escribir

Escribir: tratar de retener algo meticulosamente, de conseguir que algo sobreviva; arrancar unas migajas precisas al vacío que se excava continuamente, dejar en alguna parte un surco, un rastro, una marca o algunos signos.[Georges Perec]

mayo 15, 2012

bon voyage, carlos...




La muerte espera al más valiente, al más rico, al más bello. Pero los iguala al más cobarde, al más pobre, al más feo, no en el simple hecho de morir, ni siquiera en la conciencia de la muerte, sino en la ignorancia de la muerte. Sabemos que un día vendrá, pero nunca sabemos lo que es. [Carlos Fuentes]
 

Leí a Carlos Fuentes por primera vez cuando tenía 15 años, Una familia lejana. Después vendría una especie de fanatismo por leer todo lo suyo. Uno de mis amigos más queridos me regaló La región más transparente. La recuerdo con gusto y tristeza a partes iguales. Gusto por la gran novela que es. Tristeza por la ciudad dibujada ahí que ya no volverá, pero sobre todo porque ese amigo ya no está más. Cuando veo el libro en mi casa lo recuerdo a él, rememoro lo que vivimos en esta ciudad cuando estábamos en la Facultad y compartíamos sueños desaforados, su muerte temprana e inesperada, absurda como casi todas las muertes inesperadas. Más tarde, un ex novio me regaló varios libros de Fuentes. Cada que peleábamos me regalaba un libro. Peleábamos tanto. De esos obsequios literarios recuerdo Terra Nostra, Agua Quemada, Gringo Viejo, la pesadísima Cristóbal Nonato y La muerte de Artemio Cruz. Tan prolífico Fuentes. Prolífico, diverso y disparejo. Cuando escuché la noticia de su muerte, vinieron a mi mente esos momentos de mi vida. En el plano literario, su muerte me trajo el recuerdo de una novela corta, y poco conocida, llamada Constancia, incluida en Constancia y otras novelas para vírgenes. Algo en Constancia, la melancolía, la lejanía, la búsqueda del origen, los recuerdos, no sé bien qué o si todo junto, hizo que esa breve historia me conmoviera mucho, me calara muy hondo. Hoy al recordarla me entró nostalgia. Para bien y para mal, con Fuentes se va un enorme trozo de la literatura mexicana del siglo XX. También, una época de la historia de este país. Para muchos, Fuentes no era tan buen escritor. No sé si era muy bueno o no lo era. Pero aunque no estoy calificada para ello, me atrevo a decir que lo que escribió hasta principios de los 90's del siglo pasado era estimable. No todo ni en igual medida, pero sí. Una cualidad tenía Fuentes más allá de la literatura: ser un intelectual —él sí— informado, lo que se dice un hombre de mundo, en el mejor sentido del término. Fue cercano al poder. Cometió errores en ese sentido, pero también tuvo aciertos. Hijo de diplomáticos, ejerció la diplomacia. La decadencia de la vida política mexicana puede medirse, entre otras cosas, por la estirpe de sus diplomáticos: después de Alfonso Reyes, Octavio Paz y Carlos Fuentes, hemos pasado a tener como embajadores a advenedizos que no saben ni de diplomacia, ni de historia de México… ni de nada. Algunos de los detractores de Fuentes lo criticaban [y odiaban] por cosas ajenas a la literatura: ser exitoso, guapo, haber tenido las mujeres más bellas, ser rico, chic. Radical chic le llamaban. Enrique Krauze lo llamó, a manera de insulto, Guerrillero Dandy —por su filiación izquierdista y su elegante forma de vestir. Un tiempo yo también le agarré tirria. Más a causa de sus opiniones políticas que por su declive literario, hacía mucho había dejado de leerlo, casi no conocí de sus últimas obras. Pero de pronto, hará cosa de dos o tres años, a medida que la violencia y la muerte iban volviéndosenos el pan nuestro de cada día en México, pareció resurgir su espíritu crítico y lúcido. Me volvió a gustar leerlo en sus tribunas de El País o en su columna semanal del diario Reforma. Tendría muchos defectos, pero como el hombre culto, informado y preparado que era, obviamente, detestaba la ignorancia de la clase política mexicana actual. Fue un ácido crítico del que muy posiblemente sea el próximo presidente de México. Sin ningún atenuante lo llamó ignorante e indigno de presidir el destino de México, más aún en el marco de la terrible situación por la que pasa el país. Quizá eso sea lo único bueno de su inesperada muerte: no le tocará ver como presidente del país al bebesaurio del viejo dinosaurio priista, del peor PRI, Enrique Peña Nieto.



Por alguna razón que ni yo misma sé explicarme, enterarme de su muerte me ha dejado triste. Tal vez porque Carlos está ligado a una etapa de mi vida. Una de las más felices, la universitaria. Quizá porque su muerte me recuerda al México que jamás volverá. No lo sé. Pero me sentí muy triste. Descansa en paz, Carlos Fuentes. Gracias por las cuatro o cinco grandes novelas que dejaste, por los muchos ensayos. Gracias por la lucidez hasta los últimos días de tu vida. Bon voyage!

***

12 comentarios:

Cuentos Bajo Pedido ¿Y tu nieve de qué la quieres? dijo...

Lo bueno de cuando se va un escritor es que nos deja sus libros al menos así no lo perdemos del todo ni para siempre.
Un abrazo, un placer leerte

Angeek dijo...

Marichuy, tu último párrafo retrata fielmente mi sentir. Se ha ido y parece que ya no hay nadie más...o aún no los veo.
Yo también lo descubrí a los quince.

Saludos

Darío dijo...

Sólo leí sus ensayos para la universidad. Hizo un trabajo demasiado importante en ese sentido. Pero lo ví y escuché en reportajes y me parecía un tipo sumamente lúcido. Pero siguiendo a Marichuy voy a abordar sus novelas. Sólo sabemos lo que tenemos cuando lo perdemos.
Un abrazo, querida.

Champy dijo...

Pues dices lo que sientes, lo que sentiste y lo te parece, y eso me parece muy bien.

Yo estoy hecho un revoltijo de sentimientos y de tristezas que no puedo ordenar...no encuentro el hilo.....amanecí según yo mejor, pero apenas encendí la radio en el coche y en primera plana de la Aristegui me regresó la tristeza.

Ayer yo me recriminaba y me confortaba al mismo tiempo...si, se fue él, pero Ixca aquí se queda...Artemio Cruz ésta por encima de todas las estupideces que hoy nos rigen y nos manipulan.... igual y no sirve de mucho, pero al menos me hace sentir que hubo algo más grande que todas nuestras tragedias, y eso, se llamaba Carlos Fuentes, y digo eso porque no era humano, era mas que humano.

Si, con todo lo bueno y lo malo que le sabíamos, culto y directo, guapo y carismático, fanfarrón y despiadado, acertado y desacertado, querido y odiado, admirado y respetado, y..... pero sobre todas las cosas, lúcido y siempre él.

Alguna amiga mutua muy querida me preguntó alguna vez...bueno, muchas veces me han preguntado porque Comala y Macondo y hasta Santa Teresa y nada de Fuentes.....los Universos paralelos, surreales y trágicos, fantasmagóricos y fantásticos, sangrientos y lustrosos....todo la magia que esos, mis pueblos, nuestros pueblos reúnen, se sintetiza en esa, su Región más transparente, esa ciudad caótica y fascinante que él tanto amo tanto defendió y tanto encumbro.... su memoria merece un mejor trato para ella.

De su obra se ha dicho ya todo y muy bien dicho.

Solo siento que hace falta releer un poquito Los años con Laura Díaz. la que yo siento su última Gran Obra.

2046

despeñadero dijo...

Gracias -como siempre Marie-
Se fue una de las pocas luces que seguía alumbrando caminos para muchos.

La sonrisa de Hiperion dijo...

Recuerdos unos cuentos que leí de niño... que ya me hicieron picar en el mundo de las letras...

Saludos y un abrazo.

virgi dijo...

Sólo leí hace años, "Aura" y me dejó un sabor agridulce, o al menos, es lo que recuerdo ahora.
Me gustaban sus escritos en la prensa, su porte elegante y atractivo y su calidad humana.
Un abrazo, querida Marichuy.

QUANTUM dijo...

[Farolito]

Cuando leí ‘Aura’ me estremecí por la capacidad de amar de una forma sobre humana. Quizá, inspirado en el bolero mexicano. Amaríamos a la persona amada incluso si fuera calva, careciera de nariz o le faltasen dientes. La belleza de amar al ser.

Creo en el instinto lector para dejarse llevar por el sendero de las letras que uno lee o impedirles el paso.

¿Consumimos libros o leemos libros como acción vital?

¿Para estar ante un gran escritor es necesario reconocerlo por haber ganado premios?

¿Leemos sólo para saciar nuestra necesidad de entretenimiento?

¡¿Qué es una revolución intelectual y cómo se inicia; cómo se nutre; cómo se vive?!

¡¿Somos flamas artificiales o somos capaces de dejar que la lumbre emane de nuestra naturaleza?!

¡¿Somos libres o somos esclavos?!

Lo que sigue son tres fragmentos de tres relatos de su primer libro de Carlos Fuentes, Los días enmascarados. Iniciando con un pesimismo que exhorta a la autocrítica y finalizando con una chispa de esperanza.

QUANTUM dijo...

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…[“¡Payasos! ¿Dónde creen que están? ¿Suponen que impunemente pueden sentirse pasteles de vainilla sobre esta montaña de tortillas agusanadas? No se atrevan a hablar todo el día de la lucidez, como si la inteligencia fuera contagiosa, en un país oscuro, dinamitado de nervios y confusión; huérfanos, apócrifos: ¿por qué discursean sobre el clima del espíritu, sobre la conciencia de lo humano? ¡Cuidado!, ya vienen los monstruos a comérselos, en la noche, a oscuras: poetas sin poesía, críticos sin crítica, bardos del anuncio en tres minutos. Palpen sus músculos debajo de esas pesadas sotanas de inmortalidad, lechosos, fláccidos, hombres de pasta, de espina dorsal prestada, ¡descastados de amabas orillas: el dios griego los rechaza, el azteca se los comerá, se los comerá!... Ustedes, hombres gordos, de nalgas sin simetría, ratas sobre la escalera sin fin, dispuestos a todo, militando contra nada, ¡sepan del fracaso!, de la redención en él, siéntanse el último de los excrementos torcidos que generan las culebras de esta tierra de monolito seco: respétenlo todo, o viólenlo todo: todo será yermo, se convertirá en gelatina para las costillas sin vida de México, armazón suntuoso de la carne muerta, oscura, pantanosa que va chupando palabras y quehaceres, ¡nuestro destino es el fracaso: fuimos hechos a su semejanza, laboramos sin tregua para consumarlo, en él está nuestra obra, meta y realización! Hombres de buena fe: no valen aquí la conciliación y la reverencia, salvo como una expresión más de lo que ha de fracasar, tuercas enanas en el monstruo de piedra labrada de un país inútil, impotente, bien mostrenco que sólo subsiste mientras las fuerzas del éxito ajeno quiera respetarlo… Disfraces de Galilea, disfraces de Keynes, disfraces de Comte, disfraces de Fath y de Marx: todos los trituraremos, todos quedarán desnudos, y no habrá más ropa que la piedra y escama verde, la de pluma sangrienta y ópalo de nervios…”]…
-POR BOCA DE LOS DIOSES-

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…“A] Prohibido luchar por la Trigolibia, puesto que ésta nunca ha existido y no se puede luchar por una quimera.
B] Prohibido vivir de acuerdo con la Trigolibia, puesto que ésta todavía no existe.
C] Prohibido dudar de la Trigolibia, puesto que ésta existirá, irremediablemente, mañana, y en cuanto la Trigolibificatura desaparezca, ya que cada día se hace más pequeña a fuerza de crecer.”…
-EN DEFENSA DE LA TRIGOLIBIA-

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(…)
Ahora, ahora un hongo azul con penachos de sombra me ahoga en el rumor de los cristales rotos…
Estoy sentado en una playa que antes —si recuerdo algo de geografía— no bañaba mar alguno. No hay más muebles en el universo que dos estrellas, las olas y arena. He tomado unas ramas secas; las froto durante mucho tiempo… ah, la primera chispa.
-EL QUE INVENTÓ LA PÓLVORA-

[El cielo de los escritores libres]

LUIS TORRES dijo...

Se fue un escritor extraordinario, obras cumbres en el Boom literario como "La muerte de Artemio Cruz" o "Terra Nostra" se va el cuerpo pero sigue sus obras. Buen motio para releerlas y repasar sus letras..

MauVenom dijo...

Pues sin que sea un favorito, a mí también me ha provocado tristeza su muerte

lo respeto, eso es seguro, no ha sido un cambia-vidas como otros escritores (no para mí, quiero decir) pero su obra y sus modos me parecían admirables

lamento que los escritores sólidos de este país se hayan ido y que nos dejen en una especie de nebulosa en la que no se define nada... todavía

y finalmente, su voz ácida y directa hubiera sido importante en este momento en el que mi país parece irse a... a...

-suspiro-

En fin.

Besos para ti. Extraño el tiempo para bloggear y me consuelo con el furtivo Twitter con el cual me he reconciliado.

Tessitore di Sogno dijo...

Qué curioso,
Justo hoy leía un artículo que escribió Tomas Eloy Martínez en el 2001 sobre la muerte del hijo de Carlos Fuentes,
en el blog de "Las tres y un cuarto" cuando me encontré con un comentario tuyo, Marichuy.
Qué iba saber, T.E.M., que unos años después también él moriría.
O como dice Hector Abad Faciolince: "De algún modo, ya estamos muertos"