escribir

Escribir: tratar de retener algo meticulosamente, de conseguir que algo sobreviva; arrancar unas migajas precisas al vacío que se excava continuamente, dejar en alguna parte un surco, un rastro, una marca o algunos signos.[Georges Perec]

julio 17, 2013

un mundo nos vigila...

confidencialidad à la rusa

No sé a ustedes, pero a mí eso del espionaje —cualquiera, pero en especial el estadounidense me produce una mezcla de risa, impotencia y pena ajena. Risa porque de plano está de risa loca que el gobierno del país más poderoso del mundo (¿lo sigue siendo?) espíe, por ejemplo, a México con tan pobres resultados. Digo, uno esperaría que con tanto equipo, tiempo y dinero invertidos, los gringos ya habrían aprehendido al Chapo Guzmán. Eso como mínimo. De risa también, pensar que los gringos destinen infraestructura tan sofisticada y costosa para espiar a un ciudadano mexicano o español o argentino del montón, es decir a alguien sin nexos con el crimen. No sé qué resulta más irrisorio: que un ciudadano común crea que Washington lo espía… o que de veras los gringos ocupen el dinero de sus contribuyentes en espiar a cualquier ciudadano que tenga Gmail, Twitter, un Blog o página de Facebook.

Impotencia porque sin importar que el espionaje gubernamental sea una práctica común y vieja conocida nuestra, no deja de ser indignante su existentica y, sobre todo, saber que como ciudadanos de países periféricos estamos inermes ante ella. Impotencia porque sabemos que so pretexto de la «seguridad nacional» nuestros gobernantes se someten a las órdenes de Washington sin el menor pudor ni respeto, ya no se diga a la soberanía nacional sino a la mera dignidad. Como si a estas alturas el gobierno de Estados Unidos tuviera autoridad moral para andarle diciendo a otros qué hacer y qué no. Impotencia porque la sola idea de no tener privacidad es suficiente para indignarse y saberse impotente en un mundo altamente interconectado.

Pena ajena porque la actitud arrogante y cínica de Barak Obama no deja de ser triste. De pena ajena verlo asumir, ufano, el espionaje a sus conciudadanos y «socios» europeos, y no sólo europeos, «porque la seguridad de los estadounidenses vale eso y más». Pena ajena ver al hombre que hace cinco años concitó tanta esperanza y expectativas —muy desproporcionadas, como en su momento dijimos algunos aguafiestas—, comportarse al mejor estilo de Bush o McCarthy: lanzar una persecución mundial contra un conciudadano cuyo pecado fue decir lo que todos sabíamos: que Estados Unidos no tiene amigos sino intereses y que si no espía a su propia madre es porque no tiene. Sin más, un viaje a los tiempos de la Guerra Fría, sólo que en vez de cuidarse de los servicios de inteligencia de la totalitaria Unión Soviética, ahora habrá que temer a las acciones de los servicios de inteligencia del paladín de la democracia… Estados Unidos. Bien decía un periódico mexicano acerca del Affaire Snowden: Obama sufre, mientras Putin goza y el resto del mundo nomás miramos.

Y no deja de ser una triste ironía que después de tanto avance tecnológico e informático, hayamos llegado a un punto en el que se considere que la única forma de mantener una relativa privacidad es volviendo a la comunicación epistolar [ya sea con cartas escritas a mano o en su defecto en máquinas de escribir mecánicas] y cara a cara, pues tal parece que el abuso de la vida 2.0 nos ha pasado la factura... Hace unos días Javier Marías decía que si nuestros gobiernos han decido darnos trato de delincuentes, al violar nuestro derecho a la privacidad, no quedará más remedio que actuar… como delincuentes. O para ser más precisos, como mafiosos sicilianos y comunicarnos como ellos, mediante papelitos llevados por un recadero: Para cualquier cosa que no queramos que nadie sepa, habrá que volver al siglo XIX. Por su parte, los servicios de inteligencia rusos han decidido reeditar un clásico: escribir documentos de seguridad en máquinas de escribir mecánicas. Bienvenidos al siglo XXI.

Y mientras, no nos quedará más consuelo que esperar una novela de John Le Carré basada en el Affaire Snowden y luego, por supuesto, la película correspondiente [de preferencia dirigida por el sueco Tomas Alfredson. ]

I Spy... like Obama


***

14 comentarios:

Darío dijo...

Menos mal que Marías dijo eso, porque amén de amar su literatura (la más hermosa de estos tiempos, para mí) sus expresiones políticas venían desilusionándome (debe ser el prejuicio de que escriba en El País).
Pero esa es una gran conclusión. Lo terrible de pensar que podemos todos convertirnos en "sospechosos", justamente, precisamente, para aquellos que deberían llamarse a silencio por las atrocidades que cometieron en el mundo en las últimas décadas.
Lo terrible de los países que "acatan" silenciosamente los dictados de EE UU. Lo ficcional de imaginarnos encerrados tras fronteras, con energúmenos yankees esperándonos del "otro lado" para llevarnos a sus "democráticos estrados".
Quién es Obama? Qué es el "socialismo" francés? Qué trama kafkiana vuelve (o nunca dejó) a enroscar de esta manera al mundo?
Llorar o reír?
Un abrazo.

marichuy dijo...

Darío

Es terrible. Y de veras que uno no sabe si reí o llorar ante la sola posibilidad de “ser espiado”. En México también tenemos nuestro Centro de Espionaje, por cierto.

Fíjate que yo no soy taaan fan de Marías (no he leído Los Enamoramientos, quizá esa sea la que me gane), pero sí acostumbro leerlo en El País (del cual ya nomás consulto la sección cultural porque su línea Editorial me crispa, empezando por las cosas que espeta Vargas Llosa) y normalmente me gustan sus colaboraciones, aunque políticamente no coincida con él.

En fin, sospechosos nosotros.... mientras los criminales viven tan tranquilos.

Un abrazo

Karol Arcique dijo...

No miento si digo que en algún momento eso me preocupó, ahora pienso que realmente preocupante será el día que lean lo que pienso...

Saludos Mary!

virgi dijo...

Ellos sí tienen el poder para hacer lo que les plazca: controlarnos, dominarnos, dictar normas...
Pero basta que alguien los denuncie para que se lleven las manos a la cabeza y después a la culata (una manera de hablar, estilo Far West).

Besitos, linda.

Angeek dijo...

I spy, en México la serie se llamó "Espías en conflicto". Bill Cosby y Robert Culp. En una de esas hasta reviven la serie, esta vez serían políticos y no tenistas.

Cuentos Bajo Pedido ¿Y tu nieve de qué la quieres? dijo...

Que lástima que no se permiten comentarios en la oración ;)

marichuy dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
marichuy dijo...

Cuentista.

Huy, qué pena; se los quité porque es una oración chiquita que recién descubrí y no quise olvidarla, pero no creí que alguien quisiera comentar. Disculpa, no fue por mamona.

Un abrazo

Cuentos Bajo Pedido ¿Y tu nieve de qué la quieres? dijo...

Ya sólo nos queda pensar porque hasta escribir en papelitos está sujeto a escrutinio y demanda de explicaciones que no teníamos ni cuando lo escribimos

Cuentos Bajo Pedido ¿Y tu nieve de qué la quieres? dijo...

Sobre los amores.... Será porque los descubriremos disminuidos?? Era mejor conservarlos como los recordábamos je

marichuy dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
marichuy dijo...

Cuentista

Yo creería que esta oración se debe a que nada más triste que descubrir, a destiempo, que dejamos ir un gran amor.

Un abrazo

Magda Díaz Morales dijo...

Qué bueno que te gustó el poema de Peri Rossi.

Te dejo saludos

marichuy dijo...

Magda

Me encantó, aunque es triste, creo,

Saludos y gracias por compartirlo.