al vacío que se excava continuamente, dejar en alguna parte un surco, un rastro, una marca o algunos signos.[Georges Perec]

marzo 12, 2011

historias de ciudad



Noche fría a mediados de marzo. Haciendo honor a su fama, los días cercanos al inicio de la primavera se presentaban locos, agitados por fuertes y frías ventiscas nocturnas. Y más esa noche. Aun así, el frio nocturno me gustó. Necesitaba tomar aire, mucho aire, tras permanecer tres horas al interior de una sala pequeña y perfumada ad nausean por el aroma de los nardos. Pero el gusto me duró poco: apenas cinco minutos después de salir a la calle, el taxi llegó.

Viajar en taxi de noche, ¡y en la ciudad de México!, es una práctica de alto riesgo. Al menos con esa idea hemos vivido los últimos años. No obstante, creo que la aventura de alto riesgo va más allá de la noche, diría que vivir en una ciudad caótica, circularla casi a la hora que sea, lo es aún más. Pero… desde niños aprendimos a asociar a la noche con el peligro mayor. Recuerdo a una vecina amiga de mi abuela que no dejaba a sus hijas llegar a casa después de las ocho de la noche porque las señoritas decentes no andaban en la calle a deshoras. Siempre que visitaba a mi abuela repetía esa cantaleta, mientras la madre de mi padre la escuchaba sin decir gran cosa… hasta que una vez, supongo que un poco harta de tanta repetición, sin más le respondió: la noche puede ser peligrosa por otras cosa, sí, pero la decencia puede perderse a las ocho de la mañana o el medio día. No hay horario establecido para ello. En español coloquial la traducción sería: para coger no hay horario fijo. Y aquella noche mientras viajaba en el taxi de vuelta a mi casa tras acompañar a una amiga en el velorio de su padre, vino a mi mente aquella plática escuchada en mi infancia. La recordaba y reía para mis adentros, en tanto encaraba con algo parecido al estoicismo (la necesidad hace milagros) a ese taxista platicón, preguntón, intrusivo. Una aventura de alto riesgo estaba resultándome el aguantar sus comentarios sin mostrar mis ganas de callarlo o mandarlo a paseo, pues el hombre no sólo quiso saber qué hacía "una señorita" a esas horas de la noche en plena calle. Qué ganas de responderle: me escapé del ataúd, ya que mi marido pretendía enterrarme viva para disfrutar de mi fortuna con una güera oxigenada de tetas operadas. ¿Qué no se nota? Pero cuando apenas digería sus comentarios y preguntas, el santo hombre mostró su verdadera faceta: creía que su misión en la vida era "regresar al Camino del Señor"… a todo aquel que tuviera el infortunio de caer en su taxi como pasajero. Y más, casi podría jurarlo, si el pasajero era una mujer andando a deshoras en la calle. Y así, sin que yo pudiera hacer algo para evitarlo, el hombre se enfrascó en una catequesis digna de gestas medievales. Tal parecía que en lugar de haberlo abordado a las puertas de conocida agencia funeraria de Av. Felix Cuevas, lo había hecho sobre Av. Sullivan (calle que debe su fama a las damas que pasean por ahí a la espera de un comprador de sexo ocasional). Crecí en un hogar católico y de hecho, aunque no lo parezca, no he abjurado de mi religión. Sin embargo, hace mucho que le perdí el respeto a quienes por fuerza quieren vender sus creencias religiosas y, más aún, cuando al hacerlo parecen esgrimir un indisimulado tufillo de superioridad moral El hombre hablaba de los beneficios de convertirse al cristianismo, de cómo a partir del día en que dejó el catolicismo "el Señor había entrado en él", llenándolo con su luz y dándole una claridad de miras que antes no tenía. Yo escuchaba tratando de mantener la boca cerrada mientras él, como un fax en automático, seguía transmitiendo información. Su monólogo, discurrió por la renunciación a los placeres mundanos, a lo material y al sucio dinero. Y en tanto él hablaba como si el Señor le dictara el Evangelio al oído, yo me limitaba a escucharlo haciendo acopio de paciencia para no estallar en despotriques. A esa altura, al hombre poco le faltaba para ser San Francisco de Asís. Finalmente justo cuando enfilábamos a la calle donde se localiza mi casa, el taxista se volteó a mirarme y me dijo: Señorita todo esto dicho con el mayor de los respetos. Si me he atrevido a hablarle de estas cosas es porque en sus ojos veo que su alma es buena y aún está a tiempo de salvarse… Dijo eso, luego me cobró (salvo los servicios de transporte ejecutivo del aeropuerto, el taxi más caro de mi vida en esta ciudad) para despedirse con que un "que el Señor me la ilumine y la ayude a encontrar el camino de regreso a su luz…"

Amén!
***** 

24 comentarios:

labertolutxi dijo...

Me recuerda a alguna película de Almodóvar.

virgi dijo...

A mí me van poniendo de los nervios con ese discurso judeo/cristiano/moralista/paternal.
Así que alabo tu santa paciencia.
Besitos, Marichuy querida.

Nash dijo...

Aaahhgg... justo en estas fechas he tenido que tratar con un señor que es todo un personaje: militar y cristiano. Odia a todo el mundo, pero siempre está hablando de Dios. No es por nada, pero cada vez me cae peor; no soporto la hipocrecía y menos soporto que estos hipócritas quieran evangelizarme. Para colmo, hace un par de dias me tocó un taxista, que abordé muy cerca de donde tú abordaste al tuyo, por cierto, que también quizó darme un sermon sobre la moralidad y cosas de esas... afortunadamente no se dió cuenta que yo llevaba los audífonos puestos y un sueño de aquellos que me hacia sonreir y asentir como tonta ante sus comentarios, de los que sólo escuchaba un poco entre canción y canción.

A lo mejor ya hay una asociación de taxistas cristianos... y careros, (me dieron ganas de decir, literalmente "que Dios se lo pague").

Saludos!

Darío dijo...

Mmmmmmmmmmmmm...quisiera estar en el lugar del tipo...pero no ser el tipo...no sé...le haría precio...

Cuentos Bajo Pedido ¿Y tu nieve de qué la quieres? dijo...

A mi puerta, los domingos 8am, tocan unos "hermanos separados " je para traernos la palabra de Dios. Estoy segura que Dios no es tan imprudente jajajaja. Pero bueno, de cajón les decimos -No gracias-. Pero un día mi hermano les dijo –Que bueno que llegaron, me siento desesperado- Muy conmovidos los visitantes le ofrecieron hacer una oración por él y suscribirlo al Atalaya- se marcharon felices seguros de que habían hecho una buena obra. Mi hermano cerró la puerta botado de la risa diciendo –creo que les hice su día- jajajaj

Dolores Garibay dijo...

jajaja, le hubieras dicho que perteneces a una secta satánica, que organiza misas negras, que sacrifican animales (y uno que otro ser humano), que practican orgías y que cordailmente lo invitas a la prox sesión a que conozca "el reverso de la palabra del señor".

Aunque lo más probable es que te hubiera bajado del taxi... pero habría sido divertido

Besos chilangos :)

Anónimo dijo...

Mi querida Marichuy, que placer volver a leerte después de tanto tiempo. Me encantó!

Falta poco para que volvamos a "visitarnos"

BESOTES HERMOSA Y BUEN FINDE!

Workaholica dijo...

Jajajaja

Amen mi Chuyis!!!!

Jo dijo...

esos taxistas se sienten evangelizadores sobre ruedas! :P Cada que llega alguien en dorminigo religiosamente a querer otorgarme paz y compasión a mi alma... debo resistir ser grosera o mal encarada jaja (uy dificil)
pero eso si si osan en insistir en dejarme algun folletito aunque yo ni me acerque a saludarlos ... hacen lo posible por dejarlo en mi buzón o en el marco del portón

(ojala me iluminara para ser irreverente dios sin ofenderle)
ganas me dan de decirles cuando lo hacen si es a la de a .... fuerza


amén!

Gabriel dijo...

Lo cual demuestra que el "sucio dinero" sólo es sucio mientras está en el bolsillo ajeno. Y que además, subirse a un taxi, sea como sea, es sinónimo de atraco. Y no siempre la peor opción es sufrirlo a mano armada XD

Gracias por compartirlo, marichuy :)

La abuela frescotona dijo...

EN ESTOS TIEMPOS, CREO QUE ENCONTRARSE DE NOCHE, EN EL TAXI, UN PREDICADOR ES PREFERIBLE, A LAS MALAS INTENCIONES DE MUCHOS CHÓFERES...
MARICHUY, PONTE CONTENTA, LLEGASTE SANA, SALVA, Y EVANGELIZADA, AMEN
ABRAZOS AMIGA MIA

jess dijo...

Jajajajajaja uno siempre se encuentra con gente que trata de hacerte "volver" al buen camino, cual oveja descarriada.

Pero hiciste lo mejor al quedarte callada y permanecer estoica jejeje, generalmente es gente terca y cerrada que no entiende de razones.

Ahora si me lo permites mi estimadísima Marichuy..... veo luz a través de tus letras, y sé que todavía tiene salvación tu alma.... Ommmmm! jajajaja! xD

Un fuerte abrazo!!
Lindo finde!

Marina Agra dijo...

Y aunque ya no tanto, cada vez que te leo, re descubro por qué siempre me gustó tanto venir a visitarte! Un beso, Marichuy. Desde el primer día de invierno, de un nuevo otoño.

Rick dijo...

Hi!

Sorry, but is easier for me to read than it is to write!

But I apreciate the strory.

XXX

babel dijo...

Caray, vaya chapa te dio el taxista!. Con las cosas como están por el mundo cada vez hay más predicadores de estos que intentan salvarnos a todos del apocalipsis, bastante normal en los tiempos críticos que corren,
De todas formas suele ser al revés: los taxistas tienen para escribir un libro de las historias que oyen en los asientos de atrás. Lo sé porque conozco uno, de taxista, digo.

Un saludo ;)

karenina Beltrán dijo...

tremendo atentado hacia su persona mi estimada marichuy...y que sabia era su abuela en realidad asi son todos los abuelos, eso de la decencia nada tiene que ver con los horarios, comulgo la idea de que la luz del Señor o del Universo te acompañe para que esa cabecita siga con sus divagaciones fantasticas...abrazoconrayosdeluz!

malbicho dijo...

me pasó lo contrario ayer, nunca tomo taxi pero no quise retrasar a la persona que me esperaba, llevaba un billete cerrado y pregunté primero si tenía cambio, el conductor, nervioso, me dijo que sí, y enseguida preguntó: "pero llevo a mi niño, no hay problema?", sin reflexionar dije que no y me subí atrás (había percibido una presencia en el suelo frente al asiento delantero), entonces noté el nerviosismo del taxista mientras pasábamos frente a dos patrullas, alcancé a ver una cabeza sobresaliendo del asiento de enfrente, pero para mi desconcierto no parecía de un niño sino de un adulto de muy baja estatura, me asusté por un momento muy largo imaginando los peores escenarios posibles, hasta que le escuché emitir un ruidito, entonces entendí que no era un niño pequeño sino un casi adolescente con discapacidad, no supe que decir hasta que casi llegué a mi destino, entonces le dije al chofer que qué calmadito iba su hijo, y hasta entonces me contó sus dificultades para hacerse cargo de él, conmovida pagué y por error me salí sin recoger todo mi cambio, él chofer me llamó para devolvérmelo y desearme buena suerte

me sentí agradecida de haberme topado con alguien así

Anónimo dijo...

Salvo por el detalle del que venías saliendo de un velorio, tu historia es curiosamente divertida y sobre todo por como la cuentas irónicamente. (Pues como vistes Marychuy cuando vas a velorios?). La historia de malbicho por el contrario de entrada me aterrorizo, pues como esta eso que vió una cabeza?, lo bueno es que era una persona con discapacidad, y no un muertito o un asistente del taxista para hacer atracos.
A que muchachas,viajen mejor en metro, y no olviden las reglas básicas cuando sea indispensable el viajar en taxi: 1) Checar si tiene tarjetón de de identificación del taxista, 2) Antes de subir fijarse al interior del taxi, si no hay alguien más. 3) igual antes de subir, indicar cual es su destino y preguntar cuanto les van a cobrar (sobre todo si es después de las 10 pm) y de preferencia solicitar que se les cobre con taxímetro. 4) una vez abordo, hacer la mueca de que hablan discretamente por celular a alguien, pero que se de cuenta el conductor, que están hablando que ya van en camino en un taxi de matricula x. (en su defecto si hacer realmente esta llamada).

Un saludote.

Cuentos Bajo Pedido ¿Y tu nieve de qué la quieres? dijo...

Se han hecho películas sobre las historias en taxis
Y bueno aunque puede ser muy molesto el rollo evangelizador en el taxi, los prefiero a los que molesta o asustan. Una vez me subí a un taxi de la calle. El tipo muy amable, no de malos bigotes (guapetón), fortachón, me hizo la plática. Según yo trate de no decir mucho. Me sentía cómoda, todo tranquilo. Cuando llegué a mi destino, le pregunté cuanto era, mientras yo preparaba el dinero, me dijo que a veces las muchas guapas no quieren pagar el taxi ya sea porque no traen dinero o simplemente porque no quieren. Entonces él esta dispuesto a recibir otro tipo de pagos. Volteo, le pagué exacto el taxi ya con un pie afuera y él me dio su tarjeta diciendo por si un día quieres otro tipo de servicio. Me sentí súper asustada, finalmente él me había llevado a casa, no? Que miedo

Lorena dijo...

jeje, agradable compania te tocó...yo no sé como sera ahora tomar un taxi, pero claro que prefiero que me den la catequesis, a otra cosa...me toco una vez un taxista asi, por lo que veo el que no es ladrón o delincuente se va al lado totalmente opuesto...no dire mas donde tome el taxi ni que andaba haciendo, jajajaja
ya volví...
saluditos

Clarice Baricco dijo...

Dios mío, qué taxista, pudiendo contar otra historia o callarse la boca. Pero bueno, llegaste salva, y me refiero a la salvación de llegar con vida y sin asalto.
Acabo de estar en el Df, y algo pasó que el taxi que tenía que tomar, decidí no hacerlo e irme en metro. Quizá fue miedo.

Abrazos amiga.

DINOBAT dijo...

EL peligro de montarse en un carro que se mueve a altas velocidades con los seguros abajo...

Anónimo dijo...

Escurre acido de este post....

y me encanta!

pero sabes, de alguna manera me haces recordar mi ciudad y tenga los defectos incontables que sean, la amo, la amo y hasta creo que quiero subir a un taxi de noche.


un beso nena

La sonrisa de Hiperion dijo...

Un placer como siempre pasar tu casa...

Saludos y un abrazo.
Buen domingo.