París Je T'aime, le film

París ha sido idealizada hasta el punto de la cursilería, siendo elegida como el escenario de idílicas y, las más de las veces, bobas historias: los niños vienen de París, los recién casados van de luna de miel a París. El cine no podía quedarse atrás, después de todo ahí surgió el primer cinematógrafo, el de los hermanos Lumière. Fue en los años 60’s cuando surge el primer film colectivo que retrataba a la Ciudad Luz, titulado Paris visto por…, en el cual participaron 6 cineastas franceses de primerísimo nivel: Chabrol, Godard, Rohmer, Pollet, Rouch y Douchet; ninguno de los cuales se distinguen por su sensiblería o complacencia simplona, el colectivo resultó irónico, crítico y muy alejado de la visión turística o romántica cursi. En los 80’s hubo una revisión de este colectivo parisino titulado Paris visto por… 20 años después…, el cual no conozco.

Y ahora, en 2006, se vuelve a retomar esa idea mediante el film París Je t’aime, en el cual participaron aproximadamente 21 réalisateurs oriundos de diversas latitudes, con muy desiguales estilos y alcances cinematográficos. El reto era difícil: montar en 2 horas 18 minicuentos referidos al amor, cada quien podía enfocarlo a su antojo, la única condición era que las historias se desarrollaran en sitios emblemáticos de París, en cada uno de los 18 arrondissements (las circunscripciones administrativas y territoriales en que se divide la capital francesa), con una duración no mayor de los 5, máximo 10 minutos. Fueron convocados personalidades como Gus Van Sant, los hermanos Joel y Ethan Coen, la catalana Isabel Coixet, el brasileño Walter Salles, nuestro paisano Alfonso Cuarón, el galo Olivier Assayez y un largo etc. Como era previsible, el resultado es muy disparejo, pues para empezar no todos los cineastas tiene habilidad para el cortometraje, cosa más difícil de lo que uno imaginaría; además, hay algunos para quienes las historias de amor no soy lo suyo; a mi por ejemplo me era difícil imaginar a West Craven haciendo una love history en Paris.

Con esos antecedentes tardé casi un mes (desde su estreno comercial aquí en la Ciudad de México) para animarle a verla, temiendo llevarme una gran decepción, cosa que casi ocurrió, aunque al final resultó más aceptable de lo que yo esperaba. De los 18 cuentitos, hay unos 9 que me parecieron buenos (4 sobresalientes), otros 6 más o menos y unos 3 francamente cursis (bueno, aclaro que yo soy medio acidita, entonces las historias de amor con mucho endulcorante, demasiado “lindas” o edificantes y con happy end, me producen una especie de “coma diabético”; seguramente a las personas normales no les parecerá igual).

A mi humilde entender las 4 historias sobresalientes son: Tuilleries de los hermanos Coen, una hilarante comedia sobre un despistado turista gringo, escenificada en la estación del metro que le da nombre al corto. Tour Eiffel del cineasta francés Sylvain Chomet (creador del estupendo film de animación les Las trillizas de Belleville, 2003), es un exquisito ejercicio de pantomima narrado en flashback por un atribulado párvulo hijo de un par de mimos que se conocieron durante su estadía en la cárcel; en verdad ingenioso y muy disfrutable. Porte de Choisy, obra colectiva de Christopher Doyle, Gabrielle Keng Peralta y Rain Kathy Li, es una especie de cuento surrealista en el que el cineasta Barbet Schroeder es un vendedor de productos de belleza que vive una mini-historia pseudoromántica con una irónica Madame Li. 14º distrito, del estadounidense Alexandre Payne, una agradable narración epistolar sobre las vicisitudes de una solitaria turista gringa; es el cuentito que cierra el colectivo.

Están pasables: Père-Lachaise, de Wes Craven, en donde una pareja, en su luna de miel, pasea por el emblemático cementerio pues la chica anhela visitar la tumba de Oscar Wilde, mientras el novio reniega de semejante idea del “romanticismo”. Quais de Seine, de la cineasta británica-hindú Gurinder Chadha, es la historia del tropiezo y aprendizaje romántico de un jovencito galo embelesado por una chica musulmana. Quartier Latin, de Fréderic Auburtin y Gérard Depardieu, donde una pareja ya mayor (Gena Rowlands y Ben Gazzara) negocia su divorcio. Faubourg Saint-Denis, del cineasta alemán Tom Tykwer (director de La princesa y el guerrero), en donde Natalie Portman es una actriz norteamericana con un novio francés (Melchior Beslon) ciego, que “ve” más que ella. Pigalle, de Richard La Gravenese, donde Fanny Ardant y Bob Hoskins escenifican una historia en el emblemático barrio de las prostis.

Tres historias más suponían buenas apuestas a las que, según yo, les faltó tiempo para alcanzar su pleno desarrollo: Le Marais de Gus Van Sant, una especie de historia de amor platónico homosexual que no cuajó, en la que aparece el joven y atractivo actor francés Gaspard Ulliel (el de Hannibal Rissing) intentando conectarse a un nivel más allá del meramente sexual, con un bello joven rubio [me imagino esta historia bajo la punzante ironía de François Ozon, quien además posee gran habilidad para el cortometraje; hubiera estado bien aderezar con un poco de acidez a este road picture parisino]. Quartier des enfants rouges, del galo Olivier Assayez, la historia se avizoraba interesante: el flechazo entre un motociclista parisino, un atractivo dealer, y una actriz gringa que durante la entrega de una ración de coca, se sienten atraídos. Quartier de la Madeleine, del italiano Vincenzo Natali, una especie de historia de amor gore entre un joven atarantado y una atractiva vampira; prometía, pero algo le faltó.

La de Alfonso Cuarón, Parc Monceau, no me gustó, pudo ser una interesante historia de equívocos y sorpresa incluida (para el espectador) pero no cuaja y desperdicia a dos buenos actores: el veterano Nick Nolte y la joven Ludivine Sagnier; no obstante Cuarón hace gala de su dominio de la cámara, pues su corto es el único filmado en una sola toma, el chilango otra vez maneja con categoría el plano secuencia, elemento distintivo de su estupenda Children of Men.

Concretando, sin ser la gran propuesta cinematográfica, mucho menos novedosa (salvo las excepciones mencionadas), como sea el esfuerzo vale la pena y en medio de la pobre cartelera comercial atascada de Blockbusters veraniegos, resulta una opción entretenida, la película se deja ver pues.

Este es el trailer internacional