Llevaba días sin dormir; el cansancio y las ojeras ya se le habían vuelto costumbre, parte de su apariencia diaria. Por más litros de infusión de 12 flores que bebiera, y no obstante que de tarde en tarde pudiera sentir que sus ojos se cerraban, llegada la hora de ir a la cama –diez de la noche- era cosa de poner su cabeza en la almohada para que el ansiado sueño se esfumase. Si en esos días se le hubiese aparecido Aladino con todo y lámpara mágica para concederle un solo deseo, sin dudarlo ella habría cambiado riquezas o docenas de amantes vigorosos, por una sola y larga noche de sueños. Pero Aladino nunca se le apareció, así que después dos semanas sin pegar ojo decidió que tendría que entretener sus desvelos en algo más que dar vueltas y vueltas en la cama. A la quinceava noche sin dormir fue al armario y sacó aquellas bolas de hilaza que permanecían refundidas en el último rincón desde hacía meses, tomó un gancho y se dispuso a tejer. En principio la pensó como mera terapia para acompañar sus noches en vela por lo que solo se dedicó a dar vueltas de cadenitas, la puntada más simple. Pero a medida que el tejido crecía y el sueño parecía algo lejano, ella se animaba más y empezaba a tejer con puntadas más elaboradas y hasta con pequeños diseños que iban brotando espontáneamente de su mente. Después de un primer cubrecama, más bien sencillo, empezó un mantel para una inexistente mesa de comedor de 12 sillas, al cual fue incorporando diseños un poquito más elaborados, surgidos en desorden al calor de la labor tejedora. Una semana más tarde, el enorme mantel estaba terminado, por lo que se decidió a confeccionar otro cubrecama pero en tamaño King-size... para cubrir una cama que tampoco tenía.
Tejía con ansiedad, precisión y un despliegue de creatividad que jamás creyó poseer; ella que pasaba de las labores de tejidos y corte y confección impartidas en la escuela secundaria. Pero ahora encontraba en esa actividad que antes consideró tan de mujeres sumisas una fuente de inspiración, un campo fértil para desarrollar su inventiva y dar rienda suelta a su desbocada imaginación. Tejía y tejía sin necesidad de destejer ni una sola vuelta y eso que ya ni siquiera miraba la labor para verificar que no hubiese errores. Noche tras noche, como si una fuerza extraña y con vida propia la impulsara, fue creando colchas, manteles, mantillas y un sinfín de labores cada vez más complejas y llenas de figuras que, de haber sido apreciadas por un experto en arte habrían semejado a los lienzos de Kandinsky, pero que juzgadas por su madre parecían producto de una mente extraviada. Pero para ella no eran ni lo uno ni lo otro, ahora -un año después- lo entendía: en los tejidos plasmaba los incontables sueños que su mente había ido elaborando y acumulando en compensación por todos los que no había tenido... por no poder dormir. ¡¡Un año sin dormir!! Ya no recordaba cómo era dormir ocho o siete horas de un tirón. Hacía meses que ya ni lo intentaba y hasta había cambiado la infusión de 12 flores por jarras de café bien fuerte.
Y de pronto una sensación empezó a apoderarse de ella, cada vez con más fuerza: ya eran tres noches en las que los ojos se le cerraban sobre el tejido. De sólo pensar que el insomnio terminara sintió un gran temor: la sola idea de noches enteras durmiendo en lugar de esas que ahora vivía y que tanto disfrutaba le parecía aterradora. Esas alucinantes jornadas nocturnas en las que gracias al insomnio descubrió imágenes, fuerzas y sensaciones hasta ahora desconocidas, se habían convertido en lo mejor de su existir. No, no quería que el insomnio la abandonara.
diciembre de 2008
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imagen: Anne-Julie Aubry Black Field Memories
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20 comentarios:
Creo que ya te he leído estas cosas, y son atormentadoras. Tu cabecita ha de ser un tormento. Me encanta tu Penélope insomníaca. Me pregunto si sos insomne.
Nos comen las contradicciones, no sólo el insomnio. Me has hecho sonreír, Marichuy. Me veía a mí misma en esa situación, a veces me despierto de madrugada y por más que lo intento no vuelvo a pegar ojo.
Besos...¡ay, que cabecita que tienes!
[Une chanson rare]
Somos:
"...locos, sólo locos,
sin Dios y sin Diablo..."
-Jaime Sabines-
[je suis une enfant]
Yo no sé tejer, tampoco sufro de insomnio, pero en la noche conversando con alguien, todos los días y noches, siento como si tejiéramos, al ihgual que la tejedora de tu historia, también lo disfruto harto.
Un beso, Marichuy
no se tejer mas que bufandas en sta. clara, por eso en las noches de insomnio leo, veo películas viejas,o cocino, para nada obsesivo
tu historia me gusta pues una vez te digo que el hombre se acostumbra a todo, me recuerda cierta peli, pero tu escrito no es pesado, abrazo Maricuy
y d epronto en el letargo leyendote tan bien acompañada de tus letras ... aparece una pagina de videntes!
y que me despierto!
Marichuy
Pareciera que me ausenté tan sólo unos días. La frescura de tus textos sigue tan viva como siempre.
Me alegro que sigas escribiendo.
Un abrazo amiga.
E
Para el insmnio un buen té de tila y ejercicio durante el dia!!! http://bit.ly/o3yqrA
Muchos han encontrado en los blogs, la tela de fondo para tejer sus sueños. Personas corrientes se descubren como verdaderos artistas, en este mundo virtual
Me ha gustado el relato
besos
Mis tres pecados capitales.
Hoy es lunes, un lunes soleado ¿Has sentido cómo el sol quema la piel cuando uno lo recibe?
Debo confesar que siento envidia. Pecado capital. Envidia de tus sábanas que pasan la noche con tu cuerpo semidesnudo. Siento envidia del agua que recorre tu piel en la ducha; envidia de la música que escuchas en tu habitación y es capaz, con su lengua, tocar tu oído.
Te como en mis pensamientos y sigo comiendo. Gula. Pecado capital.
Pecado capital: Lujuria. Si supieras cuántas veces utilizo el sinónimo de la palabra 'tomar', tomarte, te tomo.
Pêché D'envie
Mon amère chocolat.
Joven Cuervo
A veces soy desmadrugada. No propiamente insomne, sólo que duermo poco. Mi cabeza es un tormento, a veces, porque ùltimamente me duele a menudo.
Abrazo
Virgi
Imagino a quienes del insomnio han hecho una nueva forma de vida, como si vivieran una doble vida. Casi los envidio.
Un beso
Quantum
Pienso en para quienes el insomnio deviene tormento, vivirlo debe ser una forma de locura. Triste.
Pickpocket
Qué bonita imagen: platicar todas las noches como si tejieran una historia (o varias) a dos manos, más bien a cuatro.
Un beso
Abuela
Yo soy friolenta y floja: no imagino pasar mis noches de insomnio haciendo laboras variadas. Pero como bien dices... a todo se acostumbra uno.
Un abrazo.
Sonrisa de Hiperión
Gracias por la visita
Saludos y un abrazo
Enrique!
Qué gusto saber de ti, hace tanto que no tenía noticias tuyas.
Gracias por la vista
Un abrazo
Anónimo
Ja. Té de Tilo, gotas de Valeriana...
Fra Miquel
Creo que sí, más de uno habrá tejido sueños mientras esribí post.
Saludos y gracias por tu comentario
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