Lo que pasa en México es tan terrible que no hay palabras. En verdad no las hay. El horror no merece trivializarse diciendo o repitiendo sandeces. A veces es mejor el silencio. Por el dolor y, sobre todo, por respeto a esos 43 muchachos y a sus padres. Porque ningún discurso, ninguna reforma, ninguna explicación, ningún pésame, ninguna nada... Nada sirve, nada se compara ante el inmenso dolor, la entendible rabia, la honda desesperación y la rotunda dignidad de esos padres…
Una chica llora a las puertas de la PGR en la ciudad de México. Foto: Ronaldo Schemidt/AFP
Ahora que están aquí ya no hay palabras
capaces de expresar qué significan
el polvo, la ceniza, el desastre, la muerte.
[José Emilio Pacheco]
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4 comentarios:
la abuela acaba de dejar su rabia en el blog ante este genocidio...
no puedo ver la foto de tu escrito, creo que es por mi máquina que siempre le falta algo, tu tienes razón, es mejor callar, ahora yo me preguntaba hasta cuando callaran los autores?, nadie puede esconder tanta gente, te abrazo amiga
El viernes estuve sin ver noticias todo el día, hasta que por la noche me enteré de lo sucedido, me paso como el título de tu entrada: sólo guarde silencio pero mi cabeza era una revolución de palabras y emociones, desesperanza, ánimo, otra vez desesperanza y así...
Es tan tremendo que entiendo que las familias aún esperen encontrarlos vivos. Cada vez que esta historia me viene a la mente, más imposible me parece. Por cruel, por pavorosa, por despiadada.
Marichuy hoy he visto la foto...
esos rostros están comenzando a verse por aquí, nos ha tocado muy profundo el narcotráfico, no se como saldremos de esta, te abrazo amiga
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