escribir

Escribir: tratar de retener algo meticulosamente, de conseguir que algo sobreviva; arrancar unas migajas precisas al vacío que se excava continuamente, dejar en alguna parte un surco, un rastro, una marca o algunos signos.[Georges Perec]

junio 13, 2013

el paso del tiempo y los desasosiegos...

Hace rato estaba tecleando algo sobre las emociones y el envejecimiento. Nada trascendental, por supuesto, sólo una inquietud que me surgió tras una plática sobre los films que vimos recién llegados a la adultez, la forma en que más que verlos los sentimos en ese entonces y la forma en la que los veremos años después, cuando nuestras pasiones se hayan suavizado y nuestra forma de ver la vida haya cambiado… para bien y para mal. También me preguntaba si ese muy probable cambio en nuestra apreciación se debería al [mal] envejecimiento del film o al nuestro [y no me refiero al natural envejecimiento de nuestro cuerpo, sino al de nuestras emociones]. Decía Proust en alguna parte, o a él se atribuye esa reflexión desencantada, algo así como que la desgracia no es que nuestros sueños no se cumplan… sino que se realicen tardíamente, cuando ya hemos perdido el ardor que nos llevó a alimentarlos y hasta confundirlos con el sentido de nuestra vida. A esa sensación de pérdida me refiero, aunque tengo claro que las películas que amamos, el paso del tiempo sobre ellas y sobre nosotros, no tiene mucho que ver con eso que, dicen, decía Marcel Proust sobre los sueños…

En fin. El punto es que en esas divagaciones estaba, cuando me enteré que hoy se cumplen 125 años del nacimiento de Fernando Pessoa. Así que decidí dejar mi «reflexión» sobre el envejecimiento, las emociones y el cine para mejor ocasión y mejor compartir un fragmento del su Libro del Desasosiego:
[…] El mundo es de quien no siente. La condición esencial para ser un hombre práctico es la ausencia de sensibilidad. La cualidad principal en la práctica de la vida es aquella cualidad que conduce a la acción, esto es, la voluntad. Ahora bien, hay dos cosas que estorban a la acción –la sensibilidad y el pensamiento analítico, que no es, a fin de cuentas, otra cosa que el pensamiento con sensibilidad. Toda acción es, por naturaleza, la proyección de la personalidad sobre el mundo exterior, y como el mundo exterior está en buena y en su principal parte compuesto por seres humanos, se deduce que esa proyección de la personalidad consiste esencialmente en atravesarnos en el camino ajeno, en estorbar, herir o destrozar a los demás, según nuestra manera de actuar. Para actuar es necesario, por tanto, que no nos figuremos con facilidad las personalidades ajenas, sus penas y alegrías. Quien simpatiza, se detiene. El hombre de acción considera el mundo exterior como compuesto exclusivamente de materia inerte –inerte en sí misma, como una piedra sobre la que se pasa o a la que se aparta del camino; o inerte como un ser humano que, por no poder oponerle resistencia, tanto da que sea hombre o piedra, pues, como a la piedra, o se le apartó o se le pasó por encima. El máximo ejemplo de hombre práctico, por reunir la extrema concentración de la acción junto con su importancia extrema, es la del estratega. Toda la vida es guerra, y la batalla es, pues, la síntesis de la vida. Ahora bien, el estratega es un hombre que juega con vidas como el jugador de ajedrez juega con las piezas del juego. ¿Qué sería del estratega si pensara que cada lance de su juego lleva la noche a mil hogares y el dolor a tres mil corazones? ¿Qué sería del mundo si fuéramos humanos? Si el hombre sintiera de verdad, no habría civilización. El arte sirve de fuga hacia la sensibilidad que la acción tuvo que olvidar. […]
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—Fernando Pessoa, El Libro del Desasosiego 

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7 comentarios:

Darío dijo...

Esto si que me dejo tecleando. Es que los estrategas mueven el mundo? Es que sólo desde el arte la sensibilidad muestra sus tenues brillos? Es que, no se pude pasar por el cuerpo de alguien sin dejarle estragos de estratega?
Me hice bolas como El Chavo...
Un abrazo.

marichuy dijo...

Darío

Ya me hiciste dudar. Según yo, el lamento de Pessoa va contra la peor forma del pragmatismo. Es más, hasta vigente me parece su texto en el marco de la crisis europea. Y hasta me atreví a pensar que sí Pessoa viviera hoy día,, es muy probable que dijera casi lo mismo refiriéndose, por ejemplo, a los neoliberales y demás entes «pragmáticos» como Frau Merkel y la Directora de FMI.

Un abrazo

chilangoleon dijo...

hola=marichuy

Cuentos Bajo Pedido ¿Y tu nieve de qué la quieres? dijo...

Justo pensaba que el problema ambiental es más bien un problema social. En dónde somos incapaces de ver al otro ser humano, por lo tanto somos ciegos a la naturaleza. Es verdad para estar en el mundo en paz hay que ser insensible, porque estorba. Lástima o Ventura que somos admiradores de ese tipo de estorbos.
Gracias por la lectura que reconforta estás horas de vigilia.

Darío dijo...

Si, Marichuy, no tengo dudas de ello. "El mundo es de quien no siente...". Sólo... desasosiega, en tanto y en cuanto... lo seguirá siendo, de hecho lo es (Merkel), y el refugio seguirán siendo las películas y los libros...
Un abrazo.

virgi dijo...

Los lúcidos de siempre dejándonos sin hueco para pensar.
¡Ah, la sensibilidad...¿por dónde queda?


Besos, Marichuy

Hugo Benitez dijo...

Genial y actual el Pessoa. Abrazos