escribir

Escribir: tratar de retener algo meticulosamente, de conseguir que algo sobreviva; arrancar unas migajas precisas al vacío que se excava continuamente, dejar en alguna parte un surco, un rastro, una marca o algunos signos.[Georges Perec]

noviembre 15, 2013

c'est la vie...

photo: Edouard Boubat

Hacía mucho tiempo que no leía el discurso que Albert Camus pronunció al recibir el Premio Nobel de Literatura. Esta mañana, días después de que se conmemorara el centenario del escritor, volví a leerlo y descubrí que pese a los años transcurridos desde mi primera lectura, lejos ya de la ingenuidad de mis primeros días universitarios, volví a emocióname como la primera vez. Sus palabras suenan tan atemporales y, en su sencillez, el mensaje se mantiene tan conmovedor y vigente como entonces. Es más, me atrevería a decir que este párrafo podría repetirse hoy, letra por letra y nadie podría quejarse de que suena caduco o fuera de lugar, pues aun con todos los adelantos tecnológicos y científicos alcanzados por el hombre en estos últimos 56 años, la condición humana no ha mejorado gran cosa desde aquel 1957, cuando Camus leyera estas palabras en Suecia. 
"[…] Indudablemente, cada generación se cree destinada a rehacer el mundo. La mía sabe, sin embargo, que no podrías hacerlo, pero su tarea es quizá mayor. Consiste en impedir que el mundo se deshaga. Heredera de una historia corrompida en la que se mezclan revoluciones fracasadas, las técnicas enloquecidas, los dioses muertos y las ideologías extenuadas; en la que poderes mediocres, que pueden destruirlo todo, no saben convencer; en que la inteligencia se humilla hasta ponerse al servicio del odio y de la opresión, esa generación ha debido, en sí misma y a su alrededor, restaurar, partiendo de sus amargas inquietudes, un poco de lo que constituye la dignidad de vivir y de morir. Ante un mundo amenazado de desintegración, en el que nuestros grandes inquisidores arriesgan establecer para siempre el imperio de la muerte, sabe que debería, en una especie de carrera loca contra el tiempo, restaurar entre las naciones una paz que no sea la de la servidumbre, reconciliar de nuevo el trabajo y la cultura y reconstruir con todos los hombres una nueva Arca de la alianza. No es seguro que esta generación pueda al fin cumplir esa labor inmensa, pero lo cierto es que, por doquier en el mundo, tiene ya hecha, y la mantiene, su doble apuesta en favor de la verdad y de la libertad y que, llegado al momento, sabe morir sin odio por ella. […]"
………………………
Tal vez la única diferencia entre nuestra época y el tiempo de Camus es que actualmente resultaría difícil hallar a un joven, medianamente sensato e informado, que crea sinceramente que su generación está destinada a recomponer el mundo. Quizá por eso quienes no militamos en el club del optimismo hemos llegado a la misma conclusión que Camus: con que el mundo no acabe de descuajaringarse, nos daremos por bien servidos. Aunque uno nunca sabe, siempre hay quien se siente predestinado…

***

7 comentarios:

Karol Arcique dijo...

Siempre los hay...a cada generación le ha tocado ver su parte, nosotros estamos viendo una parte muy mala y quizás lo mismo pensaron los de la primera y segunda guerra mundial, el mundo más bien se descompone y me daría por bien servida si la inteligencia no se humillara poniéndose al servicio del odio, (como dice Camus) además de saber morir o más bien saber vivir. Saludos :)

malbicho dijo...

me duele pensar que una mayor parte de esta generación no sólo no cree que esté destinada a recomponer el mundo, sino que quizá ni siquiera le interese hacerlo, el cinismo es algo que se ha apoderado de los más jóvenes, cada vez más ocupados por intereses individualistas y menos preocupados por el bienestar común... pero bueno, siempre hay sorpresas, recuerdo que después de leer esa famosa editorial de la "generación zoe" vino lo del movimiento Yo soy 132, como para darle cachetada con guante blanco a los que llamaron a los jóvenes apáticos y conformistas, pero lamentablemente no parece regla sino excepción

Darío dijo...

No puedo agregar nada. Pero me emociona pensar en Camus, y me emocionó leer este párrafo. Sus rescates emotivos me llenan de luz, hablo de los suyos, los tuyos. Un abrazo.

Unknown dijo...

tan de acuerdo estoy que ya lo puse en mi perfil de facebook....

QUANTUM dijo...

La filosofía de Albert Camus y Erich Fromm no necesariamente entran en conflicto.

A continuación, si se me permite, espero no salirme de contexto, el siguiente fragmento:

(Tener o Ser - Erich Fromm)

"[El conocimiento que no se aplica a la práctica es ineficaz.]

La función de la sociedad nueva es alentar el surgimiento de un ser humano nuevo, ser cuya estructura de carácter contará con las siguientes cualidades:

-Disposición a renunciar a todas las formas de tener, para poder ser plenamente.

-Sentir seguridad, contar con un sentimiento de identidad y confianza basados en la fe en lo que uno es, en la necesidad de relacionarse, interesarse, amar, solidarizarse con el mundo que nos rodea, en vez de basarse en el deseo de tener, poseer, dominar al mundo, y así volverse esclavo de sus posesiones.

-Aceptar el hecho de que nadie ni nada exterior al individuo le da significado a su vida, sino que esta independencia radical y no la cosidad (el deseo de poseer cosas) pueden llegar a ser la condición de la actividad plena dedicada a compartir e interesarse por sus semejantes.

-Estar plenamente presente donde uno se encuentra.

-Sentir la alegría que causa dar y compartir, y no acumular y explotar.

-Amar y respetar la vida en todas sus manifestaciones, sabiendo que no es sagrada la cosa y el poder, ni lo que está muerto, sino la vida y todo lo que contribuye a su desarrollo.

-Tratar de reducir en la mayor medida posible la codicia, el odio y los engaños.

-Vivir sin adorar ídolos y sin engaños, porque se ha alcanzado una situación en que no se requieren engaños.

-Desarrollar la capacidad de amar, y el pensamiento crítico, no sentimental.

-Desprenderse del narcisismo y aceptar las trágicas limitaciones inherentes a la existencia humana.

-Hacer del pleno desarrollo de sí mismo y del prójimo la meta suprema de vivir.

-Saber que para alcanzar esta meta, es necesaria las disciplina y respetar la realidad.

-Saber que ningún desarrollo es sano si no ocurre en una estructura, pero conocer también la diferencia entre la estructura como atributo de la vida, y el "orden" como atributo de no vivir, de la muerte.

-Desarrollar la imaginación no para escapar de las circunstancias intolerables, sino para anticipar la posibilidades reales, como medio para suprimir las circunstancias intolerables.

-No engañar, pero tampoco dejarnos engañar por los otros; se puede admitir ser llamado inocente, pero no ingenuo.

-Conocerse, y no sólo el yo que uno conoce, sino también el yo que no conoce, aunque haya un conocimiento vago de lo que no conoce.

-Percibir la unión con la vida, y por consiguiente renunciar a la meta de conquistar a la naturaleza, someterla, explotarla, violarla, destruirla, y en vez de esto tratar de comprender y cooperar con la naturaleza.

-Gozar de una libertad no arbitraria, sino que ofrezca la posibilidad de ser uno mismo, y no un atado de ambiciones, sino una estructura delicadamente equilibrada que en todo momento se enfrenta a la alternativa de desarrollarse o decaer, vivir o morir.

-Saber que el mal y la destrucción son consecuencias necesarias de no desarrollarse.

-Ser feliz en el proceso de vivir cada día más, sin importar el avance que el destino nos permita realizar, porque vivir tan plenamente como se pueda resulta tan satisfactorio que es difícil preocuparse por lo que uno logra o no."

[Plutôt la vie: La résistance]

virgi dijo...

Lo había leído hace mucho tiempo y ahora, al leer estas palabras, en verdad que me emociono. Es que Camus era mucho Camus.
Y el respeto que le tenía a su maestro...¡ah, qué hombre interesante!
Un abrazo, querida Marichuy.

Cuentos Bajo Pedido ¿Y tu nieve de qué la quieres? dijo...

Pues ya con que no se fescuajaringue ya es bastante reto