escribir

Escribir: tratar de retener algo meticulosamente, de conseguir que algo sobreviva; arrancar unas migajas precisas al vacío que se excava continuamente, dejar en alguna parte un surco, un rastro, una marca o algunos signos.[Georges Perec]

julio 26, 2010

devociones y confesiones


Escéptica y descreída de casi toda Fe, también tuve mis épocas de rezos. Bueno, en realidad yo no rezaba, únicamente trabajaba en un colegio religioso. Una experiencia fugaz pero intensa. En ese tiempo, a los 19, cursaba el tercer semestre de la carrera y por extrañas circunstancias terminé aceptando dar clases de Ciencias Sociales en una escuela de puras niñas y manejada por monjas. Mis niñas eran adolescentes de entre 12 y 16 años, alumnas de primero, segundo y tercero de secundaria. Todas niñas bien, o para decirlo con mayor propiedad, niñas muy ricas; no pocas provenientes de familias desintegradas. Y todas, sin importar el grado de integración de sus familias, tremendas. En especial las de tercero, cuyo comportamiento parecía moldeado por el cine de adolescentes (más cercano a Niñas mal que a Entre les murs; no tuve una alumna que me desafiara declamando pasajes enteros de La República de Platón, pero sí a varias que recitaban de memoria los tips de la revista Cosmopolitan). En plena edad de la punzada, aquellas niñas parecían habitar la isla de las mujeres solas. Veían un hombre, cualquiera que fuera, sin distingo de raza o condición social: desde el profesor de matemáticas, pasando por el prefecto, hasta llegar al jovencísimo ayudante del maestro albañil que en esa época trabajaba en la elevación de la barda del Colegio (al lado había una escuela sólo para varones), y con eso tenían. No hacía falta mucho más. Bastaba que el sujeto exudara algo de testosterona para que ellas enloquecieran. Su excesiva fijación no me habría llamado tanto la atención, de no ser porque con todo y tratarse de un colegio femenino y religioso, ninguna de ellas parecía privada del contacto masculino (la mayoría tenía novio y a no pocas, era él y no su madre quien pasaba a recogerlas a la salida de clases). Su curiosidad por los miembros del sexo opuesto parecía no tener límite; mientras yo, que no hacía mucho había tenido su edad, no recordaba haberme sentido ni comportado de tal forma… tal vez fui demasiado fresa.

De todas mis experiencias vividas con esas chicas, recuerdo en especial la acaecida un día en el que llegué antes de la hora indicada y las encontré casi desconocidas: sin su escándalo habitual, formadas en una larguísima y ordenada fila que circundaba el patio -el colegio no era muy grande-. Al ver mi asombro, una de las monjas me informó están esperando turno para confesarse (los viernes primero de mes era día de misa). Al escucharla, me sentí un poco mal por haberlas creído demasiado urgidas de hombre. Viéndolas ahí, formadas con expresión de devoción, casi ansiosas por confesar sus pecados -que seguro no iban más allá del pensamiento-, por poco y me dispongo a formarme detrás de ellas para confesarme yo también –pecado de mal pensamiento-. La Hermana, que seguía atenta las expresiones de mi rostro y el vaivén de mi mirada, me hizo una invitación de esas que difícilmente pueden rechazarse por más que uno quiera hacerlo: hija por qué no entras a misa con nosotros, nunca te lo hemos pedido porque no queremos que te sientas obligada, pero ya que estás aquí y todavía faltan casi dos horas para tu primera clase, deberías aprovechar y entrar, no imaginas qué bonita es la misa del padre Alejandro. Y acepté; un poco por pena, y no saber decir NO, y otro tanto a causa de un inusitado remordimiento… por haber sido tan estrecha de mente respecto del comportamiento de mis alumnas. Cuando las confesiones hubieron terminado, la Hermana Alicia (la monja que me había invitado) y yo entramos a la capilla y tomamos asiento en una de las últimas bancas, justo para tener el panorama completo y atestiguar la devota expresión de las chicas. La música del órgano subió de tono y luego bajó, hasta que finalmente apareció el Padre Alejandro, especie de párroco ambulante y confesor de las niñas. Y entonces lo supe. Entonces constaté, una vez más, que la más ingenua en ese colegio… era yo. Ante mí tenía el verdadero motivo de tan inexplicable -para mí- devoción y ansia de confesión: el Sacerdote no tendría más de treinta años y era, de lejos, el más bello ejemplar eclesiástico que yo había visto en mi vida. Estaba claro que mis devotas niñas no andaban nada perdidas, ni desperdiciaban el tiempo en esas largas filas. No Señor. Su devoción, si bien distaba de tener un motivo espiritual, era totalmente comprensible y en un descuido... contagiosa…


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51 comentarios:

La abuela frescotona dijo...

la contención de la vida en ámbitos religiosos, suele tener expresiones explosivas como la de tus niñas. nada es mas morboso que presumir de sexo y conquista en un lugar llamado al recogimiento, y abiertamente dedicado a la vida espiritual. no es igual presumir a un ser, "presumible", como un joven de su ámbito social, que tener el secreto colectivo de un desafío clerical. siempre lo prohibido, es atracción.
abrazos Marichuy

Alletta dijo...

Yo estudié en colegio religioso, no era de puras mujeres pero no importaba. Mientras más mocho el colegio más locas las viejas xD cof cof no todas... obvio xD

Saludos

Fhercho dijo...

ves, por eso es malo llegar tan temprano al trabajo.. :P

Champy dijo...

Ande Hereja"

Te vas a condenar!

Te medio platique de mi último boyfriend (o intento) verdad?

Te dije que era un mango?

Te dije que era ex-sacerdote?

No lo dejé por eso, lo dejé por muuuuchos motivos.

Pero era un mango y petacón de esos carnosotes bien ricos jugosos y nutritivos...No se, siempre fue un sueño, cuando lo tuve al alcance de la mano me dio mello.... cobrade que es uno.

Ay que rico....

2046

Tessitore di Sogno dijo...

...y fue entonces que de ese día y "ad infinitum", la profesora no faltó ni un solo día a su cita en el confesionario, en lo alto de la torre, en el lugar más oculto y propicio para la perdición. Fue ahí mismo donde tórridos y prohibidos relatos eran contados a fin de expiar tan recónditos pecados de pensamiento... jajajaja

Adorada, me has hecho reír y comenzar bien mi semana. Mil gracias. ¿Sabes que tu entrada me recordó al (deli) Roman Priest Calendar 2010? (calendarioromano.org). Al disfrutarlo, no dejo de sentir pena que ya soy demasiado mayorcito para los gustos clericales. Como decimos acá ¡ni modo!. Besos, adorada

emilio dijo...

Adolescentes... jajajja, dimelo a mí, tengo por aquí uno de 16, chico pero da igual...
Y las niñas todo el día tocando el timbre o subiendo a su habitación o en la piscina... jajajjaj. Cosas de la edad.
Da igual si son niñas bien o no, la adolescencia es para todos.
Tu hisoria muy buena... el guapo curita duró mucho por allí??? o tuvo que huir extresado de tanta niña.

Un abrazo amiga.

le cid dijo...

Marichuy...

Me pregunto si la escuela en cuestión no es una escuela "Salesiana" que conozco por haber hecho mis estudios en ella.
Me encanto esta divagación, pues me recordó tanto aquellos años de segregación sexual, que lo único que consiguen es excitar mas al animal que otra cosa. Por mi parte, el simple recuerdo de ser pensionario en el lado masculino de la escuela, me trae esas imágenes de adolescentes endiosados con los encantos de "Conchita" la secretaria de la direccion que digámoslo objetivamente, en una escala del uno al veinte era un cuatro, pero no te cuento la rebuldanga que su paso por los salones de clases dejaba tanto en los chicos como en los profesores. Bueno, que creo que hasta la profesora de geografía quien no estaba lejos de la jubilación y tenia, perdóname lo poco poético de la descripción, una silueta de perro parado, hasta ella tenia su fan-club!
Lo único positivo de estar en una de esas escuelas es que, fuera de ser manoseados por profesores pedófilos, castrados intelectualmente por sacerdotes frustrados y adoctrinados a creer en lo nunca visto, saliendo de ellas ves el mundo con hambre de experiencias y que tienes buena ortografía.
Un beso para ti y un saludo para el amigo Tessitore a quien pido, en una futura entrada de su blog que me de un paseo por las calles de Coyoacán.

Valeria dijo...

muy padre recuerdo, que curioso, coincidimos casi en todo, yo fui alumna de un colegio de monjas, pero era y es para ambos sexos, luego a los 20 me metía a dar la clase de arte al colegio ese donde estuve, que por cierto es un colegio fresa jaja, además de dar clases de arte, ayudaba en las clases de catecismo y los retiros, era toda una practicante, mas nunca creyente. Creo que salir de ahí fue lo que finalmente de desligo de la religion totalmente.


besos!

Pau Llanes dijo...

Ay, Marichuy... las nínfulas... Sí, esas mujercitas sobre las que escribe Nabokov en su prodigiosa "Lolita", una de las más fascinantes novelas de la historia de la Idem... Aunque quizá estaba confundido Nabokov y sus desesos desordenados... No sé... Ahora todo es tan complejo. De seguro hoy sería acusado de pederasta y se consumiría durante años en la más lúgubre cárcel violado un día sí y otro también por una muchedumbre de apestosos presos ávidos de sexo carcelario...

Ay, las nínfulas... ¿Qué hombre no ha fantaseado alguna vez con una nínfula? ¿Es eso pecado, enfermedad, desorden? ¿Fantasean las mujeres maduras con los jóvenes efebos? ¿Cómo se llamaría la fantasía de las jovencitas con los señores maduros, sacerdotes o no? Ummm... No pocas veces he sido depositario de confesiones (no sacramentales por supuesto) de tales fantasías... ¿Son pecado, enfermedad, desorden?... Ay, el deseo...

Bueno, mi Marichuy, te dejo un tip... un fragmento de "Lolita" de Nabokov:

"Tampoco es ella la niña frágil de una novela femenina. Lo que me enloquece es la naturaleza ambigua de esta nínfula –de cada nínfula, quizá–; esa mezcla que percibo en mi Lolita de tierna y soñadora puerilidad, con la especie de vulgaridad descarada que emana de las chatas caras bonitas en anuncios y revistas, el confuso rosado de las criadas adolescentes del viejo mundo (con su olor a sudor y margaritas estrujadas). Y todo ello mezclado, nuevamente, con la inmaculada, exquisita ternura que rezuma del almizcle y el barro, de la mugre y la muerte, oh Dios, oh Dios. Y lo más singular es que ella, esta Lolita, mi Lolita, ha indivi-dualizado mi antiguo deseo, de modo que por encima de todo está... Lolita"...

Vaya, otra vez la lluvia y la tormenta... Este Tláloc se está pasando... ¿no?

Nuevamente un rosario de besos para ti... un novenario por lo menos.

Pau

Jo dijo...

madre mia. Ahora mismo constato que siempre las generaciones de antes y las de ahora... siempre están por delante...

en palabra
obra
y omisiòn

:P

Anónimo dijo...

Desde mi punto de vista, unas chicas absolutamente normales. Con las hormonas a full, el comportamiento es el correcto. De la iglesia ni hablo porque me broto!

Besotes guapa!

marichuy dijo...

Querida Abuela

Entre más contención pretenda imponerse, mayores serán las ganas de romperla. Tal cual (y la Iglesia lo sabe).

Un abrazo

marichuy dijo...

Alletta

Debe ser una ley de la naturaleza: a mayor intento de represión, mayor la creatividad en pos del escape (y el mero desafío).

Saludos

marichuy dijo...

Fhercho

Y no se me quita esa manía (de ser más que puntual), jajá

marichuy dijo...

Champy

Bien sabes, ya sé que diré un lugar común, que mucho del atractivo que ejercen dichos ejemplares, radica en su condición de "Obscuros objetos del deseo… (prohibido)"; es la posibilidad de la comisión del pecado, el desafío a las leyes de Dios y de los Hombres (como dice la Abuela), lo que los vuelve tan apetecibles. Así que si tu hombre ya no estaba en funciones eclesiásticas, temo que había perdido buena parte de su sex appeal.

Y no, no me voy a condenar. Nunca hice fila para confesarme con Alejandrito, jeje.

Besitos

marichuy dijo...

Querido Tessitore

Qué más hubiera querido (jajá, que no me escuche algún prelado, que luego por eso pretenden excusar sus abusos diciendo que los ultrajados los alentaron con sus coqueteos... los 10 años). Nada más lejano; era una pequeña capilla al interior del Colegio, nada de torres secretas llenas de oscuridad y recovecos en donde vencer a la tentación cayendo de lleno en ella (¿te imaginas una torre como la del Scriptorium en “El Nombre de la Rosa”). Pero No, sniff. Ni siquiera me confesé alguna vez con el guapo Padrecito (en realidad jamás me he confesado -en una Iglesia-).

Gracias por encontrar divertido este relato

Un besote

marichuy dijo...

Emilio

Huy, ya me imagino y más allá que no son tan mochos como eran en ese Colegio.

Del guapísimo Sacerdote, no sé si habrá seguido de confesor de la niñas; yo sólo di clases un año (era "Miss Sustituta").

Un abrazo

marichuy dijo...

Le Cid

Lo colegios se ubicaban en el hermoso y antiguo pueblo de Tlalpan.

Se escucha duro, pero eso es: segregación sexual; la cual, mucho me temo, casi siempre produce el efecto contrario al buscado (“mantener alejada a la tentación”).

Eso dicen que las monjitas (y los curas) te enseñan de tal forma que… o sales del Colegio con bonita letra y buena ortografía… o sales del Coelgio.

Jeje, seguro… con los chicos de la escuela de al lado sucedía igual (no aseguraría que peor).

Un beso

marichuy dijo...

Val

No me lo hubiera imaginado. Mira que las coincidencias se dan más a menudo de lo que pensamos.

Por lo demás, casi creo que es una consecuencia normal: después de pasar tanto tiempo entre rezos, catecismos y retiros, uno termina por desear alejarse de todo eso.

Un beso

marichuy dijo...

Pau

Supongo que la mayoría de los hombres han fantaseado con ninfas como dices. Raro será el que no lo haya hecho. En cuanto a las reacciones que hoy provocaría la historia de Nabokov, pues ya nos lo imaginamos. Recuerda el lamentable suceso, en torno a la pretensión de llevar al cine la novela de García Márquez "Memoria de mis putas tristes". La cual, en todo caso, quizá no debía llevarse a la pantalla para evitarnos otro churrazo como el de "El amor en los tiempos del cólera" (o porque no es precisamente el mejor libro de GGM), pero nunca por censura, acusándola de instigar a la pederastia (de pena ajena estuvo ese episodio).

Un beso

marichuy dijo...

Jolie

Así es: las nuevas generaciones (antes y ahora), siempre van un paso adelante.

marichuy dijo...

Stanley

Claro que eran normales. A eso me refiero cuando digo que estaban "en plena edad de la punzada". Normales, aunque algo más alharaquientas de lo usual (en gran medida, como respuesta a las normas del Colegio).

Un beso

Champy dijo...

Yo hubiera pecado con él, y luego me iría a confesar con él para el recalentado! Que dicen, es el más sabroso!
Así es y así fue mi estimada.... sin la sotana no hay placer, y sí muchos pedos atorados debajo de ella.

Pero que rico...

2046

Anónimo dijo...

Jajaja es chistoso porque es cierto, mi hermano de muy jovencito tambien se dedico a la docencia con adolescentes como estos que mencionas. Era el profe de mate uuf la cantidad de cartitas que le dejaban las 1-.alumnas entre sus cosas era increible... Como es posible que yo no me haya atrevido ni a saludarlo fuera de clase!?
Y Mira que era biien guapo!.. Jaja

Ni modo a veces la timidez es mas grande

un beso nena

mario skan dijo...

Que niñas atrevidas y pícaras, igual el cura estaría usando sotana pero por otras razones, ja.
La hora de la confesión cuando iba a la primaria era con un cura pelado y con aliento a res podrida. De ahí al infierno creo.
Los puntos álgidos correspondían al momento que venían las chicas del colegio de monjas, si señor, la iglesia tomaba otro color y calides.
me gustó tu relato-
saludos

malbicho dijo...

pues nada como un santo pa pedirle un milagrito, no?

ayer blogger no me dejo poner este excelente comentario, tu crees? -je-, extrañe tu musiquita pero ya encontre tu playlist y te voy a robar la idea

;)

José dijo...

Me encantó tu relato, junta 10 de estos, desarrolla unos personajes, ponlos ha hacer algo pecaminoso en las torres o en los sotanos o en cualquier otro lugar misterioso; dales un final kafkiano y ya tienes una buena novela. jejeje. Lastima que no quieras escribir con esos fines

Aparte de eso me recordo el año que di clases de geografía en la UVM, tenía un sólo grupo y más o menos soportaba, las ínfulas de mis alumnos; pero un día falta la maestra titular de la matería y me pidieron de favor que atendiera todos los grupos que tenía (4) uff. De los peores días de mi vida, la desobediencia, la apatía, la indiferencia, la soberbía y demás linduras a flore de piel; en la gran mayoría de los escuincles.
Nada que ver con mis alumnos de matemáticas en el CCH, ahí si hasta cartitas y declaraciones de amor alcance.

Suzette Matadamas dijo...

Jajajaja
NO pues asi sì dan ganas de ser confesarse,ser devota y hasta catòlica, jajajajaja

Potter dijo...

Marichuy De mi alma y mi corazón

Y es que luego de haber expiado mis culpas por el abandono público, literario y amistoso al que te sometí, vengo a tu prestigioso blog con esa misma sensación de siempre (no estar a la altura con mi comentario), me encuentro con un post tan… gracioso (será acaso que no leía algo tuya tan fresco, sin perder tu esencia de hacer referencias literatas y cinéfilas tan acordes)… y es que el tema de las devociones religiosas tiene tela de donde cortar… y bastante!
Me encantó todo, el contexto, las referencias, tus niñas, el laico papasito y la profe cavilante e incapaz de negarse a sus remordimientos futuros.

Me encantas mi Diosa, como putas te tenia abandonada!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!?

marichuy dijo...

Champy

Bueno, es que tú no conoces la timidez ni esas minucias. Yo sí, qué quieres que haga, jajá

Besos sin pecar

marichuy dijo...

Sonis

Sipi, a veces la timidez es un gran, enorme, estorbo. Si lo sabré yo, jajá

Besitos

marichuy dijo...

Mario

El guapo Padre Alejandro parecía (seguro fingía) no notar las miradas derretidas de las niñas.

Mira que lo tuyo (la confesión) ya incluía el castigo, jeje.

Gracias y saludos

marichuy dijo...

Bichito

Eso era lo que les faltaba a mis niñas: un Santo a quien pedirle les hiciera el milagrito con el guapo padrecito.

Dejé la música opcional, porque hay algunos lectores a los que no les gusta abrir un blog y ser recibidos por los Cánticos de la Callas o de un roquero francés (y no faltarán aquellos a quienes sólo el reggaetón les plazca, jeje)

Hay muchos Web con musiquita gratis A mi me gusta deezer (es francés), pero si no te place, en mi otro blog tengo el de Singinbox

marichuy dijo...

José

Pooobre de ti Si a mis niñas sólo les faltaba lanzarle el can directamente al Guapo Sacerdote, las chicas del CCH, que debieron ser mucho más liberadas (y tú laico), no creo que se anduvieran con miramientos: me imagino en los aprietos que te pondrían (¿Serían aprietos?, jeje).

Saludos y gracias por pasar.

marichuy dijo...

Suzette

Seguro que tú si ibas, te confesabas y comulgabas… dos veces, jajá

marichuy dijo...

Querido Potter

Y eso que no conociste el Padre Alejandro en vivo y a todo color; seguro tú también hubieras hecho largas filas sin chistar y luego gustoso confesarle tus pecados y comulgar, jajá (tres veces).

Eso de expiar pecados es una cosa fuerte, digo yo.

Un beso

PS Tu mayor pecado, hijo mío, es el Abandono en que me has tenido todos estos meses (jajá, ya te dije que el drama a lo Libertad La Marque, se me da muy bien)

Anónimo dijo...

Gracias por visitarme, Marichuy!

BESOTES!

Darío dijo...

Adhiero al pecado, pero ruego que no nos digan como tenemos que vivir.

marichuy dijo...

Santaley

Besos para vos

marichuy dijo...

Pulgarcito

Tienes razón: nomás eso faltaba: que encima de vernos orillados a pecar (jajá), tuviéramos que aguantar que alguien nos dijera cómo debemos vivir.

Workaholica dijo...

Jajajaja

Claro!!! Me tocó conocer varios de esos "padrecitos" antojables... (Qué desperdicio... chale)

AJÁ!!! tú lo dijiste:

tal vez fui demasiado fresa

Lo sabía !!!

:P

Besos muy devotos

virgi dijo...

(estaba segura que ya te había comentado)

Nunca supe de ambientes de estudio religiosos, pero creo que a esas edades, cualquier bello ejemplar masculino, hace enloquecer a las adolescentes.
A mí, me gustaban (y me gustan) más los hombres con un cierto atractivo, que los de verdad guapos, pero recuerdo un par de amigas de la adolescencia que hacían mil equilibrios por ver a un tipo como el que cuentas, fuera cura o cualquier otra cosa.

Besitos, linda Marichuy

virgi dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Justo dijo...

Ay, qué deliciosa vivencia... y qué bien transmitida.

Pero si de los maestros de la mística sospechamos un ansia de carnalidad arrebatadora -los extremos se tocan- qué no será de estas chiquillas revolucionadas, jaja...

La última vez que fui a misa -después de años y años sin hacerlo- fue el verano pasado en Saint-Michel, no lo pude resistir, fuimos por puro afán de contemplación del boato religioso en una iglesia pequeñita muy especial, y por el placer de oírla oficiada en francés... eso sí, nosotros los más respetuosos, parecíamos un par de beatos.

Un abrazo, lo disfruté mucho

marichuy dijo...

Work's

Se me hace que tú eras como mis alumnas. Casi que así te veo: fresa y coqueta, jajá.

Besos

marichuy dijo...

Querida Virgi

Creo que Blogger sigue dando lata.

Pues sí, es cosa de la edad; aunque a veces, será porque la belleza es subjetiva, la adolescentes de hoy enloquecen por cada badulaque hollywoodense.

Pues a mí me gustan de los dos: guapos y no guapos en el sentido tradicional; pero también, los feos sexys (los únicos que no -salvo excepciones contadísimas- los muy bonitos, rubios y descoloridos).

Un beso

marichuy dijo...

Justo

Gracias.

"de los maestros de la mística sospechamos un ansia de carnalidad arrebatadora"

Yo diría que traspasamos la línea de la sospecha, jeje.

Tan imponente que se ve a lo lejos Saint-Michel. Casi puedo verte todo serio y formal escuchando la misa. Esa iglesia me atrae de manera especial: siempre la he fantaseado como escenario de un film (lástima que ya existe 'El nombre de la rosa'). Yo, con todo y mis descreimientos, siempre que viajo visito las iglesias, aunque raramente me quedo a la misa. En francés sólo he escuchado en Notre-Dame (y eso porque cuando entré la misa estaba a punto de empezar, todavía con el tañir de sus impactantes campanadas). Y otra vez, en una iglesita chiquita preciosa, en Tours, ahí porque no pude negarme: casi me llevaron a rastras.

Un beso

Ju dijo...

Jajaj Marichú me hiciste reir con este post! Lo cierto es que, afortunadamente, nunca he participado de instituciones religiosas así que no puedo opinar mucho del tema.

Lo que sí, pensando en curas, pasiones prohibidas y pecados gustosos, se me viene "Del amor y otros demonios", del querido Gabo.

y algún que otro pecado culposo..jajajaj

Saluditos soleados!

marichuy dijo...

Jules

Esta historia, real, es de lo más leve, casi color de rosa. Por eso la conté. Si viera que me sé otras muy duras.

De mis libros favoritos de Gabo (que no son muchos).

Me da gusto que esto le haya causado un poquito de gracia.

Abrazos bajo el cielo medio nublado

saqysay dijo...

En primer lugar me sorprendes, con eso de dar clases en un colegio de monjas. Jamás fui a esos colegios, siempre le dije a mi abuela que no me gustan. Tantas normas - disciplina que muchas veces eran injustificada. Ella tenía otra visión de las cosas, pero como yo soy terca, no le quedó más remedio que aceptar mi opinión.

Dicen que en estos lugares en donde solo se les permite ingresar niñas, sucede de todo. Me explico: está la más popular, esa chica que todos los chicos quieren - desean salir - estar con ella. La niña nerd y la nunca bien ponderada matea(aquella que posee las mejores notas). Eso dicen...

Ahora no me explico, como en un colegio en donde hay puras mujeres, tengan un cura -sacerdote tan guapo!!. Que divina tentación!!(Jajaaja). No, así, me haga religiosa enseguida, total entre pecado - pecador. Hay perdón igual...

Pese a su corta edad, estas chicas, tenían bien claro. Sus gustos, quién no?...Al tener tan divino ejemplar...Jajajaja!

Besos, cariños querida!!

marichuy dijo...

Saqysay

No eres la única. Yo fui la primera sorprendida, cuando me vi ahí dando clases a esas chicas y, sobre todo, en un Colegio religioso. Pero quería ganar mi propia plata, así que me aguanté. Y después de todo no fue una mala experiencia; al contrario… mira que hasta dio para contar esto del bello sacerdote.

Un beso