escribir

Escribir: tratar de retener algo meticulosamente, de conseguir que algo sobreviva; arrancar unas migajas precisas al vacío que se excava continuamente, dejar en alguna parte un surco, un rastro, una marca o algunos signos.[Georges Perec]

abril 17, 2015

hace un año fue jueves santo…


Hace un año el 17 de abril cayó en jueves de semana santa, yo estaba en la Cineteca Nacional viendo la película de Hayao Miyazaki cuyo fotograma adorna esta entrada y mientras en la pantalla transcurrían los créditos finales, alguien muy querido me enviaba un sms avisándome de la muerte de Gabriel García Márquez. Confieso que contra todo pronóstico sentí feo. Más de lo que hubiera creído tratándose de un escritor que tal vez nunca fue el amor de mis amores, pero a quien debo algunos momentos de lectura memorables (con sus obras menos reputadas, dicho sea de paso; por ejemplo, debo ser de las poquísimas personas que amó su visión de Simón Bolívar —El General en su Laberinto— y que, por si fuera poco, en esa historia nada edificante del libertador atisbó muchos de los dramas que aún cargan nuestros países latinoamericanos). Quizá la tristeza que me invadió en ese momento fue provocada no sólo por saber que con su muerte se iba, ahora sí, una época de la literatura latinoamericana y, sobre todo, de mi vida como lectora. También debió influir la infinita tristeza que me provocó el film que recién terminaba de ver. Se levanta el viento es una película hermosa, por momentos muy romántica y naïf, pero muy triste. Una especie de elegía a los sueños que —dicen que dijo Proust— se realizan cuando ya hemos perdido la pasión que nos llevó a concebirlos y la ingenuidad que nos hizo confundirlos con el sentido de nuestra existencia.

Curioso relacionar a dos seres tan distantes, el japonés Hayao Miyazaki y el colombiano Gabriel García Márquez. No, curioso no. También los caminos de la melancolía y de la imaginación son insondables

***

2 comentarios:

Manuel dijo...

Recuerdo que es día (o por esos días), en plena primavera, cayó una enorme nevada en la carretera de Toluca- DF (Por eso no pude ir a ver la de Miyazaki), muchas personas quedaron atrapadas y no pude evitar recordar aquello de "aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo". Sobre todo para mí que soy de Centroamérica, una zona tropical, y nunca en mi vida había visto nevar. Ese es le recuerdo con el que me quedé de esa fecha.

Champy dijo...

Ambos (dos), cada uno a su manera nos han poblado de fantasia, nos han puesto a soñar, han creado un estilo, un mundo aparte. En estos días yo con gusto emigro a cualquiera de sus mundos.
Y dicen que por mi casa pasa un Gatobus amistoso y enorme al filo de la medianoche. Al tañer de la última campanada de la iglesia del pueblo. Estaré ahí con un paraguas por si llueve. Llevaré uno gigante por si acaso.

2046.