Violines, corazones y restos de vida latiendo a contrapelo... de la aplanadora hollywoodense
En este México donde la justicia se ha convertido en un “oscuro objeto del deseo”, donde la vida no vale nada (José Alfredo lo dijo hace 50 años, pero hasta ahora empiezo a darle la razón). Uno solo tiene dos caminos: enfurecerse, como yo, un día si y otro también mientras lee periódicos, arriesgándose a que el enfurecimiento sea doble si tiene la peregrina idea de ver los maniqueos y sesgados noticieros televisivos mexicanos. El otro camino, chabacano lo admito, es buscarle un paliativo a la situación, y que mejor si el paliativo es algo que te apasiona (no, no estoy hablando de sexo… por el momento), en mi caso el cine. Hoy me referiré a 3 películas que recientemente vistas, las tres muy distintas pero buenas y las tres, con las debidas distancias, narradoras de seres excluidos; olvidados.
El Violin
Dirección y guión: Francisco Vargas Quevedo.
País: México.
Año: 2005.
Duración: 98 min.
Género: Drama.
Interpretación: Ángel Tavira, Dagoberto Gama, Fermín Martínez, Gerardo Taracena.
Como una muestra de la mezquina situación que viven los cineastas mexicanos en su propio país, apenas el 27 de abril se estrenó en México -después de haber arrasado con 34 premios internacionales y de que su première mundial fuera en Paris el pasado 3 de enero y se haya sido exhibida en otros países como Argentina, Brasil, Estados Unidos o Turquía). Pero más ominoso resulta el que sólo será distribuida con 20 copias, cuando por lo regular un largometraje comercial de ficción procedente de Hollywood y sin garantía de calidad, se le distribuye con 200 copias (seguro el Hombre araña 3 tendrá muchas más). No cabe duda que las ansias por el dinero determinan los criterios de los exhibidores y que dichos criterios han "educado" a la clase media, volviéndola adicta las modas hollywoodenses de a 100 millones de dólares y atascadas de efectos especiales muy apantallantes. No obstante, queda la sospecha de un disfrazado intento de evitar su exhibición comercial; el propio director Francisco Vargas expresó en la conferencia de prensa previa al estreno: "la exhibición de El Violín no fue detenida en México por institución alguna, en gran medida gracias a que el éxito indiscutible en Cannes, Francia, provocó que la gente enviara mensajes de apoyo al cine mexicano".
El Violín se estrena en pena luna de miel de Felipe Calderón y el Ejército Mexicano(más oportuna no podía ser) y presenta a un Ejército muy alejado de la idílica imagen de rescatistas y buenos muchachos, salvadores de la patria… de Facalin. Dura, sin concesiones, pero muy hermosa, fotografía en blanco y negro impecable, con una conmovedora actuación de un hombre de 81 años (Don Angel de Távira), habitante de una pobre región del pobre estado de Guerrero, quien en realidad toca el violín para ganarse la vida y de verdad está manco, no es una caracterización. El Violin no se excede, no busca ser panfletaria, es sencilla y clara; no tiene un guión grandilocuente y pretencioso (tipo Babel), ni estrellas made in Hollywood o made in Televisa; quizá por eso resulta más honesta y quizá, también, por eso más dura. Al salir del cine no me dieron ganas de llorar, más bien me dio por mentar madres y maldecir a la bola de desgraciados y corruptos que han llevado al país a donde está
De battre mon cœur s’est arrete (El latido de mi corazón) Director Jaques Audiard
Interpretes: Romain Duris, Niels Arestrup, Jonathan Zaccaï, Aure Atika
Triller-drama
Francia, 2005
El latido de mi corazón (El latir de mi corazón de detuvo, sería la traducción correcta) es una profunda historia existencial sobre un joven violento e inadaptado que trabaja para su padre, a quien ama y odia a la vez, pues lo obliga a ser un gangster fuera de toda norma y moral. Se trata de la historia de Tom (Romain Duris), un joven parisino de 28 años, hijo de un sucio corredor de bienes raíces, quien sufre una peculiar encrucijada: seguir siendo como su padre, un rudo y frío especulador, o reencontrarse con el que ha sido su sueño desde siempre: ser un pianista profesional como antes lo fue su fallecida madre. Entre esos dos mundos, el de la mafia parisina y el de los acordes de Bach, transcurre El latido de mi corazón. Un dato curioso este filme es un Remake de una película independiente norteamericana (Fingers, de 1978); más curioso aún: la nueva versión fue unánimemente considerada superior a la original.
Le temps qui reste (Tiempo de vivir)
Dirección y guión: François Ozon.
País: Francia.
Año: 2005.
Interpretes: Melvil Poupaud (Romain), Jeanne Moreau
Romain (Melvil Poupaud) es un joven gay de 31 años,exitoso fotógrafo de modas y descubre que tiene cáncer terminal y que le restan cuando más tres meses de vida. Romain decide andar solo su camino hacia la muerte, sin obviar la negación y rabia;, manda al carajo a su novio, desprecia a su hermana y corta comunicación con sus padres. Hace un breve viaje a casa de su abuela (Jeanne Moreau). Tiempo de vivir (en realidad El tiempo que queda, pero bueno aquí en México traducen pensando en Holywood) es una reflexión sumamente conmovedora sobre la memoria y la mortalidad y es la segunda parte de una trilogía de François Ozon relacionada con el duelo ante la muerte o perdida de un ser querido (la primera Bajo la Arena) y es, para mí, el acechamiento más sutil y menos duro de Ozon hacia sus personajes, normalmente retratados con una cruda ironía y malicia. Aquí Ozon (sospecho) fue suave porque -el mismo lo admite- tiene dificultad con los protagónicos masculinos, no sabe tomar la debida distancia y, o es muy cruel (excesivamente cruel), o mejor desiste. Creo que Romain pese a ser un ególatra, mezquino y soberbio, es retratado con mucha sensibilidad y algo de amor (el actor es muy guapo y se desempeña muy bien). Aun siendo conmovedora y sensible, la película dista mucho de los melodramas lacrimógenos gringos sobre este mismo tema (Magnolias de acero o Lo mejor de mi vida, ambos con Julia Roberts). Sensible, no sensiblera.
El primero es el trailer internacional y no me gusta mucho, parece destinado al mercado gringo y no hace justici al verdadero tono de la pelicula, pues es muy lacrimógeno. El segundo es un clip de 10 minutos, más interesante.
8 comentarios:
Marichuy,
las tres películas se ve que están bien buenas, son de las que me gustan... la primera no estoy segura si tendré el valor de verla, al ser sobre mi país y las cosas malas que ahi suceden, me hace sentir muy mal, asi que no se... pero las otras dos me encantaría verlas, me gusta el cine francés porque siempre interioriza mucho, eso me gusta, las eternas preguntas del ser humano, que quiero en la vida?, que es la muerte? como la percibimos? etc, etc... es chistoso que la segunda película, la versión francesa, haya sido mejor que la norteamericana, jaja, normalmente sucede todo lo contrario, cuando los gringos copian las originales francesas sale una porqueria, jeje, ni para copiar son buenos, y ahora hasta les copian y salen mas buenos jaja, muy buen post, por aqui seguiremos atentos a tus reseñas...
saludos!
Lore, en efcto "El Violín" duele, pero creo que hasta la tragedia es tratada con un belleza sublime. Amás, en mi caso, el enojo superó al dolor. "El Violín" es una muestra de amor al cine y de compromiso social, contundente y a conrapelo de la moda hollywoodense.
De los filmes franceses, tienes razón a los galos les gusta mucho el cine intimista, lo cual no lo hace muy popular, pues no a todo mundo le gusta escarbar entre sus propias desgracias o míseras (según sea el caso); mucho menos hacerse preguntas incómodas. Ambas son buenas películas, pero creo que "El Ladito de mi corazón" es una sorprendente muestra del cine tipo triller. La de "Tiempo de vivir" es como una sinfonía muy sutil, la falta de excesico melodrama la hace -a mi entender- más conmovedora.
holas,...
ya regreso la oscuridad...
a ver si me visitas...
pinche alemania por eso no me gusta, no se cuantos meses tengo que soperar para que llegue la peli del violin, si es que llega,...
en fin, no sabes como te envidio
besos y abrazos
Holas, que bueno que ya está de vuelta. Resultó que no estabas muerto sino que andabas de parranda. Ya en serio, gusto que esté de regreso, hasta pensé que ya andabas “huido”, hace mil años (desde febrero) que no das señales de vida.
Sobre ver “El Violín”, entre los países que supe la habían adquirido para su distribución no vi si figuraba Alemania, es una lástima no sabes que maravilla de filme (seguro a los “héroes” de Felipe Calderón–los militares- no les va a gustar mucho).
¿Me creeras que aca en Monterrey todavía seguimos esperando El Violín y Tiempo de vivir?
En fin, asi es México.
Muy interesante tu selección de estas tres cintas.
Saludos!
Hola Luis
Primero gracias por tu visita a esta humilde atalaya y por tus comentarios; luego:
El Violín, una vez que salga de cartelera del DF iniciará la gira (tipo Ambulante) por las principales ciudades del país. No se cuando suceda esto, ayer acompañé a un amigo a verla y otra vez me toco cine lleno, lo cual no deja de ser doble mérito teniendo en cuenta que ya en ese misma plaza (cinepolis universidad) hay 8 salas que exhiben El hombre araña 3.
Tiempo de vivir.- Seguro no tarda en salir de cartelera del DF. Lo que me extraña es que no esté en Monterrey en Cinemex o Cinepolis, aquí ya no va a durar, en primera porque no es el cine que atraiga a las grandes masas clasemedieras y en segunda, porque hay que desocupar las salas para poner siguiente divertimiento made in hollywood.
De la tercera película que comento (El latir de mi corazó se detuvo), por lo que veo ni siquiera hay intento de exhibirla en Monterrey y no sabes lo que se pierden, en verdad es una muy buena película.
Saludos
marichuy!
Hace algunos años cuando veia cine cultural, (o por lo menos cine del que fuera) me hubiera gustado haberte conocido.
Hoy que ya casi me es imposible ir al cine, solo me queda leerte y disfrutar tus reseñas, genial que te apasione el cine.
Y como paliativo ademas del sexo si debe ser de lo mejor que hay.
Saludos.
Edson
Es una pena que ya no veas cine. Par mi funciona perfecto como paliativo par amortiguar las penas y a veces, me sirve para hacer catarsis y sacarme las congojas reprimidas o mal disimuladas. No es mejor que hacer el amor, pero tiene lo suyo.
Un abrazo
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