escribir

Escribir: tratar de retener algo meticulosamente, de conseguir que algo sobreviva; arrancar unas migajas precisas al vacío que se excava continuamente, dejar en alguna parte un surco, un rastro, una marca o algunos signos.[Georges Perec]

septiembre 19, 2009

temblores borrosos

“Ésta, la otra a cada paso, distinta a cada tumbo,
año con año, mes con mes, minuto tras minuto,
las calles mudan de nombres, de estilo y de fachadas
 y las aceras cambian de tinte y de baldosas,
como señoriales, inmortales culebras
que se petrifican y transforman al paso de los tiempos".

[Eduardo Lizalde Tercera Tenochtitlán (fragmento)]


Los recuerdos son vagos, lejanos; surgen tras las sombras del humo, del polvo levantado por los edificios caídos... desvanecidos por el velo de la caprichosa memoria. Aún ahora, sigo recordando lo leve  que sentí el temblor. En 1985 vivíamos al sur del DF, muy cerca de Ciudad Universitaria (zona asentada sobre restos de roca volcánica, que atenúa la sensación y efectos de temblores). Aquella mañana del 19 de septiembre yo estaba aún entre las sábanas, presa de una fiaca tremenda y sin ganas de ir a la escuela. De pronto sentí una sacudida, como si alguien meciera mi cama, al tiempo que escuché a mi abue decirme: "creo que está temblando" y a mí responderle: "ah, pensé que me había mareado" (un buen pretexto para no ir a la escuelita); luego continúe en mi preocupación escolapia. Después, la abuela volvió a decir algo: “prende la Tv para saber si el epicentro fue frente a las costas de Acapulco (mis padres viven allá), obedecí y encendí la Tv (nunca se interrumpió la energía eléctrica en nuestra casa) y oh! milagro… Televisa fuera del aire. Intentamos con la Radio; así empezamos a saber lo que realmente había sucedido. Las notas eran confusas y alarmantes, por lo que tardamos varias horas en apreciar la magnitud de lo acontecido y mucho tiempo más, en recuperarnos del shock que nos provocó saber que en algunos medios se hablaba de la destrucción del DF... mientras en casa ni siquiera un cuadro se había desprendido de su sitio en la pared.

Cuando la tragedia sucede en tu calle es imponible no sentirte afectado; pero aún así, en tanto no te toque en carne propia, por más que te afecte... tu  percepción seguirá siendo un tanto desapegada. La desgracia no me tocó a nivel familiar ni amistoso. Quizá por ello, el impacto fue mayor al constatar (mi abuela y yo en nuestros paseos por el Centro de la Ciudad de México) lo que realmente había sucedido; saber de tantas desgracias, de tantos muertos; la impresión que me causaron aquellos enormes canes, traídos por unos técnicos franceses, olfateando entre los edificios derruidos en las inmediaciones de la Zona Rosa; enterarme de los hallazgos, casi fantásticos, de bebés rescatados con vida después de varios días de permanecer bajo los escombros, alguno todavía prendido al pecho de su madre ya fallecida (¿o lo estoy inventando?); de las hazañas de los topos reptando en las profundidades de la Ciudad derrumbada en busca de un atisbo de vida; conmoverme ante la respuesta de la comunidad internacional y su cuantiosa ayuda económica, humana y tecnológica, pero sobre todo, al conocer de una ciudadanía chilanga proactiva, unida y organizada, viendo por sí misma, recuperando a su Ciudad de entre las ruinas y prestando ayuda desinteresada, casi heroica, a sus coterráneos. Y frente a esos ciudadanos ejemplares... un gobernante del DF paralizado por su inutilidad, en perfecta sintonía con el gris Presidente de aquella época (mi abuela les llamaba de una forma que el pudor me impide expresar aquí con todas sus letras). Aquella ciudadanía del ’85 actuó como nunca. Y para la que esto escribe, el estremecimiento y la pena fueron grandes, pero distintos pues en su entorno inmediato, físico y humano, nada sucedió... como si el terremoto hubiera ocurrido en otra ciudad. Tantos Méxicos en una sola Ciudad.

Por ello, hoy, en medio de mis recuerdos difusos, no puedo evitar preguntarme ¿dónde carajos quedó ese espíritu de solidaridad, acción e iniciativa? ¿Por qué ahora que el país se nos cae a pedazos (sin necesidad de terremoto alguno) aparecemos apáticos, anestesiados... como si sólo estuviésemos aguardando la llegada al despeñadero?

ººººººººººººººººººººººººººººººººººººººº

52 comentarios:

Aurore Dupin dijo...

Queridísima:

Cuando deambulaba por los recovecos del HGM, y observaba la placa -tanto en uno de los jardines como en la sala de cómputo de la residencia central- alusiva a las pérdidas que allí habían ocurrido (la residencia era una mole de edificio en ese entonces, y a la hora del siniestro, muchos se encontraban en las duchas o preparando sus reportes de guardia) podía sentir el temblor puramente muscular: actualmente, casi todas las edificaciones son de una sola planta, por lo que es hospital parece verdolaga, a diferencia del laberinto vertical de la mayoría de las instituciones del IMSS o del ISSSTE.

Cuando se suscitaban temblores, las enfermeras -de mayor antigüedad- se volvían histéricas. Esas improntas emocionales van mucho más allá de activar zonas del hipocampo: trastocan y trastornan la vida.

Besos viajeros en el tiempo.

Canalla dijo...

Si quieres que empiece por lo últmo: porque una generación de liderazgos que de ahí surgieron se corrompió. Los que vivimos el 19 y el 20 de septiembre de 1985 en la calle, entre los escombros, al lado de los muertos, constatamos que ni siquiera instituciones como el Ejército sirven para un carajo ante una crisis en México, pero no imaginamos ( y ahora día a día ratificamos) que quienes se adueñaron del esfuerzo de la gente por solucionar ella misma sus problemas, terminarían vendidos por un plato de lentejas, llámese diputación, fideicomiso o alguito de poder. Marx escribió algo sobre el lumpen proletariado que aplica muy bien para esos ganapanes. A veces imagino que México no tiene remedio. Triste. Besos.

Mafalda dijo...

...

Mi pequeña Marichuy.

Estoy de acuerdo con Canalla en el por qué. Lo que no deseo es pensar que no tenemos remedio. Me da rabieta.

Yo desperté ese día al terror de perder conocidos en la Roma; al asombro de mirar el edificio de residencia médica y la torre de ginecología del HGM un día 18 de septiembre y verla convertida en escombros al siguiente día; al conocimiento del olor a miedo y muerte de un día a otro; a la sensación de desamparo que se percibía en las calles y en la mirada de la gente.

Necesitamos palazos mija, por desgracia ese es el tratamiento para curar la pendejez y la apatía.

Saludetes mi Marichuy.

Mafalda

marichuy dijo...

Querida Aurore

Ahora que mencionas las improntas emocionales, me acordé de algo similar. En mi oficina tengo una compañera que aquel 19 de septiembre, estaba en el piso 10 de uno de los edificios de Tlatelolco. Cómo la pasaría aquella mañana, que hasta la fecha cada que tiembla en horas de oficina (y ya ves que estamos en una zona firme, casi arriba del precioso Estadio de CU), la mujer se pone muy mal y llora a gritos. En cambio yo, que debo tener algún defecto congénito, sólo soy capaz de sentir cuando de plano es un temblor muy fuerte. A mí me asusta más verla a ella (a ella y a los de protección civil; haiga cosa, qué hombres más intimidantes).

Besos desde el tiempo pasado

marichuy dijo...

Canalla

Ay... no hagas que empiece con mis lamentos, que yo tampoco tengo remedio.

No es que hubiera deseado ser una heroína en esa historia, pero para mí es muy triste porque en ese entonces yo no estaba en condiciones de hacer gran cosa; no hice nada y sólo me enteré de las desgracias a través de testimonios de terceros; sólo así supe lo que esa ciudadanía fue capaz de hacer. Y sabes? no puedo evitar preguntarme: de suceder hoy día una tragedia similar, ¿responderíamos como entonces?

Y me veo a mí, que dizque me creía muy “consciente” y defensora de las causas perdidas, paralizada, extraviada en medio de mis lamentos y despotriques; viendo cómo este país se descompone un poquito más cada día.

Besos

CLICK CLICK... dijo...

Será que "hace falta" otro desastre así para mirarnos en el espejo y sacudirnos el polvo?

La verdad No Sé que responder

marichuy dijo...

Mafis

Lo mismo he llegado a pensar, que los mexicanos sólo reaccionamos ante tragedias de magnitud gigante.

Y hoy, sin terremotos de por medio, también es perceptible esa sensación de desamparo en buena parte de la población; con el agravante, de que junto a este, aparecen el hartazgo y la apatía... y ahí es donde surge el temor a lo que mencionaba Canalla.

Un abrazo

marichuy dijo...

Hermes

Yo he llegado a creer que sólo así... espero. No sé si sólo para consolarme, pero hace un rato, alguien a quien respeto mucho, me decía que no todo puede estar perdido.

Ojalá...

CLICK CLICK... dijo...

Ya me vas conociendo. En el fondo soy un optimista irredento.

Pero es que entre ayer y hoy... pff!

PD
Has podido ver la imagen que te mande?

Sandra Strikovsky (Strika) dijo...

Querida:

Es un trauma que compartimos todos los chilangos que teníamos edad para recordarlo cuando sucedió ese horror. Yo estaba esperando el camión de la escuela en la calle y vi cómo se cayó la barda de una casa. Le temo con horror a los temblores y para colmo vivo en el sexto piso en la zona más sísmica de esta ciudad.

En cuanto a la solidaridad, creo que es algo que sucede con todos los pueblos. No sólo los mexicanos. Somos solidarios únicamente cuando hay tragedia de por medio.

Besos temblorosos

P.D. Qué vieja me sentí hoy cuando leí que ya son 24 años del terremoto. ¡24 años! Se nos va la vida.

Missx dijo...

desafortunadamente esperar a que suceda lo lamentable nos está costando mucho y a muchos les ha quitado más.... parece que casi nadie quiere activarse, ni los unos, ni los otros, ni aquellos, alguien tendrá que hacerlo sin necesidad de que pase nada... ojala no nos quedemos dormidos :S

Jo dijo...

Mi marichuy
que buena reflexión

este país se nos cae y se nos derrumba y parece que no hay indicios de unión o de soliarizarnos con nosotros mismos

yo iba en sexto de primaria tenía unos meses de llegar a este pais maravilloso y curiosamente nos hablaban de que aqui se sucedían esos temblores que hasta de "oidas" no parecían tan terribles

creo que fue un tanto confuso pero espeluznante, mucha gente quizá estaría derrumbada ahora con los escombros que vemos

recuerdo sentirme mareada y la cama como en especie de efecto especial como esas pelis de terror. (el exorcista me dije yo) jeje
después mi padre medio alarmado pero disimulando su gesto para no asustarnos, noticias, rumores, confirmación de confusiones.

el segundo por la noche creo que yo me baje corriendo las escaleras ya muerta de miedo y detrás mio todos los santos (aún podía apearme de algo y creerme dévota)
Algunos tios mios se fueron de voluntarios y creo que la experiencia la vivieron del otro lado de las ruinas y casi fue como seguir sacando pesadillas de entre las piedras pero también vida

esperemos que esto no se derrumbe :(

El cola E´Flecha dijo...

Mi experiencia personal fue casi identica a la tuya... De lo demás recuerdo el olor de la ciudad días después cuando nos aventuramos a ir al centro.

Siempre he dicho que Mexico necesita de un catalizador para salir del estupor, nunca aprenderemos a trabajar en conjunto hasta que no enfrentemos una guerra mundial, un meteorito catastrófico, o una invasion. No nos queda de otra.

Luis Guillermo Franquiz dijo...

Hola. Llegué aquí porque estaba leyendo tu reseña sobre la película "Las noches salvajes" (novela que ahora estoy leyendo) y quedé gratamente sorprendido por tu prosa en las diferentes entradas. Será un placer volver y continuar con la lectura. Un gran saludo desde Venezuela.

Enrique dijo...

Hola Marichuy
El fenómeno del terremoto del 85 fue muy particular. La reacción de la gente fue sorprendente.
Como bien lo dice Canalla, las autoridades se quedaron pasmadas y no supieron qué hacer al principio. Nadie estaba preparado para una tragedia de esas dimensiones.
En esa época yo era un chavo preparatoriano y me sumé a los rescatistas (más por la adrenalina que por la verdadera convicción de ayudar), sin embargo entre los escombros, al tratar de rescatar cuerpos, observé muchas cosas que tal vez me hicieron madurar y comprender el valor del ser humano.
Recuero entre muchas cosas de aquellos terribles 19 y 20 de septiembre el olor a muerto que menciona Abraxas. Hoy 24 años después, todavía tengo presente ese aterrador olor.
Pero lo que más me impactó fue la solidaridad (palabra que luego usaron de bandera política). Aún recuerdo a una humilde ancianita que se acercó a los socorristas de Cruz Roja que nos tomábamos un descanso en la banqueta tras horas de labores. La mujer que se veía humildísima, traía en su deshilachada bolsa del mandado varias tortas de queso de puerco que nos regaló, pues sabía que no habíamos comido ni dormido. Aquel gesto nos llenó además del estómago, también el corazón para seguir ayudando.
Lamentablemente esos gestos de solidaridad nunca más se volvieron a presentar.
Ayer, un loco mató a un policía en el Metro. Luego luchó encarnizadamente con un pasajero que intentó deterlo. El hombre herido de bala dos veces, nunca fue ayudado por la gente que pudo fácilmente inmovilizar al asesino. Finalmente aquél héroe murió de un balazo a quemarropa en la cabeza.
La gente quedó indiferente.
Ese es el México del siglo XXI.
Saludos

Enrique dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Anónimo dijo...

Hola Marichuy
soolamente con otra sacudida este país despertara...
solo hay que pedir que no se lleve de por medio a gente inocente...
esta vida actual aun vale la pena vivirla...
mil abrazos

=D

mario skan dijo...

Cerca de los 90 una profesora de teatro, argentina exiliada en México D.F. durante la dictadura, nos contó la solidaridad que vivió la comunidad mexicana durante los hechos desgraciados del terremoto. Hacía mucho hincapié en la ayuda mutua, espíritu de lucha y convicción para salir adelante que tenía el pueblo mexicano ante la adversidad mientras los argentinos seguimos siendo islas.
Recuerdo que esa noticia me llegó directa porque yo creia que los terremotos solo traen destrucción y nada positivo.
Entonces podríamos decir que el germen está en la gente, hay que reflotarlo Marichuy.
saludos

Menospausas dijo...

Marichuy:

Yo solo puedo decir que es un día que duele en el recuerdo, pero que nos hace pensar un poco, solo un poco en esos hermosos ciudadanos de un país que se unieron, que ayudaron los albergues, que dedicaron horas de su tiempo con todo y el pánico que sentían en ayudarse mutuamente, cuando pienso en este país, cuando pienso que estamos en el hoyo a veces me acuerdo de ese día, de esas caras de personas ayudando y me sala un rayito de esperanza, que no sea la naturaleza la que nos haga ser solidarios y unidos, que sea siempre y todos los días, porqué gracias al ciudadano de a pie fue que se pudieron salvar vidas, porqué fue el ciudadano de a pie de todo el país que aporto un granito de arena para ayudar.

Si, lo recuerdo a veces sin ser 19 de septiembre. Y recuerdo que ese día nacieron niños que hoy son hombres y mujeres que hicieron un milagro de vida al sobrevivir.

Saludos solidarios

marichuy dijo...

Hermes

Hablando de optimismos y escepticismos, yo me avengo a lo dicho por mi amado François Truffaut:

"Un pesimista es un optimista con experiencia”

PS Gracias, sí pude ver la viñeta, ups...

marichuy dijo...

Querida Strika

Y tú que sigues fiel a la zona; tu amado (en Francia no tiembla ¿o sí?) es el que más temor debe sentir, imagino.

Me pasó igual: al estar escribiendo de algo vivido hace 24 años, de pronto me sentí viejísima.

Besos viejos

marichuy dijo...

Alma Rosa

Así es: ya nos ha costado mucho y temo, seguirá contándonos.

Saludos

marichuy dijo...

Jolie

Creo que en las primeras horas de aquel 19 de septiembre, esa fue la sensación generalizada: confusión y horror.

Pues ojalá, Jolie, ojalá el país no termine de caerse, mientras nosotros nos quedamos como el chinito: nomás milando.

marichuy dijo...

Diabolo

Comentaba ayer que yo arrastro cierto sentimiento de culpa pues mi conmoción y dolor fueron grandes, pero más que percibir el olor muerte, yo me dejé llevar por la enjundia de la población.

Ay Diablo, ni lo menciones, una Guerra es cosa seria. Sabes cuál es mi temor? Que de sobrevenir una gran tragedia (de la índole que sea), quizá hoy no reaccionaríamos como los chilangos lo hicieron hace 24 años.

Saludos

Anónimo dijo...

mmmm no se nena, yo no lo veo tan ASI, creo que con todo y todo hay mucha solidariad entre mexicanos aun, desarrollada o evolucionada de otra manera porque los problemas son distintos y se entfrentan de otra forma.
Los daños ahora son mas a la reconstruccion a una identidad ideologica y eso primero se ha de curar empezando de adentro hacia afuera tal vez por eso no se note... como te digo... no se.

marichuy dijo...

Luis Gui

Uff, esa reseña la escribí con la víscera... más que con la razón. Cuando yo quiero, me olvido de la objetividad y Cyril Collard (y su historia) es mi adoración.

Muchas gracias por tus palabras

Saludos

marichuy dijo...

Enrique

Qué gusto.

Debí imaginar que tú habías participado en aquellas jornadas tan impresionantes como ejemplares y conmovedoras.

Ayer compré La Jornada y mientras iba hojeándola (caminando), casi me voy de boca al leer esa noticia de lo ocurrido en el Metro Balderas. Me parece muy preocupante el grado, no sólo de indiferencia, sino, también, de descomposición social al que hemos llegado. Mucho.

Saludos y gracias por tu visita

marichuy dijo...

Ana

Mientras no sea una sacudida trepidante de 8.2 grados Richter...

Pero es triste no? Que sólo ante ese tipo de tragedias uno reaccione.

Un abrazo

marichuy dijo...

Mario

No creo que los argentinos dejarían de reaccionar de forma similar, ante una tragedia de tal magnitud. Bien dicen por ahí que ningún hombre es una isla. Aunque es cierto, ante situaciones extremas, el hombre deja aflorar sus características más opuestas: lo mejor y lo peor de si mismo.

No sé, este pueblo mexicano parece cansado, harto.

Saludos

saqysay dijo...

Todas esas preguntas que te las formulas tú/me las hago yo/en estos momentos/Cuándo estamos a dos meses de eleciones presidenciales/Tanta palabrería barata que se dice/Y hechos no hay nada concreto/Lo que pueda suceder es un futuro incierto/y de mucha incertidumbre.

Mientras los agricultores reclaman lo que a mi me parece correcto y justo/la salud se va a paro/reclamando sus derechos a trabajar dignamente/Ni hablar de generar empleos/Sólo espóradicos/Que no ayudan en mucho...
Del impuesto que generamos nosotros mismo/poco nada se sabe/Pero a la hora de ser generosos y de ayudarnos la TV puede transmitir por horas interrumpidas/Señalando que hay personas que aún tienen corazón para ayudar a otras...

Generalmente son las personas de regiones las que más ayudan/los de la capital son bien reácidos/distantes/poco cordiales y afables...

Besitos, Marichuy!

marichuy dijo...

Menospausas

Pues ojalá esos sentimientos no sólo afloraran ante la desgracia. Dichosa tú, que tienes tu atisbo de esperanza, querida.

Un abrazo y gracias

marichuy dijo...

Sonia

Me parece que estando fuera del país (aunque suene a cliché), es más fácil que afloren esos sentimientos y actitudes positivas.

Un beso

marichuy dijo...

Saqysay

Pues acá en México sucedió justo lo contrario: la catástrofe sobrevino en ciudad más grande del país (y una de las mayores del mundo) y en medio de la histeria colectiva, el tumulto y la frialdad que caracteriza a las grandes urbes, fue de donde emergieron esas muestras de solidaridad e iniciativa, pocas vistas en este país de apáticos.

Un beso

Workaholica dijo...

Recuerdo cada sensación, cada paso que di, las caras que vi, lo que escuchaba.... todo!!!

Y me hace temblar!!!

Cache dijo...

Al parecer, los mexicanos sólo reaccionamos ante catástrofes de tal magnitud; la apatía impera y se erige como principal consejera social. Qué jodido!

Respecto al inepto de "Ramoncito" Aguirre y al no menos inepto, gris por antonomasia, de Mickey de la Madrid, ni hablar! Me encantaría saber a detalle las palabras que usaba tu abuela para referirse a ellos.

"...aguardando la llegada al despeñadero?" Sí, eso parece...

Por cierto, yo no lo sentí; aún no nacía.

Besos

marichuy dijo...

Work's

Como dice mi querida Aurore, la impronta emocional trastoca todo.

Un beso

marichuy dijo...

Cache

Para no haber estado en este mundo, tienes una idea muy clara de lo que eran ese par de inútiles, querido.

Pues mira, ahora en medio del tsunami financiero (y la "inteligentísima" propuesta fiscal de Felipito) la reacción ha sido más o menos generalizada: rechazo a pagar más impuestos. Pero aún nos falta.

Un beso

PS Por la memoria de mi Abuela, lo dejaré a tu imaginación, piensa en el epíteto más fuerte que conozcas y multiplícalo por mil... y tendrás una idea cercana.

MauVenom dijo...

Marichuy

Te lei desde ayer pero me quedé pensando mucho y no pude comentar hasta hoy

pensé porque a mí sí me tocó muy duro pues estaba yo en el centro de la ciudad y pues... te imaginarás todo lo que tuve que ver o vivir y como un tonto adolescente aprende el significado de la solemnidad y la impermanencia

en fin, podría hablar horas al respecto y contar cosas que parecieran de película de desastre

hoy a la distancia sigo con bastante miedo de que en algún momento se repita... y sigo preguntándome como fue que se nos han olvidado las prioridades.

En fin. Aquí estamos.

Beso.

Eleonaí dijo...

Y de tanta pérdida de vidas y edificios y más, se salvó el Mural de Diego Rivera: Una tarde dominical en la Alameda Central, ahora mudado enfrente de lo que fue el hotel Del Prado. Hoy eschuché decir a Jesusa Rodríguez que tal hecho ocurrió porqué el mural no fue bendecido en su oportunidad. Y ahí está.

marichuy dijo...

Mau

Es curioso, por alguna razón inexplicable, creía que tú no vivías en la Ciudad de México en aquella época.

Imagino, pobremente seguro, las cosas que habrás pasado en aquellos días.

No sé Mau, pero así pasa; por alguna razón terminamos olvidando las prioridades.

Un abrazo

marichuy dijo...

Elonai

Lo de las vidas humas perdidas, es algo que nunca acabaremos de lamentar.

Ups, sólo Jesusa Rodríguez es capaz de decir algo así.

Saludos

jess dijo...

pigggg!
Marichuy, los fines de semana prácticamente son días muertos para mí en lo que al blog respecta... así que por ello vengo retrasadita, snif...

Fíjate que leyéndote llego a la conclusión que haría falta purificar muchas situaciones, pero.... como diría Díaz en su exilio en Francia: "Es más difícil gobernar mexicanos, que arriar puercos a caballo..."

¿Qué porcentaje de la población está realmente dispuesto a hacer valer democráticamente la soberanía nacional?

Nadie quiere perder lo que tiene, sin importarles que no tengan nada.

Abrazos linda! Voy pa'rriba :D

Anónimo dijo...

Muchos recuerdos de ese año, de diversas índoles y muy puntuales momentos relativos al terremoto. La ciudadanía no ha necesitado catástrofes para mostrar la generosidad de su ánimo colectivo, no obstante veamos más putnuales las muestras de solidaridad en momentos críticos.

Saludos con orgullo chilango

marichuy dijo...

Jess

Creo eso de hacer valer "democráticamente la soberanía nacional", ya vimos en qué puede acabar (julio de 2006).

Pero coincido: nadie está dispuesto a perder lo poco o mucho que tiene, en pos de algo tan quimérico como "salvar al país."

Un abrazo

marichuy dijo...

Doc

Yo sí creo que en la actualdiad, la ciudadanía está poco interesada en la "solidaridad". A mi modo de ver vivimos una etapa de "adormecimiento y desinterés colectivo; en general, "ni vemos ni escuchamos" nada que no sea lo nuestro.

Saludos

/ dijo...

Veo con mucha tristeza que el individualismo triunfa en todos lados. Creo que vamos camino al autismo, que es aún mucho peor.

Muchas gracias por visitarme.Besotes y una gran semana!

marichuy dijo...

Stanley

Cierto, aveces parecemos autistas (dicho esto con el respeto que tales personas nos merecen).

Un beso

ROB dijo...

Yo era un niño en aquella época, no me toco sentir la desgracia tan cerca; pareciera que se requieren desgracias para que reaccionemos, yo imagino q ante una situación así, volveríamos a unirnos, al menos es lo q quiero creer. Slds.

Cuentos Bajo Pedido ¿Y tu nieve de qué la quieres? dijo...

Con el temblor me quedó claro que nadie se muere en la víspera.
Mi mamá se super enc….. si en la mañana decíamos –No quiero ir a la escuela- nos echaba un rollo de que hay niños que no pueden ir a la escuela, que no se está matando en el trabajo para que nosotros le salgamos con esa.
Misteriosamente , ese día mi mamá nos dijo –qué les parece si no vamos a al escuela?- un rato después tembló y nuestra escuela se afectó…..

Un tío, sintió el temblor y se paró en el marco de la puerta de la cocina. Segundos después el techo de su casa se abrió y todas las chivas del vecino se vinieron abajo junto con una pecera gigante. El muro de la pensión cayó sobre su coche y las oficinas del trabajo se cayeron y perdió a muchos amigos.
No era su hora. Será que ha sabido aprovechar su valioso tiempo extra???
Saludos

marichuy dijo...

Gerapo

Y yo, eso es lo que temo, que de sobrevenir una catástrofe así, esta vez quizá no reaccionaríamos como hace 24 años.

Saludos

marichuy dijo...

Cuentista

Si el caso de ustedes escolapios, es llamativo, el de tu tío es impresionante. Ahí si aplica bien el "cuando no te toca, no te toca"

Saludos

Kyuuketsuki dijo...

La abulia que impera actualmente la hemos permitido nosotros. Sólo nosotros. Se necesitan desastres físicos de esa magnitud para lograr medio despertar; la política, la economía, son cosas que nunca nos han importado, así nos afecten directamente.

Yo fui una de esas personas a las que el terremoto cambió la vida, teniendo que emigrar de la ciudad durante muchos años...