La luna y ella tenían su historia. Una muy larga. En su mente siempre la había visto como la eterna compañera de la soledad, cómplice de amores prohibidos, hadas, duendes y gnomos; hombres lobos y lobos que no son hombres pero que depredan lo mismo; idóneo telón de fondo, imaginario y real, de sucesos tocados por el velo del misterio. Ya no recordaba cuántas veces había sido su única acompañante, cuando alguna situación desafortunada la obligó a huir intempestivamente en medio de la noche. Incontables también las madrugadas en que bajo el influjo de su luz se dejó llevar por la pasión en brazos de desconocidos. Ella la seductora, dueña de una belleza letal, al decir de sus detractores; demasiado inteligente, fría y calculadora, apuntaban otros; una mujer licenciosa, peligrosa y enferma, según todos los demás.
Y aquí estaban de nuevo. La luna y ella. La trama parecía siempre la misma: la luna en todo lo alto y ella en una nueva huida. Y una vez más, el astro iluminaba y guiaba sus presurosos pasos, a cada tranco más débiles a causa del cansancio acumulado. No sabía con exactitud cuánto tiempo llevaba corriendo. Su única certeza era que sus piernas se acalambraban. A dicha sensación se aunaba el intenso frío de la madrugada calándole hasta lo más hondo. En circunstancias distintas, el escenario habría resultado ideal para otro tipo de escapada, una amorosa.... tantas en su haber. Ahora esas historias parecían tan lejanas y difusas, cubiertas por las brumas del tiempo impidiéndole ordenar con precisión rostros, hechos específicos, así como las sensaciones experimentadas en cada ocasión. A tal punto los recuerdos regresaban confusos, que no era capaz de distinguir sucesos reales de fantasías o pesadillas. En este momento la única sensación de que era consciente, amén del cansancio, era la del miedo. Sabía que ellos no tardarían en darle alcance, por más que los hubiera tomado por sorpresa, su ventaja no podría durarle mucho.
En medio de un silencio apenas matizado por su jadeante respirar y el suave fluir del río a la vera del camino, aguzaba el oído intentando adivinar, antes que escuchar, el ruido que anunciara la cercanía de sus perseguidores. Pero por más que se concentraba no lograda distinguir nada y eso, lejos de calmarla, le infundía mayor temor. Los conocía bien y no dudaba que entre más tiempo tardaran en encontrarla, peor sería su reacción. Impulsada por ese temor pareció recobrar fuerzas y continúo corriendo abriéndose paso entre las brumas de la madrugada y las sombras del espeso bosque. Estaba exhausta, tenía los pies casi congelados, las piernas entumecidas y por más que corría y corría, sentía que no avanzaba nada, como si sus zancadas, cada vez más torpes, se enredaran con alguna hiedra, impidiéndole progresar en su carrera.
Y de pronto perdió contacto con el suelo y con el espacio que la rodeaba, presa de un desguanzamiento general, ya no tuvo control sobre sus movimientos, todo se volvió negro al mismo tiempo que un estremecimiento le recorría el cuerpo a manera de sudor frío. Eso fue lo último que sintió antes de sumirse en una espesa bruma más espesa que esas que enturbiaban su noche.
[…]
Muchas horas después, lejos de ese bosque espeso y tenebroso, volvió en sí mientras una mano tiraba de su hombro al tiempo que una voz femenina le apuraba:
--Señora, despierte... es hora de tomar su medicina. No tenga miedo, sólo voy a aflojarle un poco las ataduras que parecen estar cortándole la circulación sanguínea…
[…]
***
21 comentarios:
Marichuy, ¡qué historia más bien narrada! me has llegado a envolver en la bruma...
Me ha encantado!!!!!!!!
un abrazo muy fuerte mi querida amiga.
Rosa.-
El sexo no se come con cubiertos. Los buenos modales quedan a un lado. Tú de pie y yo arrodillado. A la altura de tu cuerpo en la que deseo estar.
[...tu parte de adelante...]
Cuadrado estoy Medea
invadido de nublados y tinieblas
empapado en la partida
de inciertos sentimientos
Dama con carne de nata
te tomo
hago mi jugada
que en su forma te condena
abrazándote al deseo
Interrumpo el tiempo a intervalos
para beber el beso de tu mano
la mirada de tus labios
y húmeda
tenderte sobre el tablero
transformarte en flor que estalla de pétalos
y entredormida
perfuma con un olor de abismo
sitiado por tus piernas
elixir del embeleso
mezcla de mi simiente espesa
con tu dulce miel de muerte
Cuadros soy
Medea
temo a la curva del olvido
y cada salto de tu velado cabello
sigue siendo la afilada sombra de mis versos
inundados
por la cascada de tu boca
verso negro
en todo movimiento te penetro
Medea
en cuadro estoy
invadido de nublados y tinieblas
empapado de inciertos sentimientos
Tengo el cuerpo tatuado con tu noche
-Adriana Tafoya-
[TOUCH ME]
Pienso que "ella", la seductora, equivocadamente quizá, me ha dado a pensar que es usted. Y lo he leído pensando de esa forma, y la luna en sus ojos...
la luna es culpable de que se le escriban tantas cosas ... canciones
versos... tragedias
...
la luna y octubre
que buena mancuerna
Querida Rosa
Muchas gracias por tus palabras y por tu abrazo. Recibe uno bien fuerte de vuelta.
PS Qué gusto saber de ti.
Quantum
Supongo que esas líneas que ha escrito forman parte de la canción que enlazó. Digo supongo, porque no la escuché y creo que no lo haré.
Saludos
Joven Cuervo
Pues mire usted, como no sea en la considerable dosis de locura de la protagonista de este relato, no creo que tengamos mucho en común. :)
Saludos
Jolie
Ni más ni menos: la locura tenía que ser femenina, como me decía alguna vez mi querida Aurore. A eso súmele la luna y octubre y ya tiene el platillo completo.
El otoño nos pertenece y une, cara.
Yo no sabía que el azul mañana
Es vago espectro del brumoso ayer;
Que agitado por soplos de centurias
El corazón anhela arder, arder.
-
Siento su influjo, y su latencia, y cuando
Quiere sus luminarias encender.
Pero la vida está llamando,
Y ya no es hora de aprender.
-
Yo no sabía que tu sol, ternura,
Da al cielo de los niños rosicler,
Y que, bajo el laurel, el héroe rudo
Algo de niño tiene que tener.
-
¡Oh, quién pudiera de niñez temblando,
A un alba de inocencia renacer!
Pero la vida está pasando,
Y ya no es hora de aprender.
-
Yo no sabía que la paz profunda
Del afecto, los lirios del placer, la magnolia
De luz de la energía,
Lleva en su blando seno la mujer.
-
Mi sien rendida en ese seno blando,
Un hombre de verdad pudiera ser... ¡
Pero la vida está acabando,
Y ya no es hora de aprender!
LAMENTACION DE OCTUBRE
PORFIRIO BARBA JACOB
Estupendas las cosas que nos dejas, un placer haber vuelto por tu casa.
Saludos y un abrazo.
me trasmitió pavor esa parte del terror del silencio...
pensé en esa periodistas el terror a que habrán sido sometidas, perdón Marichuy, pero no se por que el escrito me llevo a esa situación, es muy real.
te abrazo amiga
a veces asi me siento entre brumas
la mayoria de veces la luna
tiene la culpa...
abrazocálidoderetorno marichuy!
[...Mon amour, Madame Chocolat Amère...]
Marichuy...
Je voulais que tu saches que je suis passé te lire, et que ce n'est pas le manque de temps qui me fait publier un commentaire si court et sans essence, mais le fait que t'ai épuisé toutes celles que j'aurais voulu te dire en les utilisant dans ton texte, plein de poésie et finesse... Je trouve que chaque fois tu voles plus haut... Mais c'est plutôt ton esprit qui s'envole.
Trés beau...
Un poco más y no lo cuenta.
Besos, Marichuy, no he venido por causas familiares importantes.
chequen lo que habrá en la feria del libro http://bit.ly/pn2WKA
Sencillamente excepcional, me ha mantenido pendiente de inicio a fin.
Orales, tengo un cuento con un final parecido, pero para nada mejor logrado como el tuyo, aunuqe si me sorpende la coincidencia.
Algun día te lo mostrare.
Saludos
José Anónimo
hola
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