escribir

Escribir: tratar de retener algo meticulosamente, de conseguir que algo sobreviva; arrancar unas migajas precisas al vacío que se excava continuamente, dejar en alguna parte un surco, un rastro, una marca o algunos signos.[Georges Perec]

mayo 04, 2010

las cuentas del alma...

Chiho Aoshima, Building head (2006)

Conocí a una dama muy singular, con la que llegué a desarrollar una breve pero buena amistad. Nos hicimos buenas amigas, pese a ser tan distantes, al punto de que en poco tiempo me convertí en algo así como su confidente/consejera. Ahora que lo pienso quizá no era una extrema confianza, sino su necesidad por contarle pasajes íntimos de su vida a alguien que no estuviera en posición (ni disposición) de juzgarla. Mientras tecleo estas letras, pienso que de ser otras las circunstancias (y yo escritora, claro), me gustaría escribir una novela inspirada en ella (algo así como Las edades de Lulú, pero sin los detalles explícitos). Se podría pensar que me interés deriva de lo atractivo que resulta una historia de tintes eróticos; después de todo, pocas cosas venden más que el morbo. Pero no; lo que más me intrigaba de ella no era propiamente lo relacionado con su vida sexual. Era algo más primario, esa ansiedad, compulsión, por vivir sin simulaciones y por experimentar de todo; su negación al arraigo y a permanecer mucho tiempo al lado de alguien. Nunca había conocido a nadie así. Quizá mi interés se debía a que en el fondo, por más que me resista a la idea, siempre he sido algo fresona. También me llamaba la atención y hasta admiraba, que pese a su desaforado ritmo de vida, era la más metódica y ordenada de las personas: con el mismo empeño que ponía en vivir sin reparos, era capaz de llevar el registro pormenorizado de todos los actos de su vida, en especial el referido a los hombres con quienes se relacionaba. Supongo que es normal recordar el número parejas con las que uno ha estado y no faltará quien piense que algunas apenas merecen el olvido. Pero cuando se rebasan, y por mucho, ciertos estándares, llevar un récord detallado implica dedicación y hasta algo de romanticismo, aun cuando se reniegue de este. Ella tenía una antigua libreta de pasta dura, forma francesa y forrada de tela, cuyo título rotulado en la portada lo decía todo: mis hombres. Y así era, pues por su interior desfilaban, uno a uno, en orden alfabético y cronológico, todos y cada uno de sus hombres; tanto los que no duraron más de una noche, como aquellos que, excepcionalmente, permanecieron a su lado un buen tiempo (o sea, más de dos meses). Poco antes de que nos alejáramos, hicimos un viaje al extranjero y fue entonces cuando por fin me animé –culpo de mi atrevimiento al vino húngaro mezclado con la visión nocturna del Danubio- a preguntarle cuántos hombres habían pasado por su vida. Su respuesta me dejó muda, no sólo por la increíble –para mí- cifra que mencionó, sino porque al abundar en su respuesta, puntualizó que de no haber anotado cada experiencia tenida -aún la más ingrata o insípida-, a esas alturas de su vida ya habría perdido la cuenta y con mayor razón olvidado sus nombres. Semanas después de aquel viaje dejé de verla; la vida y la geografía nos separaron y nunca he vuelto a saber de ella. Sólo me quedan los recuerdos y la fotografía que nos tomaron aquella noche, mientras ella me contaba de sus hombres y yo la escuchaba tratando de disimular mi asombro.

Son extraños los resortes que mueven la memoria, como habrá dicho algún neurocientífico (o quien lo haya dicho). Al menos los de la mía lo son; esta noche he pensado mucho en ella y por motivos impensables; lo que me la trajo a la mente fue algo totalmente opuesto a sus ansias de vivir, a su necesidad de reafirmarse y volverse a sentir viva en cada nueva relación, la recordé porque pensé en la muerte. Mientas leía un periódico de hace unas semanas, di con una nota policíaca cuyas dos primeras líneas me dejaron igual de estupefacta que el recuento amatorio de mi amiga:

“-¿Cuál es tu nombre?
-Ya lo sabe. Gerardo Álvarez, El Indio*
-¿A cuántas personas has matado?”
-Ya perdí la cuenta “
(*/ uno de los narcotraficantes más buscados por la benemérita e incorruptible DEA).

Si bien la frialdad de sus respuestas responde a las particularidades químico-cerebrales que dicen son comunes a asesinos y torturadores, no pude evitar preguntarme ¿qué hay, o ya no hay, en el alma de un hombre que asesina como quien se pasa semáforos en rojo porque tiene prisa y le representan un estorbo en su camino? ¿Cuántas vidas habrán de segarse antes de que el hecho deje de tener importancia –suponiendo que algún día la tuviera- y acabe por perderse la cuenta del número de seres humanos que se han matado? ¿Habrá asesinos –en la vida real, los literarios o cinematográficos no cuentan- que, como mi amiga con sus amantes, tengan un cuaderno donde anoten fecha y hora de sus crímenes, así como la edad aproximada y sexo de sus víctimas, para no olvidar a cuántos han matado?

Los ojos de un muerto
me saludan
con prisa
cada día,
en la sonrisa irónica
del día que se inicia.
Los ojos de un muerto
con las preguntas rotas
y las frases empezadas
y los extraños detalles,
que también vuelven
el instante en que los quieres,
esos ojos
los ves
menos
en el horizonte nocturno,
cuando las luces de las casas lejanas
una a una se apagan.
Los ojos del muerto
con los brillos de la miel
me miran
en la noche
en la seguridad de mi habitación
y en las horas cerradas
que fluyen
antes de la vida,
después del sueño.
En estos años
quién no tiene un muerto
que lleva dentro
para que le dé órdenes–
yo al menos tengo más suerte,
tengo sólo sus dos
ojos
para recordar
cómo también yo
alguna vez
estuve vivo.

[Teófilo D. Frangópoulos, El Sobreviviente -versión en español de Francisco Torres Córdova]


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ADENDA La autora de la imagen que adorna esta entrada es un artista japonesa llamada Chiho Aoshima; en este enlace se encuentran varios ejemplos de su trabajo 

Galerie Emmanuel Perrotin/Chiho Aoshima

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59 comentarios:

Canalla dijo...

No cabe duda que las mujeres son más ingratas... uno las recuerda a todas así sea por alimentar el ego, aunque claro: algunas son sólo un nombre en la agenda; muy pocas llegan a ocupar más espacio. Si la memoria traiciona al punto de ya no recordar, más vale ir haciendo ese recuento. Además del valor estadístico, serían buenos los apuntes para efectos autobiográficos y metaliterarios... mmmm. Un beso.

Ju dijo...

Pienso: ¿hay un momento en donde aquello que importaba ya no importa? ¿hay un click, o es un largo proceso en el cual se va mutando?

Pienso: hay una novela de Onetti que lleva por título, sugerente por cierto: "Cuando ya no importe"...cierto que aún no la he leído, pero el título me convence.

y me quedo pensando. ;)

un beso grande.

Champy dijo...

Hay COMADRE, ni como abordarte.... ps como vaya saliendo.

De entrada me dejaste frio....dije whatttt!!!???!?!?!!?!? esta condenada Me está usando!!! Luego dije...no, está usando a mi hermanita la orata.... luego dije noooo, está... y me pusiste a pensar en la universalidad de nuestros patrones, uno se siente único e inmerecible y va por la vida tachoneando y despreciando así como otros van registrando y encuestando, a unos nos toca contemplar y a otros desarrollar, siempre, a cada lado de una linea hay 2 partes 2 lados 2 ópticas, 2.... Siempre hay uno que le gusta levantar encuestas y otro que prefiere ser encuestado, hay quien prueba y quien elige ser probado.
Que nos mueve o lleva a asumir un rol?
Eso que al Indio lo impulsaba a matar.
Solo que unos matan y otros desprecian, unos cogen y otros evaden, unos aman (ya casi no hay) y otros quieren ser amados (abundan). Hay quien se reafirma en una eyaculación, ese es su motivo, y dichoso aquel que lo tiene identificado y lo ejerce...el pedo es cuando te asume una bala o sangre.... esas mentes son fascinantes.
Y si los hay.
Hay asesinos que llevan registros como el de tu amiga, así como ladronas que de manera anecdótica platican cada una de sus fechorías, para mi, más cuerdas que los desquiciados que van por la vida negando su pasado y mas pior aún, revolcandose en lodos más y más puercos cada vez....pero de eso, no tienen memoria, esa, solo les sirve para reseñar las corruptelas de los hermanos, de sangre o de vida.
Te confieso algo?
Del Indio me atrae más su parte perversa que la psicopata...
Que le habrá visto la Barbie?
Me imagino lo que hacían a solas y me doy miedo.

2046

Xabo Martínez dijo...

El puente que tendiste (en el cuento) de un razonamiento a otro me gusto, y teniendo como eje la memoria es muy bueno, pienso que en el caso de la amiga (ya entrando en el tema), no es raro, ya se que el dicho de los caballeros no tiene memoria (salvo casanova) no es aplicable a las damas. Por otro lado en un asesino, pienso que necesariamenter deben (especulacion solamente) tener suelto el cable que les conecte la memoria con los sentimientos. Traigo a cuento el tema de la entrevista de Sherer hizo recientemente al Mayo Zambada, donde en ningun momento hace hincapie en esta clase de culpa.

El poema,. no lo conocia, asi que gracias por adjuntarlo.

Abrazos de martes

Carlos dijo...

Diablos, creo que yo tiendo a hacer algo parecido a lo que hacia, o hace aún quizá, esa mujer... ja solo que yo hago algo asi como historias... o revisito lugares, o canciones jaja lo bno es que no han habido muchos pokitos pokitos todavia, pero cada quien un recuerdo digno de ser tomado en cuenta... al menos pa mi ja

un abrazoote

MauVenom dijo...

Conozco gente que lleva la cuenta... y grandes cuentas incluso

yo te confieso no con descaro si no por convencimiento que soy como el Indio

evidentemente no hablo de asesinatos pero sí de dejar ir sin poner más énfasis

ni por ego ni por nostalgia ni por otra cosa

traté una ve de contar... pero no me acordé... y no tiene caso... tengo recuerdos claro pero son independientes de los nombres y de los números, son más bien conexos con mi satisfacción

creo que llevar la cuenta es necesidad de autoasegurarse, de creerse una imagen

prefiero un trailer de Lo Mejor de...

Kiss

Ahora que pienso terminar una relación es de alguna manera un asesinato... de ninguna de las dos cosas llevaría la cuenta.

karenina Beltrán dijo...

suerte de esta chica de tenerte como amiga, imagino de tener estas divagaciones que siempre posteas ahora como amiga, oyente y confidente...uy!...de repente la vida se vuelve muerte que te queda en el alma creo que nada...abrazosureño!

marichuy dijo...

Canalla

Será que, por lo general, las mujeres,, a diferencia de los hombres, sólo recordamos a quienes hemos amado o que por lo menos han dejado una huella honda.

No sabes lo que yo pagaría por leer tus Memorias Amorosas, y no sólo por la mera curiosidad de saber si es verdad el mito de que los escritores son harto mujeriegos; ante todo por la calidad literaria garantizada (digo, pagaría, mientras el precio no semeje a lo que recientemente fue pagado pro las Memorias de Casanova (7 millones de euros, o algo así)

Un Beso

marichuy dijo...

"¿hay un momento en donde aquello que importaba ya no importa? ¿hay un click, o es un largo proceso en el cual se va mutando?"

Jules

No sabría decirlo, es mi respuesta ambas preguntas; aunque me atrevería a aventurar que no es un click, que necesariamente tiene que ser resultado de un proceso.

Tampoco he leìdo ese libro de JC Onetti, pero coincido con vos en que desde el título es muy sugerente. Esto no es de él, pero me gusta:

"Cuando ya no importe, me sentare en algún lugar a recordar por un instante breve lo que nos haya sucedido y dirigiré mis pasos hacia otro continente. Se instalaran la lejanía y la ausencia, te echare de menos, llorare, le diré tu nombre al viento, escuchare su eco, tejeré la ilusión de verte de nuevo y finalmente tomare un barco que me lleve a un puerto hasta entonces desconocido en donde olvidar y volver a comenzar."

Juan de Colombia
http://enseresparasobrevivirenlaciudad.blogspot.com/2006/10/cuando-ya-no-importe.html

Un beso

marichuy dijo...

Champy

Qué será lo que nos leva a adoptar tal o cual papel? Yo tampoco lo sé con exactitud, pero lo cierto es que no sólo habemos quienes jugamos un rol frente a los que prefieren personificar el opuesto. También es posible que hoy desempeñemos uno y mañana el otro totalmente adverso.

Qué mueve al Indio a matar? Ni idea, pero seguro no es el alma, suponiendo que la tenga. Quizá eso es algo que hace años dejó de cuestionarse (si es que alguna vez lo hizo).

Ay tú, yo ni idea tenía de que eran tan, pero tan, cercanos ese par.

Besitos

marichuy dijo...

Gab

Gracias por tu apreciación.

Lo de que las mujeres no tenemos prohibido tener memoria, es algo que los hombres luego esgrimen a manera de reproche ¿Por qué carambas las mujeres tienen que recordarlo todo? ¿No podrían ser un poquito más olvidadizas?

Querido, por el precio que han pagado por las Memorias -el manuscrito- del Signore Casanova, cualquiera se animaría a recordarlo y escribirlo todo, jeje Hasta el más Caballero.

Poema algo trágico, pero me gustó.

Un abrazo

marichuy dijo...

Carlos

Criatura: tienes 19 años; ya me dirás cuando tengas treinta, si siguen siendo "bien poquitas" tus historias amorosas. Y quizá entonces, puedas escribir un libro (o unas Memorias… como las de Casanova Región 4 -jeje-)

Un abrazo

marichuy dijo...

Mau

Mira que no cualquiera eh' No todos son capaces de llevar cierto tipo de cuentas, sean amorosas o no (ya no digas grandes).

Quizá tú prefieres olvidar -o pensar que lo haces- parea evitarte, reproches, dolores innecesarios, revivir malos recuerdos.
Auch, tratar de recordar a tal o cual ex y no poder hacerlo… qué triste.

Terminar una relación es una forma de asesinato? Tal vez, siempre y cuando el amor haya sido inmenso; diría Rosario Castellanos "matamos lo que amamos; lo demás nunca estuvo vivo".

Beso

marichuy dijo...

Karenina

Más bien, la suerte fue mía: aunque sea poco, pero algo aprendí (así sea lo que no es para mí)

Y más suerte, pero de ella, que yo jamás escribiré sus Memorias.

La vida y la muerte necesitan una de la otra, para poder reafirmarse, me parece.

Un abrazo

El Deme dijo...

Saludos desde Madrid.
Amamos como matamos, cuando alguien no nos interesa ¡catapún! (lo cual no es justo, la verdad)

emilio dijo...

Muy buena historia...
Preferible no recordar la gente a la que se ha amado a la que se ha matado... No, mejor no matar a nadie y amar a todo el mundo... jajajja

Un abrazo.

Noesperesnada dijo...

Extraña manera de relacionarse...

Angeek dijo...

Uy, yo solo puedo hacer un recuento de amores platónicos que se acabaron a los 28. Después, solo uno ocupa mi atención. Me siento fuera de moda.

Esa dama tiene más comportamiento de asesino serial, por aquello de llevar la cuenta, que de Casanova versión femenina (Uf, yo y mis asociaciones; pero tu también asociaste con muerte ¿eh?).

Ese poema me gustó al igual que la imagen.
Saludos

marichuy dijo...

Deme

Cierto: darle simbólico (y ni tan simbólico) Kaput a quien ya no nos interesa, es algo tan injusto como egoísta.

Saludos

marichuy dijo...

Noesperesnada

Creo que esa forma de relacionarse, resulta algo más que meramente curiosa.

Saludos

marichuy dijo...

Emilio

Seguro que eso (no matar a nadie) sería lo ideal. Pero ya ves las cosas que pasan.

Un abrazo y qué bueno que ya estás de regreso a la salud.

Jo dijo...

No se contar... es decir que puedo contar y decifrar pasajes y hasta algún desliz específico con cada quien... de cada cual puede que me acuerde pero creo que quien nos marca eternamente la memoria no fallará hasta el minimo detalle.

No se si el alma lleve records o si en una cifra pueda aquilatarse lo que se hace bien o mal...

cuando se quiere... no se cuenta
no se si la postura de ser desmemoriado o caballeresca je...cuente
para mi lo que cuenta es lo que alguien te deja en cada beso, en gcada gesto en cada caricia... y hasta en la sonrisa

...

no lo se
no se contar

pero me acuerdo de el
siempre.

marichuy dijo...

Angeek

En eso de sentirse -y saberse- démodé, yo tengo vasta experiencia.

Tú crees? Es posible, aunque debo aclarar que ni siquiera había en ella ese afán por sentirse la versión femenina de Casanova… Región 4. Lo que es innegable, es que parecía esforzarse por terminar ("matar") cada nueva relación lo antes posible; para ser precia antes de que se convirtiera en una verdadera relación. Y sí, la de las asociaciones raras soy yo; ni qué decir -je.

Sobre el poema. Yo no conocía a este poeta griego, pero hará cosa de dos años en La Jornada Semanal salió un artículo sobre él y un par de poemas, que en ese momento no me llamaron mayormente la atención, aunque el nombre de él se me quedó grabado. No fue sino hasta el domingo antepasado, cuando volvieron a citarlo en la misma sección de LJS, ahora bajo el subtitulo de "Poesía Trágica" y con este ejemplar que me atrajo absolutamente (el autor de la versión en español es un poeta mexicano bastante interesante, por cierto).

Y sobre la imagen que adorna este post, Chiho Aoshima es una joven artista pop, oriunda de Tokyo. Voy a poner un enlace con la galería donde encontré varias cosas de ella.

Saludos

Jo dijo...

de hecho siempre me acordaré

marichuy dijo...

Jolie

Yo creo que sí; que de alguna forma -no tan tangible o entendible-, el alma lleva sus propias cuentas. Así como le comentaba yo a Anabel que con cada suspiro hondo y sentido, siento como que se me va un pedacito del alma; de igual forma creo que el alma lleva las cuentas tanto de los pesares que la aquejan, como de los regocijos dejados por el amor.

Quizá el recuento que tu aludes, sea el que, valga la redundancia, más cuenta. Aunque acordarse, creo, es una forma de recontar y de hasta llevar un récord... de quien sí importa o importó.

Je, sobre los Caballeros, memoriosos o desmemoriados; ve tú a saber. Seguro para sus adentros, bien que se acuerdan.. bueno, no todos.

Lata dijo...

Wooow, me lo imaginé todo y luego el final me dejó un poco perturbada.

Es algo que nunca me voy a explicar...

Y mejor me voy.
Un abrazo.

El cola E´Flecha dijo...

¿A poco alguien lleva la cuenta?

virgi dijo...

Dos extremos del comportamiento humano. Por un lado, el afán de no perder la memoria de las cosas que hemos vivido (sean amantes, obras, libros, amigos, hijos). Por otro, olvidar lo que hemos hecho, pero que no queremos recordar.
Dos caras de una moneda, la memoria que nos lleva o nos trae, la que nos gratifica o nos culpa.
Aunque en el segundo caso, ni creo que pudiera nunca tener sentido de culpa. Ese tipo de gente (como los terroristas, por ej.) no consideran que sus hechos sean motivo de remordimiento.
¡ay, querida amiga, cuán iguales y cuán diferentes!
Besitos. Muchos.

(entré en el enlace, vuelvo para verlo mejor)

Fernando García Pañeda dijo...

Qué curiosa la asociación de ideas: hombres "amados", hombres muertos.
Quizá no los narcos y demás mafiosos hispanohablantes, pero los concienzudos nazis llevaron muy bien las listas de todos los asesinados en las cámaras de gas. Hasta en eso nos sacan ventaja.
Me parece una desesperación el cuadernito de los amantes. Como he leído hace poco, la vida es una historia que siempre acaba mal, pero nos las apañamos para no recordarlo. Y ese es el mejor de los ejemplos.
Un abrazo.

marichuy dijo...

Latita

Perturbador sin más, así es ese tema del asesinato por paga.

Un abrazo

malbicho dijo...

tu post es de lo mejor: la historia de tu amiga, tu razonamiento, el poema...

pero lo que hoy me llevo apretándolo con avaricia es ese link a la muestra de esa artista (tienes un ojo para esas cosas!!)

marichuy dijo...

Abraxas

Tú, porque no tienes memoria es que dudas de estas cosas (jajá)

marichuy dijo...

Virgi

Así es, querida: dos extremos del comportamiento humano. Creo que en esto coincidimos, es importante guardar en la memoria las cosas que hemos vivido (y por si hiciera falta, quizá hasta anotarlas).

Pienso que en general, los asesinos, terroristas y demás, razonan así como dices: lo que hacen no les significa remordimientos. No obstante, he llegado a creer que hay algunos tan fríos y "escrupulosos", que hasta la cuenta de sus muertos llevarán.

A ver qué te parece. Las Galerías de E. Perrotin se especializan en arte contemporáneo; la chica japonesa es uno de sus muchos artistas incluidos.

Besitos

marichuy dijo...

Fernando

La asociación salió por aquello de las cuentas y lo vacíos del alma.

Ups, tenéis toda la razón: los nazis hasta en eso eran ordenados y marcaron la diferencia. Acá en México, según algunos, los muertos (no todos criminales ni todos matados por los sicarios al servicio del narco) causados por la guerra de Felipe Calderón contra de la narcodelincuencia, suman más de 20 mil… tan sólo en lo que va de su gobierno -3.5 años-, pero como en México las estadísticas son una aberración, a saber cuántos sean en realidad.

Muy interesante razonamiento: si al final esto de vivir, amar y dejar de hacerlo acabará mal, ¿qué caso tiene guardar registros que nos lo recuerden a cada tanto? Pero ni hablar, en este mundo hay (habemos) varios necios y masoquistas.

Un abrazo

marichuy dijo...

Bichito

El único "pero" de esa Galería, donde hay otros artistas muy interesantes, es que no se pueden robar las imágenes, aunque sí puedes imprimirlas.

Saludos

Unicornio dijo...

Querida Marichuy:

Estamos divagando, no hay duda.

Pero en tu caso, nos haces pensar, y con bastante profundidad.

¿¿Acaso los Cuacos con Cuerno serán inmunes a los aconteceres neuro-amoroso-estadísticos del común de los mortales?? No lo sé a ciencia cierta.
Lo que sé es que la novia que más me ha aguantado y permanecido cerca de mí, es la soledad. Así, sin mayúscula, porque no hablo de "La Chole" (y menos en México, donde tiene como 3 significados!!), del nombre propio, de las mujeres de suaves formas y mezzosopránico hablar que responden al eufemístico apelativo de "Soledad, ¿¡ya nos vamos mi amor??!!")... hablo del sentimiento más espiritualmente llenador (o vaciador, depende de la especie) de todos: la soledad (o el conocimiento de la inmensidad).

No te digo?! Ya empezé a divagar!!

Gracias por tus letras. Y por estar por acá, en estos calurosos lares desde donde te saluda, con afecto,

el disperso Unicornio...

marichuy dijo...

Querido Unicornio

Yo creo que sí, que los Cuacos del Cuerno son inmunes a los aconteceres neuro-amoroso-estadísticos del común de los mortales. No digo que no se enamoren o no penen males de amor, pero como que su sistema neuro-ventricular los procesa de manera distinta la común de los mortales.

Por otro lado, siempre he pensado que ellos –ustedes- aún siendo más idealistas, son más aguantadores y por ende no hacen tanto drama como nosotros. Menos que pierdan el tiempo en andar llevando el recuento de sus amantes y muertos

Un abrazo

/ dijo...

Debe ser fascinante conocer a una persona así. Saber que la motiva a contar su intensa y minuciosa vida sexual. Y la eterna pregunta: Que pasa con el sexo cuando los años pasan y dejás de ser apetecible?

BESOTES GUAPA!!

La abuela frescotona dijo...

QUERIDA MARICHUY, CREO QUE HAY PERSONAS, EN QUE LA BÚSQUEDA ES TAN DESESPERADA, QUE LOS TIEMPOS DEL CORAZÓN SUPERAN EL RITMO DEL RELOJ.
ES ALGO ASÍ COMO EL DIABÉTICO, NO PUEDE DEJAR DE BEBER, POR QUE NO PUEDE DEJAR DE ORINAR. ES UN CÍRCULO DE NECESIDAD Y URGENCIA DE POSEER, MAS QUE SER POSEÍDA,LA COLECCIÓN DE PERSONAS SON COMO LOS AÑOS QUE A VIVIDO, MARCAN Y SON TESTIGOS DE QUE SU VIDA ES REAL. CREO.
ABRAZOS AMIGA

marichuy dijo...

Stanley

Sin duda fue una experiencia interesante, intensa por momentos. A menudo me he preguntado lo mismo que vos y no he dado con la respuesta... no en vano las pasiones humanas son inmunes, ajenas, a cualquier tipo de razonamiento.

Besotes para vos

marichuy dijo...

Querida Abuela

No pudiste decirlo mejor:

"esa desesperada búsqueda”… por reafirmarse, por sentirse viva en cada nueva relación, aún a sabiendas de que al amanecer siguiente todo habría terminado, muerto de cierta manera.

No sólo son los ritmos del corazón, me parece; son, sobre todo, los ritmos de la pasión, en su estado más puro y salvaje, los que superan con mucho el ritmo de todo lo demás.

Un abrazo

jess dijo...

Fíjate que me encantó el giro con el que un mismo elemento común, une a dos situaciones totalmente contradictorias..... no es sólo no recordar la cuenta, sino la misma pasión con la que se vive, porque... para privar de la vida a alguien, necesariamente debe haber pasión desenfrenada en el acto..... muy mal guiada, eso sí, pero igualmente intensa.

Yo siempre he querido tener un diario con los nombres y el breve relato de cada uno de los hombres de mi vida, pero..... mi vanidad me impide volver a revivir esos momentos.... mejor para eso está el blog.

Te mando un fuerte abrazo, mi estimadísima Marichuy!!

Esta noche me has dejado pensativa....

Mafalda dijo...

...

Hola Flaquis.

Ando con harto trabajo.
Sólo dejo saludetes.

Mafalda

marichuy dijo...

Jess

Aunque supongo que algo de pasión habrá en un asesino, en un mercenario, un matón por encargo, pienso que muy pronto llegan a un punto en el que -casi como instintito de protección- el matar se convierte en un acto mecánico, frío. Y por triste que parezca, eso mismo puede suceder en las y los coleccionistas de amantes: debe llegar un momento en el que encamarse con alguien, deje de ser un algo profundamente deseado, lleno de pasión y fantasía, para convertirse en un mero acto mecánico y –casi- frío.

No le saque, usted lleve su cuaderno, jeje.

Un abrazo

Workaholica dijo...

Uy mi Marichuy...

Ahí donde me ves.... si yo llevara una cuenta me cabría perfectamente en un post-it y de los chiquitos.... jajaja

Digamos que no se me da andar "del tingo al tango"

:)

Anónimo dijo...

Desde donde yo supongo, alguien que considera "su trabajo" matar, pierde la cuenta de sus víctimas, es como un trabajador del rastro que no cuenta las reses o un jornalero que no sabe cuantas naranjas junta en un día en una huerta...
Hay otros asesinos que en sí el matar constituya todo un rito y tengan datos precisos, detalles, y por supuesto, la cuenta precisa de las víctimas.
¿Qué tal en el amor? Considerando así las cosas, si uno tuvo muchos o pocos lances o romances o relaciones formales y se pierde la cuenta, ¿no será porque en el fondo nos interesaba el mero disfrute personal y no la persona con la que compartimos tiempo y espacio? Curioso que llevar la cuenta y ciertos detalles constituya un elemento de morbo y no tal vez de dedicación. Ahora que lo pienso... Podría abusar de mi buena memoria y hacer lo propio. Sería una especie de tributo a quienes me dedicaron tiempo y espacio, y por algunos momentos en la vida fui su inseparable. Pero eso si, nada de hacerlo público ni eso... Así si sería morboso

Un abrazo adoradísima y admiradísima Marichuy

Pau Llanes dijo...

Hola, querida Marichuy… Te leo de nuevo en la Ciudad de los Milagros… Llegué ayer, a ver qué me depara el jet lag estos días… Te leo y me inspiras de nuevo con tus temas y especulaciones sentimentales… Entiendo a tu amiga; me reconozco en sus estrategias de memoria sentimental… No es que lleve un cuaderno en el que recensione mis experiencias amatorias o un diario en el que las haya diseccionado y cuantificado estadísticamente, no, pero alguna vez repasé mi biografía amatoria y me quedé estupefacto de los resultados, de mis olvidos tanto como de mis recuerdos revividos… Y sí, por supuesto, lo primero que me sorprendió fue haber olvidado algunos nombres… Qué curioso, qué terrible curiosidad… Haber dicho a alguien que le amarás toda la vida y más y luego perder su nombre en los pliegues de nuestra memoria sentimental… Tengo que repensar sobre todo esto ahora que te leo…

Acerca del amor es sobre lo que más se ha escrito en casi todas las culturas. Se ha escrito de todos modos posibles y desde las más variadas orientaciones y perspectivas. Por el amor se han interesado la neurología, la antropología y el psicoanálisis, y no digamos el periodismo, es decir la chismografía “salsa rosa”… En fin, sobre el amor hemos leído libros y revistas (del “corazón” y de divulgación pretendidamente científica), visto buenas, malas, regulares y/o memorables películas, escuchado, cantado y bailado con sus palabras-fetiche, escrito en cuadernos de anillas o en la corteza de los árboles o en la piel de nuestro/as amantes o en cualquier superficie urbana ¿Quién no ha escrito un mensaje, un graffiti de amor?... Se ha dicho tanto que a veces creo que no se pueda decir más —pero no he encontrado todavía el “Tratado” con mayúsculas, “La Summa” del amor y sobre el amor, y por supuesto ninguna definición “categórica”, absoluta, que me convenza, ni sobre el amor ni el desamor, tan contiguos y sucesivos como aparentemente opuestos y excluyentes…

Hace unos años, a finales de los 90’, comencé a interesarme por el “tema” desde un punto de vista digamos más “racional” y analítico, además de literaria. Me hizo bien aquella pura homeopatía de palabras sentimentales, aunque en realidad no tenía ni idea a dónde me llevaba ese ejercicio literario, buscando a ciegas… Tenía que entender-me… ¿Me sigues, Marichuy?

Entre otros aspectos amorosos comprendí que cualquier relación amorosa va evolucionando con el tiempo de uno a otro estado, incluso aparecen combinados si se establecen nuevas relaciones, pero parece probado que no evolucionan del mismo modo ni con la misma intensidad cada uno de los dos miembros de la pareja ni en nuestras respectivas memorias. También parece probado que hombres y mujeres vivimos de modo muy diferente las relaciones, sus sentimientos, acaso por nuestra distinta sensibilidad amorosa y especificidad psicológico-biológica de género, también por cuestiones ambientales y sociales, según las culturas y su posición social… También que aunque se ha considerado la existencia de un cierto carácter sentimental de “genero” —de hombre o mujer, masculino o femenino— no necesariamente coincide éste con el género propio de cada uno de los miembros de la pareja, como sucede en las parejas homosexuales, o en otras parejas (también corrientes) en las que el hombre o la mujer interpreta o adopta un papel “sentimental” distinto al que le correspondería por género… Y que cada vez hay más hombres, sobre todo maduros, que se ven más afectados de lo normal por los riesgos de una ruptura sentimental, una separación o divorcio, incapaces o inhábiles para iniciar una nueva relación consistente, hasta cierto punto “definitiva”…

Pau Llanes dijo...

En fin… A estas alturas no tengo que confesarte —aunque de seguro ya lo imaginabas o intuías— que toda mi vida he sido un afortunado amador, amante y amado; desde que recuerdo, casi desde la pubertad. He sido regalado tantas veces por el amor que sólo puedo “dar gracias a la vida que me ha dado tanto” —¿recuerdas esa milonga?… También hubo “catástrofes amorosas”, por supuesto, traiciones insospechadas, traumáticos desenamoramientos y otras variables malignas y efectos indeseables, como el tedio, los celos, los trastornos de ansiedad, las depresiones post amorosas, el duelo… —a veces compartidos; otras por separado, casi siempre asimétricos. Sé pues acerca del amor, de su éxtasis y deriva, de sus gozos y padecimientos, de sus luces y sus sombras, tanto por experiencia propia como observador emocionado de sus maravillas y mezquindades…

Este modo de ser y estar en el mundo del amor me llevó —aquellos años inmediatamente anteriores al inicio de mis “investigaciones”— a una situación muy compleja, realmente excepcional, en muchos aspectos inquietante, que padecía (inconsciente) con placer y sin cuidado. Me reconocí entonces enfermo de amor, por exceso… —se llega a la enfermedad, no sólo del cuerpo sino también del alma, o por exceso o por defecto o por contaminación externa o congénitamente. En mi caso lo era por exceso: demasiados amores, demasiado contiguos y simultáneos, demasiado consentidos… A lo peor siempre fui un enfermo crónico del amor, un romántico compulsivo, pero sólo en aquella situación me reconocí como enfermo severo del amor, afectado —que no doliente, al contrario— de una extraordinaria metástasis en el alma y mi ser emocional, por amor… Ahora no te voy a contar los detalles, no vienen a cuento… Sólo decirte que había creado para mi indeterminada realidad existencial una gigantesca mujer-collage —tipo frankenstein sentimental— que abarcaba tres continentes, ocupaba todas las horas de mis días, a la que dedicaba todas mis energías (derrochador) e inseminaba puntualmente a nuestro capricho —que era tan urgente en nuestros periódicos encuentros como paciente en nuestras largas ausencias…

Ay, Marichuy… ese ir y volver como si nada… Sobre esa vida de nómada amoroso habla el personaje principal de Víctor, la obra teatral escrita por H. P. Roche, amigo y cómplice de Duchamp, cuyo protagonista está indudablemente inspirado en Duchamp: “El amor, una ascesis. Su supresión, otra ascesis. (...) Hay que evitar vivir mucho tiempo juntos. Es preciso saber abandonarse para poder reencontrarse. Hay que evitar devorar al otro o desear ser devorado.” Ummm… Yo creo que ésa es la vía mística del amor, Marichuy… Enamorado del amor, ni más ni menos…
Saludos chilangos… ya.

Pau

Ivanius dijo...

En Oriente hay un doble empeño, dicen: exprimir el instante y reconocerlo como pasajero.

Inevitable recordar a Sei Shonagon, que en su hermoso libro (y en la película de Greenaway) inserta listas, como por casualidad, en donde lo mismo habla de goces que de dramas.

Yo prefiero creer en la memoria sin confiar demasiado en ella. Ah, y seguir escribiendo.

Abrazos.

Unknown dijo...

el titulo ya lo tienes “mis Hombres” me suena genial, además de que te da toda la idea de lo que encontraras….hablando de asesino, no se , se me antoja pensar que si , que exista alguno que haga una nota por cada uno que bajo sus manos cae…

saludos!

marichuy dijo...

Mafis

Gracias por los saludos

Un abrazo

marichuy dijo...

Work's

¿Cómo? O sea que no soñar con una libretita, como la de la mujer que aquí platico?

Besitos

marichuy dijo...

Doc

Pues no sé; mientras más lo pienso, más me confundo en mi aproximación al punto de vista y sentir del que mata por encargo.

Respecto de su no-recuento de amores, desamores, rupturas y reinicias; creo que no estaría mal que lo hiciera… siempre y cuando lo compartiera… (y juro que no es mero morbo lo que anima mi interés, jeje).

Un abrazo

marichuy dijo...

Querido Pau

El hablar; vamos, el intentar acercarse al tema amoroso desde "un punto de vista digamos más “racional” y analítico", ya encarna, de inicio, una ardua y compleja labor; misma que a la postre, corre el riego de resultar no sólo incompleta, sino también sesgada.

Por lo demás, tus conclusiones no me suenan nada descabelladas. Todo lo contrario. Creo que en forma menos acabada pero eso es algo que siempre he pensado: por las diferencias que nos caracterizan, hombres y mujeres vivimos, disfrutamos y padecemos el amor de manera distinta /penarlo incluye, la forma en que acometemos su duelo, su ausencia y su disimulo)

Lo que menciones respecto del creciente número de hombres que sufren y se enfrentan con mayor trabajo a la pérdida amorosa, algo así había pensado, aunque no tan relacionado con la edad, como sí con los nuevos tiempos.

Besos

marichuy dijo...

PS Pau

Para "un enfermo crónico del amor, un romántico compulsivo", ese ir y venir como si nada (¿o será sin nada?), por más que se haya hecho camino y se tengan experiencias acumuladas, debe ser más duro que para quienes no se reconocen románticos empedernidos.

En ese sentido, es que entiendo este párrafo de la obra que citas (gracias, me gustó mucho)

“El amor, una ascesis. Su supresión, otra ascesis. (...) Hay que evitar vivir mucho tiempo juntos. Es preciso saber abandonarse para poder reencontrarse. Hay que evitar devorar al otro o desear ser devorado.”

Besos y saludos chilangos (regresaste en la peor época, la de este calor inmundo)

marichuy dijo...

Ivanius

La Filosofía Oriental, me parece, es la menos dada al apego y al instinto de propiedad. Aunque en "The Pillow Book”, lo de guardar en almohadas y escribir en la piel las historias vividas, contradice un poco tal idea. Y ya en los personajes cinematográficos -en ambos, aunque más en él, al fin occidental-, sale a flote un poco de ese instinto primario de querer poseer no sólo el cuerpo, sino también la mente del otro, pero sobre todo, el de sentirse único, remarcable, inolvidable para el ser amado. Qué film; me fascina.

Abrazos

marichuy dijo...

Toño

“Mis hombres” te da una idea sobre los conceptos de ella acerca de las relaciones de pareja.

Yo también lo he llegado a pensar; para algunos, matar tal vez sea todo un ritual y no un mero acto mecánico.

Saludos

mario skan dijo...

Hola Marichuy: tienes razón con lo que dices respecto al morbo y las edades de Lulú no sería lo que es por ello y por la película que vi y quedé regulando por varios días. En cuanto a tu ex-amiga, un golazo, sin tapujos, sin miramientos, la vida le caia encima.
Un saludón

marichuy dijo...

Mario

En efecto, lo que mueve a ver la película, pero sobre todo a devorar el libro, es mucho más que el mero morbo provocado por las muy explícitas escenas sexuales relatadas por Almudena.

A esta ex-amiga, a veces no sé si envidiarla, jeje.

Saludos